Narra Carolina
No sé cuánto tiempo paso, hasta que Sebastián me despertó para decirme que ya habíamos llegado a Madrid y que hacía un rato que había aterrizado el avión, me levanté de mi asiento con un poco de vergüenza al ver que en efecto ya sólo quedábamos Sebastián y yo en el avión y otras dos personas, la sobrecargo nos guió a la salida y cuando bajamos del avión, nos dieron la bienvenida al Aeropuerto Adolfo Suarez Madrid- Barajas, era un lugar grande y se veía mucho movimiento de gente. Sebastián me tomó de la mano y pasamos por migración y por todos los protocolos, después fuimos a recoger las maletas a las bandas transportadoras y cuando ya lo teníamos todo, escuché que alguien gritaba el nombre de mi amigo, de inmediato Sebastián volteó hacia donde provenía la voz y descubrió, que era su amigo Víctor Manuel, quién lo estaba nombrando.
- Sebastián, ¿A dónde vas? – le pregunté enojada mientras lo veía alejarse de mí y caminar en dirección de ese tipo.- Ahorita rNarra CarolinaAl día siguiente por la mañana, desperté y me encontré acostada desnuda en un sillón desconocido y en un lugar que no recordaba, únicamente estaba cubierta por una sábana y para colmo tenía un terrible dolor de cabeza. Me levanté rápidamente del sillón y caminé envuelta en la sábana en busca de mi ropa, afortunadamente la encontré tirada en el piso de ese lugar y rápidamente me vestí, estaba buscando mi bolso cuando alguien abrió la puerta de entrada al lugar, era el amigo de Sebastián del cuál no recordaba el nombre, él me miraba con una cara de gusto y traía consigo dos vasos de café, lo peor de todo fue que antes de que yo pudiera decirle algo, él se dirigió a mí.- Hola buenos días Carolina, te dejé un momento sola pues fui a buscar unos cafés – me dijo el muy sonriente.- Perdona pero estoy un poco perdida, ¿Qué hacías conmigo aquí a solas y sin ropa? – le pregunté furiosa y confundida.- ¡Vaya!, está pasando lo que me imaginé, ¿No recuerdas nad
Narra Víctor ManuelEsa noche me fui con Yolanda al cine y sobra decir que aunque la pasamos de lo mejor, no podía sacar de mi mente a Carolina, ¿El motivo?, ni yo lo sé, sólo sé que la noche de anoche además de ser intensa, loca y rara, se le suma el adjetivo de inolvidable a la lista, Yolanda quién era de mis amigas más antiguas desde mis tiempos de escuela, de la nada, al salir del cine trajo lo que sucedió en la tarde a la plática.- Víctor Manuel, ¿Cuándo le rompiste el corazón a esa mujer? – me preguntó Yolanda.- ¿A qué mujer, te refieres? – le pregunté a Yolanda riéndome.- A la amiga de Sebastián a Carina – me respondió ella.- Carolina se llama y no le he roto nada, tuvimos un encuentro anoche, digámoslo así pero al parecer ella no lo ha tomado bien – le dije yo recordando lo que pasó ayer.- Fue de lo que me he dado cuenta, me miraba con ojos de pistola, ¿Qué les haces Víctor Manuel, para que caigan todas rendidas a tus pies? –me preguntó Yolanda m
Narra CarolinaEstaba furiosa discutiendo con Víctor Manuel, estaba harta de su insolencia y de su cinismo y ahora aparte de eso, me entero que además de todo me robó mi anillo de compromiso, eso era el colmo. El permanecía callado después de mi reclamo, pero yo no estaba conforme así que le seguí provocando.- ¡Contéstame, Víctor Manuel!, ¿Por qué te robaste mi anillo de compromiso? – le pregunté histérica.- Yo no me robé nada Carolina, sólo te lo ví puesto aquella noche y si tú lo perdiste cuando saliste de mi vivienda, no es mi problema, aprende a controlar tu manera de ser, de beber y aprende a cuidar tus cosas, hasta luego – me respondió él muy molesto bajando las escaleras de la casa.Yo permanecí en la planta alta y después un portazo me confirmó mis sospechas, Víctor Manuel se había ido sin haber esperado a que llegara Sebastián, el cuál después de un buen rato, apareció en la casa y lo primero que hizo, fue reclamarme ya que, seguramente ya a estas alt
Narra CarolinaYo me quedé mirando a Víctor Manuel, enojada a más no poder, no me parecía en absoluto que hubiera subido a mi recámara y entrado así, sin pedir permiso y todavía había tenido el descaro de exigirme que habláramos, lo que desató mi furia interna, haciéndome estallar en ese momento.- ¿Y quién te crees que tú, para venir a darme órdenes a mí? – le pregunté casi gritándole a Víctor Manuel.- Soy el hombre que te va a poner en tu lugar y déjame decirte que ya estuvo bueno de tus desplantes tontos y de esa forma absurda que tienes de ser – me dijo Víctor Manuel muy seguro.- Y si soy tan absurda, ¿Qué haces apareciendo en todos lados a dónde voy?, si por mi fuera, yo no te vería jamás, me caes mal, me irritas y te odio – sentencié furiosa.- ¿Me odias?, no lo demostraste la otra noche cuando estuvimos juntos, ahí parecía ser cómo si me amaras y me adoraras – me respondió él con cinismo.- ¿Yo amarte a ti?, por favor, no digas estupideces que
Narra Víctor ManuelMe sorprendió ver que Carolina casi se burlaba de mí en mi cara, a pesar de estar trabajando bajo mi mando en uno de mis estudios fotográficos, no podía con la insolencia de esa mujer, ni con su mal carácter, pero como ya lo había dicho, ella se ha convertido en todo un reto para mí y sería yo quien domaría ese carácter, todas las mujeres caían rendidas a mis pies y ella no iba a ser la excepción. Me ocupé en otros asuntos que me había encargado mi padre, ahí en el estudio fotográfico, cuando entró Heidy con un almuerzo para dos, porque obviamente iba a almorzar ella conmigo.- Hola Víctor Manuel, he traído tortilla española para almorzar, con vino tinto, ¿Quieres? – me preguntó Heidy en tono coqueto.- Claro Heidy y gracias, vamos a almorzar - le dije yo a Heidy con una sonrisa.Nos sentamos en una mesa que tenía yo en mi oficina, destinada a eso justamente, para comer mis alimentos ahí cuando no tenía tiempo de ir a casa a comer. Heidy
Narra CarolinaTerminé de hacer mis cosas de trabajo en mi área y después, cuando ya había dejado todo en orden y debidamente acomodado para el día de mañana, me dirigí a la oficina de Víctor Manuel, para informarle que ya estaba lista y que podíamos salir al café. El al verme, de inmediato se puso de pie y caminó hacia mí, cerrando la puerta de su oficina tras él.Salimos al estacionamiento del estudio fotográfico, dónde él tenía estacionado su flamante auto, él cuál nunca lo había visto con detenimiento, pero era algo bastante ostentoso. Me abrió la puerta del copiloto para que subiera y después él se subió, ya estando al volante, condujo hacia un lugar bastante apartado, después se estacionó y bajamos del auto. Entramos a una librería-cafetería bastante acogedora, llamada Ruda Café, nos sentamos en una mesa que supongo, él había reservado con antelación, pues en cuanto llegamos una chica que ahí laboraba nos condujo hasta ese lugar. La carta estaba sobre la mesa y
Narra Víctor ManuelCuando entramos Carolina y yo a la casa de mi amigo Sebastián, ella de inmediato subió a su recámara, mientras que yo, me senté en el sillón viendo el estado fatal en que se encontraba mi amigo Sebastián.- ¿Cómo está el rey de la noche? – le pregunté a Sebastián en un tono algo de burla.- Mal, ya hasta tengo alucinaciones, ahorita aluciné que venías con Carolina, ya mi cabeza está loca de tanto alcohol que tomé – me respondió Sebastián divertido.- Es que no alucinaste, estaba con Carolina, no te imaginas lo que pasó – le dije yo, sin poder ocultar mi emoción.- ¿Qué pasó?, ya sé que se han vuelto a acostar o a liar, como dicen los españoles – me respondió Sebastián al tiempo que se estiraba en el sillón.- Me tienes en un pésimo concepto amigo, es en serio, fuimos a tomar un café como dos personas civilizadas, sé que suena loco, pero por fin hoy, pude conocerla un poco más, me encanta esa mujer – le dije a Sebastián provocando que
Narra CarolinaTuvimos una cena tranquila Sebastián, Víctor Manuel y yo, después de terminar de cenar, le ayudé a Víctor Manuel a recoger la cocina de la casa de los tíos de Sebastián y terminado eso, él se disponía a retirarse, se despidió de Sebastián y después yo lo acompañé a la puerta.- Muchas gracias por todo Víctor Manuel, por el vino, por la compañía y por la cena – le dije yo muy relajada.- No hay de que, Carolina y si algún día quieres ver más de Madrid o necesitas un guía o algo, no dudes en avisarme – me respondió Víctor Manuel, con su encantadora sonrisa.- Claro que sí, que tengas bonita noche y nos vemos mañana en el estudio – le dije yo mientras él se alejaba lentamente.Entré a la casa, pensando que Sebastián ya había subido a su recámara, pero como mejor amigo chismoso que era, estaba ahí en la sala esperándome.- ¿Qué me he perdido Caro? – me preguntó con esa sonrisa de cinismo, típica en él.- Nada, que no ha pasado nada hombre,