Nos vemos más tarde. Andaba con un fuerte cuadro gripal, pero ya estoy de vuelta.
Estoy concentrado y disfrutando con placer de este delicioso momento. Todo mi cuerpo se tensa en el instante en que su culo se contrae y presiona mi polla al estrecharla con sus apretadas paredes. Lo sujeto de los hombros y comienzo a bombear con fuerza porque sé que está a punto de venirse. La resistencia que me ofrece su conducto, envía un latigazo de electricidad a lo largo de mi columna vertebral que repercute de manera inmediata sobre mi sexo, aumentando la hinchazón y su dureza, lo que dificulta mis estocadas debido a lo reducido del espacio. Llevo mi mano hasta su virilidad y comienzo a deslizarla desde la base hasta la punta, sin dejar de penetrarlo, lo que acelera el proceso de manera instantánea. Pocos segundos después, el orgasmo lo sorprende y, por mucho que intente resistirse a él, un gruñido tormentoso abandona su garganta, mientras las convulsiones hacen polvo todo su cuerpo. Los chorros de semen salpican su torso y su vientre, creando una obra de arte digna de exhibirs
Salgo furiosa y decepcionada de la casa de mi mejor amiga. No quería dejarla allí con ese hombre tan cerca de ella, pero su madre no está dispuesta a ver lo que nosotros sí podemos. ―Cálmate, cariño, te dije que no ibas a conseguir nada ―me dice Rob al subir al taxi que se mantuvo esperando por nosotros―. Hasta que su madre no acepte que ese tipo es un farsante y la peor basura de este planeta, no vas a poder hacer nada contra él. Bufo con pesar. ―Lo sé, Rob ―me acurruco entre sus brazos, pero no puedo rendirme o ese tipo le hará daño a Rachel. Me besa en la frente. ―No te preocupes, cariño, ya encontraré la manera de detenerlo. Inclino mi cabeza hacia atrás y, mirándolo a los ojos, lo beso en los labios. Sonrío, emocionada. ―Gracias, cariño, sé que vas a encontrar la manera de ayudar a mi amiga. Pocos minutos después, llegamos a mi casa. Abro a puerta e ingresamos al interior. ―¿Qué te parece si preparo algunos bocadillos para la cena? Estoy famélico ―me rodea con sus brazos
Saco la copia de las llaves y limpio mis lágrimas antes de salir de la habitación y reunirme de nuevo con él. Espero que no note lo conmocionada que me encuentro, no sabría qué explicarle si llega a preguntarme al respecto. Coloco la mano sobre el pomo de la puerta, pero antes de salir, inhalo un par de bocanadas de aire para calmarme y evitar que note mi nerviosismo. Cuando me siento lista y un poco más tranquila, abro la puerta y dibujo una sonrisa en mis labios antes de reunirme de nuevo con él. Cuando llego a la sala, lo encuentro parado frente a la ventana que da vista hacia la entrada principal, de espaldas a mí, y es en ese preciso instante que me doy cuenta, que perder a Rob, no es una opción, porque acabo de comprender que no solo estoy enamorada de él, sino que también lo amo con toda mi alma y mi corazón. ―Bien, Joseph, espero tener pronto información al respecto ―calla en el momento en que escucha la respuesta de su interlocutor―, por supuesto, tengo plena confianza en lo
―Es todo lo que necesito de ti, princesa ―nuestras bocas colisionan, desesperadas y anhelantes, en un beso que envuelve un sentimiento más profundo e intenso del que antes tenía, como si a partir de aquella confesión todo comenzara a encajar en su lugar de manera perfecta―, con eso es suficiente para que me conviertas en el hombre más afortunado y feliz de este maldito universo. Una vez que rompe el beso, limpia mis lágrimas y me observa con tanta intensidad, que pareciera que acabara de encontrar la piedra filosofal. »Te prometo que no te arrepentirás de haber tomado esta decisión, cariño ―me dice, henchido de la emoción―. A partir de este momento procuraré hacer realidad todos tus sueños e ilusiones y que, dedicaré cada segundo de mi vida, para hacerte la mujer más feliz de este planeta. En esta oportunidad soy yo la que se levanta sobre las puntas de sus pies y lo besa. ―¿Creo que es oportuno que cerremos este trato con un rapidito? Le digo falta de aliento. No transcurre ni un
Frustrado y resignando por la dirección que tomaron los recientes acontecimientos, no me queda otra opción que verla marchar y regresarme por el mismo camino por el que vine. ―Llévame al club, Jacob. Le ordeno de mala gana. Me paso las manos por la cara en señal de impotencia. ¿Cuándo antes malgasté mi tiempo persiguiendo a una mujer? ¡Joder! Debo estar perdiendo la cabeza. «¿Qué se siente ser rechazado por primera vez, Ludwig? Creo que no es tu cabeza, sino tu toque el que estás perdiendo» Maldigo por lo bajo. ¿Quién se ha creído que es para despreciarme de esta forma? Cualquier otra suplicaría por un poco de la atención que he estado desperdiciando en ella. Pero ya no más, hasta hoy tengo suficiente con esta tonta obsesión que me tiene como un perro cachondo detrás de la perra en celo. Me arranco la corbata de un tirón y la guardo en el bolsillo de mi chaqueta. «Así que ahora te rindes. Me niego a creerlo. No eres de lo que se da por vencido tan fácilmente, Lud, sobre todo si s
A la mañana siguiente ¿Quién podría creer que, a estas alturas de la vida, un hombre con mi experiencia tenga que recurrir a una masturbación de urgencia por segunda vez consecutiva en menos de cuarenta y ocho horas? ¡Es que ni yo mismo me lo creo! Deslizo la pantalla de la ducha con brusquedad y salgo de allí haciendo berrinches. Los chorros de agua se deslizan por mi piel y dejan un rastro de humedad a lo largo de mi recorrido. Tiro de la toalla que cuelga de la percha, la envuelvo alrededor de mis caderas y afianzo mis pisadas sobre el mármol con más fuerzas de la necesaria al dirigirme hacia el lavamanos. Ruedo los ojos y bufo con enojo. ¿Cuándo antes había actuado como un chiquillo malcriado? Maldigo por lo bajo y Despotrico contra el universo en más oportunidades de las que lo he hecho en toda mi vida. Doce putas horas estacionado frente a esa casa como si fuera un maldito acosador. «Si no te conociera, diría que estás haciendo una pataleta» Mando a volar el pensamiento de
Después de la visita de padre Graham y, de todo lo que sucedió posterior a su aparición, las cosas no marchaban muy bien entre mamá y yo. Nuestra relación siempre fue un poco tensa, pero no tenía ninguna queja sobre ella. Siempre fue una buena madre, a pesar de que no era muy proclive a demostrar sus sentimientos maternales. Sabía que, a su manera, me amaba. No era necesario que lo dijera con palabras, lo demostraba con hechos. No obstante, me dolía en el fondo de corazón que ella se negara a escucharme, que prefiriera creer en ese demonio vestido de cura, que en su propia hija. ―Lo siento, cariño ―indica mi padre con pesar―. No era este el propósito que había pensado de tu regalo de cumpleaños. Niego con la cabeza. Me acerco a él, rodeo su cuerpo con mis brazos y hundo mi cara sobre su pecho. ―Agradezco con todo mi corazón tu hermoso gesto, papi, pero realmente no lo necesito ―inclino la cabeza hacia atrás para mirarlo a los ojos―. El mejor obsequio de toda mi vida es esta familia,
Le doy una profunda calada a mi cigarrillo, mientras permanezco tendido en la cama después de haberme follado a la puta que saqué del bar. Fue una noche carnal y violentad, pero a la luz de la alborada, notar que la mujer junto a mí era una copia barata de Rachel, hizo que el enojo y la ira se apoderaran de mí. Giro mi cara y fijo la vista en el cuerpo inerte y frío de la prostituta. ―No debiste abrir la puta boca ―apago el cigarrillo hundiéndolo sobre la piel de su seno derecho y salgo de la cama―. Si hubieras sido inteligente te habrías dado cuenta de que no fue a ti a la que follé ―tiro de la alfombra y, la acomodo, de forma vertical a la cama―. Siempre fue ella ―aferro mis manos alrededor de cada tobillo y jalo de su cuerpo para dejarlo caer al suelo. La envuelvo con la alfombra y aseguro los extremos con cinta de embalaje―. Un hombre preparado vale por dos. Me pongo de pie y observo el bulto desde las alturas. Mi corazón late emocionado al recordar la expresión de su cara cuand