James Maxwell
Londres, Inglaterra.
Horas después de su llegada
Edificio JBMX
― ¡Simplemente no puede sacarnos! ―grité enfurecido dejando caer un golpe sobre la mesa de roble de la sala de juntas. Todos estaban en sus lugares, yo presidiendo junto al abogado.
―Está todo bloqueado para pedir un amparo o más tiempo para desalojar, o evitar que los saquen del país. ―Caminé por la sala de juntas pensando en cómo detener lo que estaba pasando, todos los contratos de próximos proyectos habían sido cancelados por más de diez empresas de la ciudad y otros lugares de Inglaterra. Todos lucieron agotados y preocupados. Tocaron a la puerta.
―Adelante. ―dije en un tono cargado de molestia. Se asomó el asistente que había contratado, lució algo apena
Emily EvansMostré toda la tranquilidad que me quedaba en este día, asentí a la petición que estaba anunciando de que un doctorme revisara.―Le diré que entre. ―dijo arqueando una ceja.―Espera. Dame diez minutos, por favor. Voy despertando y necesito arreglarme, ¿Qué ya no puedo ni hacer eso en este día? ―asintió dudando, pensé que escucharía mis latidos frenéticos de mi corazón.―Diez minutos. ―salió dejándome a solas, estaba pensando a toda prisa que es lo que haría para salirme de esta.―Control,Emily, control. Tienes que pensar con lacabeza fría, piensa…―el miedo quería embargarme, pero me negué. Tocaron a la puerta haciendo que mi tensión creciera, mi corazón latió más rápido, incluso hasta mis manos se pus
Emily EvansEscuchar esas palabras fue un golpe en medio de mi estómago, sacándome por completo el aire, mis ojos estaban muy abiertos,ella suavizó de nuevo su mirada.―Pero…es imposible, me he cuidado, he tomado mis pastillas anticonceptivas, es imposible. ―me llevé una mano a mi vientre, ¿Cómo es que a mis recién veintiún años estoy embarazada? Es, es, es ilógico. Esto no estaba en mis planes, es imposible si me cuidé. ―Yo, yo tomé pastillas y…―estaba empezando a levantar la voz. ―… ¿Cómo es posible? ―tocaron a la puertahaciendo que me alertara, Dominick no debía saber que no era virgen y que estaba embarazada. Pasé saliva con dificultad, mi corazónse saldría de mi pecho, el escuchar esta noticia, cambiaba todos mis planes y tenía que protegernos.
Emily Evans―Si vuelves a gritar, daré la orden de que desaparezcan a James. ―temblé de miedo a sus palabras. ―Así que calladate quiero. ―él esperó a que respondiera, las lágrimas cayeron y asentí con miedo. Sentí como mi cuerpo tembló del pánico de lo que me fuese a hacer. Se inclinó para besar mi pecho desnudo, sentí asco, quería vomitarle encima, decirle lo hijo de puta que era, retiró la mano que aprisionaba mis muñecas por encima de mi cabeza sobre mi cama. Cerré los ojos, intenté pensar que era James, en que no podíaarriesgar que le pasara nada y más sabiendo que estaba embarazada de él, sus labios comenzaron a besar el otro pecho, no moví mis brazospara nada. Sentí sus labios contra los míos, pero me negué a corresponder el beso.― &
George EvansVi como la limusina se alejó para salir de la mansión, me llevé una mano a mi pecho al sentir de nuevoese dolor. Sentí como unas manos me tomaron del brazo para sostenerme de pi.― ¡Jefe! ―intenté controlarme, poner todo en su lugar antes de que pase algo más. ― ¿Está bien? ―Octavio preguntó preocupado.―Sí, solo cerciórate que nadie los siga hasta la pista privada. ―él asintió dejándome ahí de pie mirando hacia el camino por dónde se habían ido. Sonó mi celular y era Darwin. Tenía unahora para que todos se dieran cuentaque esta boda no se iba a realizar. Deslicé el botón para contestar.―Dime, Darwin. ―contesté en un tono serio, como el que solía usar con él.―Evans, ¿Ya salieron para la cated
Dominick Wembley―Es muy raro, Dom. ―dijo mi madre mientras acomodó la pajarita del traje, estábamos en uno de los cuartos privadosdel interior de la catedral. Mi padre caminó de un lado a otro, impaciente, ya quería terminar con todo este evento. ―Se cambió más de tres vestidos por qué no le quedaba ninguno.―Dice que de los nervios estuvo comiendo bastante. ¿Y qué tiene? ―repliqué.―Insisto que…―la interrumpí ya irritado.―La doctora ha confirmado que sigue siendo virgen. ―miré a mi madre por un momentoen señal de que se detuviera con sus comentarios. Luego hablé hacia a mipadre. ―Deja de caminar, me estás mareando, padre. ―lo miré por el reflejo del espejo, él se detuvo para verme.―La boda empieza en menos de quince minutos, ya quiero que la niñ
James Maxwell“—Regresa, James. —dijo Peter a mi espalda, no podía creer lo hermosa que lucía Emily en ese vestido de novia...erasimplemente perfecta. La prensa británica cubría el gran evento, estaba por entrar a la capilla donde la esperaba otro hombre y daría el "Sí, acepto"—Sé feliz, Emily, mi dulce y rebelde niña. —Dije eso último en una despedida para siempre antes de subir a la camioneta para ir al aeropuerto y salir del país."Me había quedado dormido por unos momentos, el cansanciome tenía agotado, estaba sentado en el sillón del lobby esperando al resto de equipo. Me pasé ambas manos
James MaxwellElla siguió viéndome y no decía nada. Mi corazón latió de manera frenética al ver que no era un sueño, que era ella.― ¿Q-Qué es lo que haces aquí? ¿T-Tu boda? ―Balbuceé como un tonto.―Cambio de planes. ―dijo con una sonrisa en sus labios, alcé mis cejas.―Es más que obvio que no se ha casado, James. ―dijo Peter en un tono de emoción.― ¿Cuándo es que vas a reaccionar e irás con ella? ¡No se ha casado con el hijo de puta aquel! ―dijo Miles sentándose de rodillas en el asiento y mirando haciaa<
Emily EvansEstaba temblando bajo su abrazo, sentí como su corazón latía a toda prisa debajo de aquel hombre, un hombreque me había robado sin más, el corazón, no me importaba la edad, ni las clases sociales, solo lo que importaba era nosotros.Tocaron a la puerta, nos separamos por un breve momento, él se enderezó y se aclaró la garganta, sus ojos aún estaban rojizos, levanté mis manos para acariciar sus mejillas y limpiar el camino de lágrimas que tenía.―Te amo, James. ―él cerró sus ojos saboreandocada palabra que salió de mi boca, al abrirlos, él se mostró conmovido, sus labios buscaron con desesperación losmíos, nos perdimos por un momento en ese beso, recordándonos el uno al otro que esto era real. Tocaron de nuevo, él se separó, sin