SINOPSIS
Carolina, creía tenerlo todo en la vida, un trabajo estable cómo fotógrafa profesional con su propio estudio, sus padres quienes la adoraban, un excelente mejor amigo y claro no podía faltar su flamante novio, el hijo de un político con quién estaba prometida en matrimonio, desde hacía ya 6 meses, que habían sido los más felices de su vida.
Cuando todo parecía ir bien, un buen día el mundo perfecto de Carolina se derrumba cuando asiste cómo fotógrafa profesional a la boda de una de sus mejores clientas, Mariela Solórzano, dónde ahí descubre y de la peor manera que el hombre con el que Mariela acaba de casarse es nada más y nada menos que Julio Mejía, su prometido desde hacía 6 meses, lo que destroza el corazón de Carolina por completo causando que ella caiga en una depresión, dónde siente que su vida ya no tiene sentido.
Sus hermanos para ayudarla, le ofrecen que vaya a pasar el invierno con su mejor amigo Sebastián a la casa de sus tíos en Madrid, C
Narra CarolinaEra un día normal en mi estudio fotográfico, estaba imprimiendo unas fotos que iba a entregar hoy por la tarde, cuando llegó a mi estudio una de mis mejores clientas y se podía considerar también ya por el tiempo que lleva contratándome, una gran amiga también, la señorita Mariela Solórzano.- Hola Caro – me dijo Mariela, haciéndome una señal para que le abriera la puerta.- Adelante Mariela, pasa – le dije abriéndole la puerta para que entrara a mi estudio.- Gracias Caro, tengo una gran emergencia y espero que puedas salvarme – me dijo Mariela desesperada.- Dime Mariela, ¿Qué pasa?, si puedo ayudarte sabes que lo haré con todo gusto.- Caro, es que me caso el sábado y el fotógrafo que contrataron mis padres, no podrá ir y eso para mí ha sido la mejor noticia, pues yo quiero que tú me hagas mis fotos de boda y mi sesión saliendo del templo, así como todo lo de la fiesta. Dime Caro, por favor que no estás ocupada el sábado.
Narra CarolinaEsa noche después de derrumbarme en la camioneta de tanto dolor contenido durante toda la boda de Mariela y Julio, Sebastián mi mejor amigo me acompañó a mi casa, pues no quería dejarme sola después de ese fatal suceso. Llegamos a mi casa y al ser sábado en la noche mis padres no estaban, andaban de fiesta al parecer, así que Sebastián se quedó conmigo consolándome y escuchándome llorar hasta quedarme dormida.Al día siguiente cuando me desperté, mis padres ya sabían lo sucedido, pues tan pronto llegó el periódico por la mañana, en la página de sociales estaba la boda del año, como portada de esa sección, yo me quería morir, no quería saber nada ni ver a nadie, pasé las siguientes dos semanas así hundida en depresión y sin pararme en el estudio fotográfico, no quería ni ver a Sebastián, pues a pesar de ser mi único apoyo la noche de la boda de Julio, él siempre me dijo dudar de él y de su amor por mí y cómo todo mejor amigo, su intuición no se equivocaba.
Narra CarolinaNo sé cuánto tiempo paso, hasta que Sebastián me despertó para decirme que ya habíamos llegado a Madrid y que hacía un rato que había aterrizado el avión, me levanté de mi asiento con un poco de vergüenza al ver que en efecto ya sólo quedábamos Sebastián y yo en el avión y otras dos personas, la sobrecargo nos guió a la salida y cuando bajamos del avión, nos dieron la bienvenida al Aeropuerto Adolfo Suarez Madrid- Barajas, era un lugar grande y se veía mucho movimiento de gente. Sebastián me tomó de la mano y pasamos por migración y por todos los protocolos, después fuimos a recoger las maletas a las bandas transportadoras y cuando ya lo teníamos todo, escuché que alguien gritaba el nombre de mi amigo, de inmediato Sebastián volteó hacia donde provenía la voz y descubrió, que era su amigo Víctor Manuel, quién lo estaba nombrando.- Sebastián, ¿A dónde vas? – le pregunté enojada mientras lo veía alejarse de mí y caminar en dirección de ese tipo.- Ahorita r
Narra CarolinaAl día siguiente por la mañana, desperté y me encontré acostada desnuda en un sillón desconocido y en un lugar que no recordaba, únicamente estaba cubierta por una sábana y para colmo tenía un terrible dolor de cabeza. Me levanté rápidamente del sillón y caminé envuelta en la sábana en busca de mi ropa, afortunadamente la encontré tirada en el piso de ese lugar y rápidamente me vestí, estaba buscando mi bolso cuando alguien abrió la puerta de entrada al lugar, era el amigo de Sebastián del cuál no recordaba el nombre, él me miraba con una cara de gusto y traía consigo dos vasos de café, lo peor de todo fue que antes de que yo pudiera decirle algo, él se dirigió a mí.- Hola buenos días Carolina, te dejé un momento sola pues fui a buscar unos cafés – me dijo el muy sonriente.- Perdona pero estoy un poco perdida, ¿Qué hacías conmigo aquí a solas y sin ropa? – le pregunté furiosa y confundida.- ¡Vaya!, está pasando lo que me imaginé, ¿No recuerdas nad
Narra Víctor ManuelEsa noche me fui con Yolanda al cine y sobra decir que aunque la pasamos de lo mejor, no podía sacar de mi mente a Carolina, ¿El motivo?, ni yo lo sé, sólo sé que la noche de anoche además de ser intensa, loca y rara, se le suma el adjetivo de inolvidable a la lista, Yolanda quién era de mis amigas más antiguas desde mis tiempos de escuela, de la nada, al salir del cine trajo lo que sucedió en la tarde a la plática.- Víctor Manuel, ¿Cuándo le rompiste el corazón a esa mujer? – me preguntó Yolanda.- ¿A qué mujer, te refieres? – le pregunté a Yolanda riéndome.- A la amiga de Sebastián a Carina – me respondió ella.- Carolina se llama y no le he roto nada, tuvimos un encuentro anoche, digámoslo así pero al parecer ella no lo ha tomado bien – le dije yo recordando lo que pasó ayer.- Fue de lo que me he dado cuenta, me miraba con ojos de pistola, ¿Qué les haces Víctor Manuel, para que caigan todas rendidas a tus pies? –me preguntó Yolanda m
Narra CarolinaEstaba furiosa discutiendo con Víctor Manuel, estaba harta de su insolencia y de su cinismo y ahora aparte de eso, me entero que además de todo me robó mi anillo de compromiso, eso era el colmo. El permanecía callado después de mi reclamo, pero yo no estaba conforme así que le seguí provocando.- ¡Contéstame, Víctor Manuel!, ¿Por qué te robaste mi anillo de compromiso? – le pregunté histérica.- Yo no me robé nada Carolina, sólo te lo ví puesto aquella noche y si tú lo perdiste cuando saliste de mi vivienda, no es mi problema, aprende a controlar tu manera de ser, de beber y aprende a cuidar tus cosas, hasta luego – me respondió él muy molesto bajando las escaleras de la casa.Yo permanecí en la planta alta y después un portazo me confirmó mis sospechas, Víctor Manuel se había ido sin haber esperado a que llegara Sebastián, el cuál después de un buen rato, apareció en la casa y lo primero que hizo, fue reclamarme ya que, seguramente ya a estas alt
Narra CarolinaYo me quedé mirando a Víctor Manuel, enojada a más no poder, no me parecía en absoluto que hubiera subido a mi recámara y entrado así, sin pedir permiso y todavía había tenido el descaro de exigirme que habláramos, lo que desató mi furia interna, haciéndome estallar en ese momento.- ¿Y quién te crees que tú, para venir a darme órdenes a mí? – le pregunté casi gritándole a Víctor Manuel.- Soy el hombre que te va a poner en tu lugar y déjame decirte que ya estuvo bueno de tus desplantes tontos y de esa forma absurda que tienes de ser – me dijo Víctor Manuel muy seguro.- Y si soy tan absurda, ¿Qué haces apareciendo en todos lados a dónde voy?, si por mi fuera, yo no te vería jamás, me caes mal, me irritas y te odio – sentencié furiosa.- ¿Me odias?, no lo demostraste la otra noche cuando estuvimos juntos, ahí parecía ser cómo si me amaras y me adoraras – me respondió él con cinismo.- ¿Yo amarte a ti?, por favor, no digas estupideces que
Narra Víctor ManuelMe sorprendió ver que Carolina casi se burlaba de mí en mi cara, a pesar de estar trabajando bajo mi mando en uno de mis estudios fotográficos, no podía con la insolencia de esa mujer, ni con su mal carácter, pero como ya lo había dicho, ella se ha convertido en todo un reto para mí y sería yo quien domaría ese carácter, todas las mujeres caían rendidas a mis pies y ella no iba a ser la excepción. Me ocupé en otros asuntos que me había encargado mi padre, ahí en el estudio fotográfico, cuando entró Heidy con un almuerzo para dos, porque obviamente iba a almorzar ella conmigo.- Hola Víctor Manuel, he traído tortilla española para almorzar, con vino tinto, ¿Quieres? – me preguntó Heidy en tono coqueto.- Claro Heidy y gracias, vamos a almorzar - le dije yo a Heidy con una sonrisa.Nos sentamos en una mesa que tenía yo en mi oficina, destinada a eso justamente, para comer mis alimentos ahí cuando no tenía tiempo de ir a casa a comer. Heidy