He decidido a última hora ir con Amy para visitar a mi padre, salir de esta casa sin Robert me llena de paz, respiro la suave brisa que se cuela por el auto, es tan gratificante y serena, que me jacto de ella enseguida. Amy me pregunta:—¿Ya le tienes nombres al bebé?—Si es niño quiero que se llame Paolo como mi abuelo y si es niña Robert me sugirió que le coloquemos Ángela como su madre. Aunque el nombre no me agrada.—Ángela es muy bonito. Lo importante a la final es que nazca sano y que crezca feliz.—Así es, Amy.Le pido a John que pare para comprar unas flores para regalárselas a mi padre.—¿Le llevarás flores a tu padre?—Si para que adorne su cuarto y le dé un poco de vida.—Están hermosas—musita Amy.Llegamos de inmediato al centro de rehabilitación donde estaba recluido mi padre y nos percatamos que el lugar es un completo caos, vemos a los empleados corriendo de un lugar a otro, a su vez una ambulancia parqueada fuera, sacan a una persona en una camilla envuelta entre sában
Después de haber enterrado a mi padre, presiento que me viene días amargos, llevaré la imagen de su recuerdo guardada en mi corazón. Mi madre nada que aparece, no tengo ni fuerzas para seguir lidiando con tanto dolor. Debo de seguir cuidando de mi bebé, Robert ha aprovechado mi malestar para huir de casa, seguramente para estar con su juguete nuevo. Ya quedó evidenciado como es él realmente.Por un momento me hizo dudar, hasta quise formar una familia junto con él y mi hijo, pero no es un buen ejemplo y para mí hijo ni para nadie.Llega mi amiga Jessica a la casa al enterarse de lo ocurrido:—Vine como pude tan pronto me enteré, lo siento tanto—me abraza y lloro enseguida.—Mi padre Jessica. Me siento muy sola.—Tienes a Robert y pronto a tu hijo—lloro desconsolada—Te conozco Diane, algo te ocurre.Cuando Jessica se dispone en indagar en mis tormentos, llega Robert a toda velocidad y se sorprende:—Jessica tu por aquí.—Hola Robert. Viene a ver a Diane tan pronto me entere de lo suced
—Por favor Ángela ven aquí. Paolo no corras—llamo a mis hijos.—Ya Jennifer puedes irte a casa—le dijo a la niñera.—Muy bien señora Diane, nos vemos mañana.—Adiós—me despido de ella.Me he quedado sola con mis hijos, tuve unos gemelos maravillosos y muy traviesos. Todo está perfectamente ordenado por la muchacha quien es muy eficiente y cuida muy bien de mis hijos mientras estudio. Llega Amy de trabajar muy cansada:—Hola mi niña, fue día largo en el mercado—Amy ahora tiene nuevo empleo trabajo, atiende su propia tienda de flores. Es una excelente florista.Yo por mi parte estudio y percibo una buena manutención por parte de Robert para los gastos de mis hijos, quien todavía se niega a darme el divorcio. Pero al menos me dejo ir con mis hijos, después que lo confronté no tuvo otra alternativa que dejarme en paz y disfrutar de la compañía de mis gemelos lejos de su presencia y de aquella nefasta hacienda que solo me trajo sufrimientos. Por lo pronto los dramas han cesado en mi vida.
Ya se han dormido mis niños, me dispongo a realizar unas tareas pendientes de la universidad, ya próximamente vienen los exámenes aprobatorios, para pasar al otro nivel. Muchos de mis compañeros conocen mi historia, algunos me admiran por la valentía que tuve en dejar a Robert otros simplemente me critican por qué según, para ellos debo de quedarme al cuidado de mis hijos y estar al lado de mi esposo. ¿Y olvidar mis aspiraciones personales? Jamás lo haría. Ya no, en este punto de mi vida, donde soy una mujer decidida y más audaz.Algunas de sus opiniones, simplemente no las comparto. Esta libertad y serenidad que estoy manifestando no la cambio por nada.En medio de mi agotamiento me he quedado dormida encima de los libros. Antes de irme a mi cama, paso a ver que todo esté bien con mis gemelos, quienes duermen plácidamente. Son tan adorables mis hijos.A la mañana siguiente dejo a mis hijos en la escuela, la niñera que me los cuida a medio tiempo pasará por ellos. Ni siquiera me dio t
Me voy rumbo a mi casa pensando en todo lo platicado con Andrew, hablamos tanto que hasta se me paso el tiempo. Me dijo tantas cosas, de su vida, de la carrera, de la vida. No hubo un tema de que no conversamos, nuestra platica resulto muy amena.Al llegar a la casa, estaba Robert con la niñera esperándome, quien me mira un poco nerviosa, la presencia de Robert la incómoda.—Ya te puedes ir Jennifer, disculpa la demora se me hizo tarde.—No te preocupes Diane, nos vemos mañana—se despide de mis niños con ternura y sale de mi apartamento.—¿Dónde andabas? —me pregunto Robert con suspicacia.—Me entretuve con unos amigos.—¿Se te olvida que estás casada y que tienes hijos?—Que tengo hijos no, de que soy casada si me quiero olvidar para siempre. Te recuerdo que sigo casada porque te niegas en darme el divorcio—lo miro con dureza, ya no me puede manipular a su antojo, lo que lo hace rabiar.—Jamás te daré el divorcio Diane, ni lo sueñes.—¿A qué vas venido?—¿No puedo ver a mis hijos?—C
Robert está conmigo, pasará esta noche en casa. La sensación que estoy experimentando en este momento, me lleva a un estado de frenesí tremendo. Los sentimientos a veces son muy volubles y nos aleja del raciocinio. No me imaginé volver a estar, en una situación como esta de nuevo, con el padre de mis hijos, al cual le había solicitado el divorcio hace casi tres años atrás.Volvemos a hacer el amor, ya exhaustos y sin aliento. Robert me sonrío lo miro con aspereza, porque ya hace tiempo que dejé de sentirme su esposa. Me besa en los labios con la intención de serenarme, me acuesta en su regazo, mientras yo recupero el aliento, por otro lado, las imágenes de nuestro encuentro se mueven en mi cabeza haciéndola estallar.—Diane por favor, hagamos una tregua por nuestros hijos.—No metas a mis hijos en esto. Ya mañana será otro día.—Sé que me equivocado mucho contigo, pero vamos, eres mi mujer. Me has demostrado que ahora te despierto pasión. Esta mujer nueva la quiero nuevamente conmigo.
Camino por el pasillo voy a buscar un libro que había olvidado, mientras que Mara espera por mí para irnos, cuando de pronto, Andrew me toma ligeramente por el brazo y me interna en el salón—¿Qué ocurre Andrew?—Te vi con mi hermano—enseguida pongo mis ojos en blanco y levanto una ceja.—Robert me trajo esta mañana.—¿Lo aceptaste de nuevo?—No, te recuerdo que es el padre de mis hijos.—Cómo olvidarlo. Te invito a comer.—No puedo, soy madre por si se te olvida.—¿Puedo ir a tu casa? Así veo a los niños—recuerdo las palabras de Robert y trato de evitarlo.—Tengo cosas que hacer, Andrew.—Tranquila será solo un momento. No te quitaré mucho tiempo.—Está bien. Le diré a Mara que se vaya con Brandon y me voy contigo a casa—Andrew sonríe emocionado.Subo a su auto, por lo que veo le está yendo muy bien, Andrew había renunciado a la fortuna familiar y le había vendido su parte a Robert, quien tenía el control absoluto de la hacienda y de la producción. Le pregunto en el camino para rompe
Después de mi falta de cordura, me tomo un respiro y voy por un vaso de agua, escucho abrir la puerta era Amy, mis hijos y mi nueva mejor amiga Mara, quien con la ausencia de Jessica se había convertido en mi paño de lágrimas. —Mami—gritan mis hijos al mismo tiempo y corren para abrazarme. Sigo muy nerviosa y distraída. —¿Diane te ocurre algo? ¿Viste un fantasma? —me pregunta Mara con incredulidad. —Me siento un poco sofocada. —Pero estamos en otoño. —Vengan niños vamos para que merienden algo—los invita Amy, dejándome sola con Mara, para que converse con ella. —En estos tres años, te aprendí a conocer muy bien Diane y sé que algo te pasa. —Y muy terrible—le advierto. Entramos a mi cuarto estaba algo desordenado por mi encuentro con Andrew. Aún sigo muy nerviosa por mi osadía, yo no suelo ser así. Pido perdón mentalmente por mi falta de juicio. —Tu cama está hecha un desastre y es raro porque tú no eres así—me mira aprensiva Mara. —Hay algo que tengo que contarte, sino voy a