“¿Quién está asustada? ¡Tú… tú eres la que debería estar asustada!”. Lorraine, que se levantó obstinadamente, ocultó el pánico en sus ojos de inmediato. “¡Solo espera, Charlotte Simmons!”.

Después de dejar atrás esa amenaza, Lorraine bajó rápidamente los escalones y corrió hacia el final del puente.

La niebla en el puente era tan densa que la figura de Lorraine desapareció en un abrir y cerrar de ojos.

Charlotte miró a Lorraine quien desapareció con aturdimiento, y un rastro de pérdida que se había escondido en el fondo de sus ojos emergió gradualmente.

De hecho, Charlotte realmente había pensado en hacer las paces con Lorraine. Había pensado en tratar bien a Lorraine si ella la reconocía como su hermana mayor.

Sin embargo, la crueldad y determinación de Lorraine habían cortado el sentimiento de hermandad restante que Charlotte sentía por ella. Todo lo que había hecho había obligado a Charlotte paso a paso a una situación en la que todo entre ellas ahora era irreconciliable.

“¿Có