Bryson estaba parado afuera del estudio, mirando la calle mientras la gente pasaba. No pudo evitar recordar cómo Charlotte lo había engañado para que se desnudara por esta misma calle. Su rostro apuesto se sonrojó.

“¡Ja! ¡Espera! ¿Mi falta de sueño me ha hecho escuchar cosas? ¿Alguien dijo que le debía algo? Bryson, ¿tienes un tornillo suelto? ¿Por eso crees que te debo algo?”.

Charlotte estaba abrumada por la rabia. Ya no podía controlar el volante con una mano, por lo que tuvo que detener su coche a un costado de la calle.

Bryson, por otro lado, estaba perfectamente tranquilo al otro lado de la línea. Su rostro era cálido como el agua de un manantial.

“No olvides que te ayudé a cuidar de Igor cuando le disparaste en las manos y pies. Luego, después de que ese asesino lo mató en mi casa, te ayudé a limpiar todo después de que te fuiste. De lo contrario, ya te habrían llevado a la comisaría para interrogarte”.

Charlotte habría olvidado todo el incidente si Bryson no lo hubiera men