Llegamos a la federación la cual Robert preside, como uno de los hombres más acaudalados de la zona. Me presenta ante la vista de todos como su joven y flamante esposa, las miradas de los asistentes del lugar se ven envueltas en contradicciones, algunos optan por disimular como si nada. Me siento muy nerviosa y avergonzada sé que muchos de los presentes están murmurando lo que hizo mi madre, venderme al mejor postor.
Se nos acerca un importante empresario a saludarnos:
—Buenos días. Encantado señora—me expresa, yo solo lo saludo con una tímida sonrisa.
—Espérame en la recepción por favor—me demanda Robert.
Me aparto mientras ambos se disponen a conversar puedo distinguir en su mira como los dos me miran fijamente y en especial Robert su vanidad y prestancia se le nota a lo lejos. Como odio a ese desagraciado que malogro mi juventud y puso una gran barrera en mis enormes ganas de vivir. Aprieto mis manos y lucho contra el impulso de dejarlo en ridículo delante de todos. Pero por ahora destierro esa idea de mi cabeza.
Lo veo aproximarse a mí y me dice:
—Ya vámonos—me siseo.
En el coche le reclamo la manera como está llevando nuestra relación.
—Robert no estoy de acuerdo en la forma como actúas.
—No he pedido su opinión Diane. Tú seguirás haciendo lo que yo quiera y actuaras a mi manera, estamos—me lo expresa en un tono altivo.
—Tú crees que con tu dinero vas a manipular mi voluntad. Estas muy equivocado, me case contigo para evitar una desgracia familiar.
—Tus padres te vendieron Diane acéptalo. No les importas en especial la interesada de tu madre a quien debo pagar una mensualidad por tenerte de esposa. Así que no colmes mi paciencia por favor. El casarme contigo me ha salido muy costoso.
—Te odio Robert. No sabes cuánto, eres el sujeto más horrible que he conocido en mi vida.
Este hombre pusilánime aporrea mi espíritu y me desmoraliza por completo. No puedo evitar llorar de dolor, es inmune a mis lágrimas y a mi sufrimiento sigue conduciendo como si nada me estuviera pasando ¡Desgraciado Robert! Creo que su propósito es marchitarme poco a poco ¿Qué hecho de malo en la vida para recibir semejante castigo?
Me deja en la entrada de la hacienda y sigue en su auto a un lugar que desconozco. Me bajo y me dirijo a los cultivos al menos para sentir aire fresco y ver cómo trabajan los campesinos. Volteo y observo a una mujer que está ofreciendo agua a los trabajadores del campo y para mi sorpresa es Amy quien trabajo por muchos años en la finca de mis padres a quien quiero como una madre, me lleno un poco de alegría en medio de tanta tristeza.
—Hola mi niña Diane ¿Cómo me le va? —me saluda Amy y sin pensarlo busco consuelo en los brazos de mi segunda madre.
—Soy muy infeliz Amy—le digo inundada en llanto.
— ¿Cómo así mi niña? ¡Bendito sea Dios! —exclama Amy.
—Ya debes de saber que me obligaron a casarme con Robert. Mi vida se ha malogrado por completo.
— ¡Ave María! ¿El señor Robert te maltrata?
—No es un buen hombre Amy.
—Seguro la boda fue idea de la señora Elizabeth. Es muy ambiciosa con todo respeto te lo digo niña.
—No te excuses Amy. Tienes mucha razón mi madre es una mala madre y muy interesada.
—No sé qué decirte mi niña. Me duele tanto que estés así, tú eres como una hija para mi prácticamente te crie desde bebita.
— ¿Y dime que haces acá Amy?
—Ahora trabajo para el señor Robert niña. Soy la nueva ama de llaves, vine a traerles un poco de agua a los empleados. Ya no estarás más sola yo estaré aquí contigo no voy a permitir que nada malo te pase así me corran de esta finca.
—Te quiero mucho Amy—la abrazo y continúo llorando de dolor.
Sigo conversando con Amy y el tiempo se nos pasa de prisa. A los lejos vemos a Robert adentrarse en la hacienda en su enorme camioneta. Rápidamente Amy me deja y se va a continuar con sus labores, para mi desgracia me recibe con su malhumor. Qué suerte la mía.
— ¿Se puede saber qué haces acá afuera? Este no es lugar para la esposa del patrón—me apunto Robert.
—Estaba tomando un poco de aire ¿no puedo hacerlo?
—Entra tenemos que hablar. Tengo que comunicarte las reglas de esta casa para que las entiendas, no voy a soportar tus majaderías—me habla muy molesto.
Dentro de la sala, me lleva casi que a empujones hasta su despacho para poner sus puntos claros, este patán. Es un hombre muy vulgar y estúpido. Así como él tiene sus condiciones yo también expondré las mías para que mi actitud no le tome por sorpresa no me dejare de este sujeto. Si con esto conlleva nuevamente a ruina total de mi familia lo acepto.
—Tú crees que puedes estar paseándote por la hacienda como una cualquiera.
—Más respeto no soy ninguna cualquiera.
—Ah todas las mujeres son iguales. Desde ahora en adelante vas a seguir mi ordenes estamos claro.
—No quedó claro no seré tu prisionera. Ni lo sueñes Robert.
—Me importa poco lo que pienses y si te tengo que encerrar en la habitación lo hare. Solo saldrás conmigo de ahora en adelante soy tu única compañía Diane.
—Estás loco no puedes tenerme cautiva en esta casa y mucho menos alejarme de los demás.
—Sube vamos a la habitación. Quiero descansar con mi mujer.
Me invade el pánico y la incertidumbre, no voy a permitir que me toque nuevamente. No voy a ceder a sus pasiones. Si quiere guerra le daré la batalla, odio con todo mi ser a este desgraciado algo en mi corazón me decía que así sería mi destino al lado de este odioso sujeto tan parco y hostil.
Al llegar a la habitación cierra la puerta de un portazo, quita su chaqueta he intenta despojarme de mi ropa y lo impido totalmente.
—Ni se te ocurra tocarme de nuevo por qué no más grito Robert—se lo digo muy alterada.
—No seas imbécil nadie va a socorrerte ni siquiera tu nana Amy. Estás sola en el mundo solo me tienes a mí y tienes que hacer lo que yo diga si no me quieres hacerme enojar.
—Pues me importa un pito si te enojas. Tú jamás me tocara y tampoco pienso darte un hijo nunca.
Me lleno de ira y tomo un candelabro con mucha fuerza para golpearlo evitando así que se me acerque. Robert me mira con sus ojos cargados de una inminente ira, lanza su celular con mucha fuerza a la pared y sale enseguida de la habitación. Dejándome agitada llorando, salgo hasta la puerta para comprobar si me había dejado encerrada, pero no. Puedo ver como se interna en otra habitación muy cerca a la matrimonial.
En toda la noche no he pegado un ojo por temor a que Robert regrese y me obligue a estar con él. Ya ha amanecido estoy todavía en la cama despierta. Puedo sentir la puerta abrirse y es Robert. Entro nuevamente en pánico, musito que por lo visto la paz se alejó de mí definitivamente. Que agonía. —Diane—menciona mi nombre al pie de la cama. —Aléjate de mí—le advierto. —Quédate tranquila. No te obligare hacer nada que no quieras. El escuchar eso para mí es un alivio que no me forzara para ser suya. Sin embargo, sigo sin entender su vil comportamiento y ese oscuro brillo constante en su mirada. —Desde hoy voy a dormir en otra habitación y descuida que no te molestare. Solo le advierto algo tienes un mes para cambiar de parecer si en ese tiempo continuas renuente a acostarse conmigo nuevamente te dejare ir, pero eso si le quitare todos sus bienes a tu familia los que pacte con tu madre por nuestro matrimonio. Hasta luego Diane. Siento como un nudo ahoga mi estómago. Soportar un mes en
Escucho unos ruidos y me asomo percibo que viene del despacho de Robert para mi sorpresa se hallaba con Thamara, no logro entender lo que ocurre entre ellos. De seguro esa mujer es su amante con esa sacia sus instintos poco me importa lo que haga con su vida, pero necesito confirmar esa situación para que por fin me dé el divorcio y con el, mi libertad plena. Asimismo, lo acusaría de adulterio si fuese necesario. Salgo silenciosamente hasta el despacho para escuchar que se traen ese par, han dejado la puerta entre abierta. Para mi sorpresa veo como Robert besa apasionadamente a Thamara mis ojos se abrieron con un par de huevos fritos. Quería seguir indagando tenia mis sospechas que entre ellos hay algo más que una relación transitoria. Puedo notar cierta confabulación entre ambos. Se apartan y Robert se acerca a la puerta y enseguida corro para que no noten mi presencia. Bajo hasta la cocina para conversar con mi querida Amy. —Amy no sabes, acabo de ver a Robert y a Thamara besándos
Ya amaneció al menos hoy dormí muy bien sin presiones de que Robert se presentara de manera improvista en el cuarto. Hizo un acuerdo conmigo confío en que lo cumpla y sea un hombre de palabra. Entro a la ducha para darme un rico baño, elijo en el closet el más lindo de mis atuendos quiero verme presentable voy a bajar a desayunar en la mesa con ellos. Robert eso no me lo prohibió. Bajo y me siento en la mesa Robert muestra una cara de desconcierto ya que por lo general siempre lo dejo comiendo solo. —Buenos días—digo al sentarme. —Buenos días Diane—me dice Andrew con una gran sonrisa. Mientras que Robert nos mira desconfiando. Mi estado de animo a cambiado un poco de manera sustancial, puedo ver en Andrew una persona amena de agradable espíritu. —Al menos me hubiesen invitado a la boda—le dijo a Robert. —No tuvimos tiempo. —¿Cómo? —Todo ocurrió muy rápido. —Ya veo ¿Estas embarazada Diane? —No—exclamo mi negativa. —Ah bueno yo soy médico y estoy disponible para lo que sea. —
Me alegro al sentirme protegida por Andrew quiere evitar que siga con mi sufrimiento diario. Aparece como una señal del cielo, cómo un héroe para rescatarme de este dolor. Apoyo la cabeza en la ventana mirando el paisaje y veo a Robert llegar. Mira hasta la ventana y me mira profundamente y me aparto de inmediato del ventanal. En menos de unos minutos llega hasta mi habitación. —Buenas noches Diane. Mañana tenemos un compromiso con la esposa de uno de mis colegas terratenientes. Quiero que te pongas hermosa y uses tus mejores galas será en la tarde y mi hermano vendrá con nosotros. Hasta mañana—se va rápidamente esta vez no me grita como normalmente lo suele hacer. No quiero salir con él a exponerme con sus amigos no sé porque lo hace si ya nos vamos a separar que pretende con seguir exhibiéndome como su esposa. Voy hacerlo para no llevarle la contraria no se vaya arrepentir después y no me quiera dejar ir de su lado. Me alegro porque irá Andrew al menos no estaré sola con él. Solo
Honestamente no puedo creer lo que hice anoche perdí la razón le echo la culpa al encierro y a la frustración de seguir casada con Robert. Si Thamara es su amante qué más da que se aprovechen juntos, pero lo que no entiendo porque no se casó con ella e hizo toda esta patraña con mis padres para casarse conmigo. Puede ser como yo soy más joven que Thamara pensó que le daría hijos más pronto. Pero no pienso darle un hijo por nada del mundo tampoco eso va ocurrir ya tenemos días que no hacemos vida marital y con una sola vez deduzco en medio de mi inocencia que nadie se embaraza. Ya Amy ha traído mi vestido me arreglo y me pongo muy guapa mi madre me enseño arreglarme muy bien. Lo que no hizo muy bien fue su papel de madre y protegerme de los peligros de la vida y me vendió al mejor pujador. Pienso que si hubiese sido otro hombre diferente mi destino quizás habría sido otro, hasta peor con un hombre más viejo y hasta más asqueroso que Robert quien a pesar de todo es muy atractivo. Salg
En toda la noche no he podido dormir pensando en mi encuentro con Andrew, no sé cómo se las habrá ingeniado para que yo salga sin que se den cuenta, no quiero malos entendidos y mucho menos que alguno de los trabajadores le vaya con el chisme a Robert. Podría ser nefasto para mi situación, sin embargo, siento en lo más profundo de mi alma que después de esta conversación lograré entender muchas cosas y por lo tanto será muy positiva para mí. Toca Amy a mi habitación me parece raro que venga tan temprano: —Buenos días mi niña, tengo un recado del joven Andrew. Abajo te va esperar John para llevarte hasta los caudales del rio. —Gracias Amy ¿Pero John es de fiar? No quiero problemas con Robert. —Tranquila niña John es muy discreto, confía en él, no haría nada que te perjudique. Voy con plena confianza y si Amy me dice que es de fiar, efectivamente así es. Froto mi cabello y mi cuerpo para liberar un poco la tensión, me arreglo rápidamente para ir con Andrew. Me pregunto ¿A todas esta
Tres semanas después… Han pasado más de dos semanas y no sé nada del paradero de Andrew, no comprendo porque demora en venir por mí, me había dicho que solo serían un par de días, pero ya es demasiado. Mi ansiedad ha aumentado ya queda poco tiempo para que se culmine el plazo para dejar a Robert definitivamente. Me siento muy perturbada como de costumbre, pero con el sabor amargo de la ausencia de Andrew. Me levanto de la cama para ir abajo a tomar aire fresco, al pararme siento como se me nubla la mente, no presto atención y salgo, al abrir la puerta he quedado tendida en el suelo. Robert quien va de subida se percata que estoy desmayada y me levanta enseguida muy angustiado, pide ayuda a la servidumbre para que me auxilien, manda a llamar rápidamente al médico del pueblo para que compruebe mi estado de salud. Abro los ojos palidecida y con un poco de mareo, a mi lado estaba Robert y por el otro Amy con evidente signo de angustia junto con el doctor que me revisa. El doctor manifie
Después de la intrépida noticia de mi embarazo, a Robert no le cabe la emoción. A decido hacer una fiesta en la finca para darle la noticia a sus amigos y socios de la federación que preside. Esta celebración no me entusiasma en lo absoluto, no encuentro motivos para celebrar ya que sigo casada con él. Me paro en el balcón muy cerca al despacho de Robert y lo observo como organiza todo con los empleados. Levanta la mirada y se muestra contento. Salgo del balcón para irme de nuevo a mi habitación. Murmuro para mí que seguramente vendrá mi madre, no quisiera verla, pero al menos me reconforta que veré a mi padre llevo mucho tiempo sin verlo de cerca, solo se de él lo que me dice Robert, que están bien y que nos les hace falta nada. Bajo hasta la sala para clarear un poco mis pensamientos y no sumergirme en ellos. Robert me toma de la mano y me regala un lindo ramo de flores, me sorprendo porque nunca ha sido detallista conmigo, tomo las flores están frescas y huelen muy rico, así como