Justo cuando Charlotte estaba a punto de levantarse, recibió una llamada de Rufus. Ella respondió apresuradamente: “Rufus, estaba a punto de llamarte. ¡Eres detestable, ridículo e indignante!”.

“Tch, tch, tch…”.

Los ojos violetas de Rufus destellaron de manera hechizante al otro lado de la línea.

“Oh… ¿Por qué la princesa de los Simmons está tan enojada? ¿Has estado peleando con tu esposo?”.

“Tú…”.

Charlotte tembló por todas partes. Luego, curvó los labios con exasperación.

“Claro, chico malo. Te has salido con la tuya esta vez, pero hablemos de negocios. Has visto el Anillo de Sangre de Dragón, así que será mejor que me ayudes o de verdad lo destruiré”.

“¿Ah, en serio?”.

Rufus fumó una bocanada de humo de un cigarro mientras yacía en su bañera.

“Creo que solo estás tratando de asustarme porque el Anillo de Sangre de Dragón es lo único que tienes para amenazarme. Si lo destruyes, puedes olvidarte de pedirme ayuda para exponer a Lorraine. Entonces, tendrás que esperar una etern