Narra Carolina
Yo me quedé mirando a Víctor Manuel, enojada a más no poder, no me parecía en absoluto que hubiera subido a mi recámara y entrado así, sin pedir permiso y todavía había tenido el descaro de exigirme que habláramos, lo que desató mi furia interna, haciéndome estallar en ese momento.
- ¿Y quién te crees que tú, para venir a darme órdenes a mí? – le pregunté casi gritándole a Víctor Manuel.
- Soy el hombre que te va a poner en tu lugar y déjame decirte que ya estuvo bueno de tus desplantes tontos y de esa forma absurda que tienes de ser – me dijo Víctor Manuel muy seguro.- Y si soy tan absurda, ¿Qué haces apareciendo en todos lados a dónde voy?, si por mi fuera, yo no te vería jamás, me caes mal, me irritas y te odio – sentencié furiosa.- ¿Me odias?, no lo demostraste la otra noche cuando estuvimos juntos, ahí parecía ser cómo si me amaras y me adoraras – me respondió él con cinismo.- ¿Yo amarte a ti?, por favor, no digas estupideces queNarra Víctor ManuelMe sorprendió ver que Carolina casi se burlaba de mí en mi cara, a pesar de estar trabajando bajo mi mando en uno de mis estudios fotográficos, no podía con la insolencia de esa mujer, ni con su mal carácter, pero como ya lo había dicho, ella se ha convertido en todo un reto para mí y sería yo quien domaría ese carácter, todas las mujeres caían rendidas a mis pies y ella no iba a ser la excepción. Me ocupé en otros asuntos que me había encargado mi padre, ahí en el estudio fotográfico, cuando entró Heidy con un almuerzo para dos, porque obviamente iba a almorzar ella conmigo.- Hola Víctor Manuel, he traído tortilla española para almorzar, con vino tinto, ¿Quieres? – me preguntó Heidy en tono coqueto.- Claro Heidy y gracias, vamos a almorzar - le dije yo a Heidy con una sonrisa.Nos sentamos en una mesa que tenía yo en mi oficina, destinada a eso justamente, para comer mis alimentos ahí cuando no tenía tiempo de ir a casa a comer. Heidy
Narra CarolinaTerminé de hacer mis cosas de trabajo en mi área y después, cuando ya había dejado todo en orden y debidamente acomodado para el día de mañana, me dirigí a la oficina de Víctor Manuel, para informarle que ya estaba lista y que podíamos salir al café. El al verme, de inmediato se puso de pie y caminó hacia mí, cerrando la puerta de su oficina tras él.Salimos al estacionamiento del estudio fotográfico, dónde él tenía estacionado su flamante auto, él cuál nunca lo había visto con detenimiento, pero era algo bastante ostentoso. Me abrió la puerta del copiloto para que subiera y después él se subió, ya estando al volante, condujo hacia un lugar bastante apartado, después se estacionó y bajamos del auto. Entramos a una librería-cafetería bastante acogedora, llamada Ruda Café, nos sentamos en una mesa que supongo, él había reservado con antelación, pues en cuanto llegamos una chica que ahí laboraba nos condujo hasta ese lugar. La carta estaba sobre la mesa y
Narra Víctor ManuelCuando entramos Carolina y yo a la casa de mi amigo Sebastián, ella de inmediato subió a su recámara, mientras que yo, me senté en el sillón viendo el estado fatal en que se encontraba mi amigo Sebastián.- ¿Cómo está el rey de la noche? – le pregunté a Sebastián en un tono algo de burla.- Mal, ya hasta tengo alucinaciones, ahorita aluciné que venías con Carolina, ya mi cabeza está loca de tanto alcohol que tomé – me respondió Sebastián divertido.- Es que no alucinaste, estaba con Carolina, no te imaginas lo que pasó – le dije yo, sin poder ocultar mi emoción.- ¿Qué pasó?, ya sé que se han vuelto a acostar o a liar, como dicen los españoles – me respondió Sebastián al tiempo que se estiraba en el sillón.- Me tienes en un pésimo concepto amigo, es en serio, fuimos a tomar un café como dos personas civilizadas, sé que suena loco, pero por fin hoy, pude conocerla un poco más, me encanta esa mujer – le dije a Sebastián provocando que
Narra CarolinaTuvimos una cena tranquila Sebastián, Víctor Manuel y yo, después de terminar de cenar, le ayudé a Víctor Manuel a recoger la cocina de la casa de los tíos de Sebastián y terminado eso, él se disponía a retirarse, se despidió de Sebastián y después yo lo acompañé a la puerta.- Muchas gracias por todo Víctor Manuel, por el vino, por la compañía y por la cena – le dije yo muy relajada.- No hay de que, Carolina y si algún día quieres ver más de Madrid o necesitas un guía o algo, no dudes en avisarme – me respondió Víctor Manuel, con su encantadora sonrisa.- Claro que sí, que tengas bonita noche y nos vemos mañana en el estudio – le dije yo mientras él se alejaba lentamente.Entré a la casa, pensando que Sebastián ya había subido a su recámara, pero como mejor amigo chismoso que era, estaba ahí en la sala esperándome.- ¿Qué me he perdido Caro? – me preguntó con esa sonrisa de cinismo, típica en él.- Nada, que no ha pasado nada hombre,
Narra Víctor ManuelCarolina estaba irritable y con justa razón, pues yo no le había avisado lo del evento del día de hoy y no fue por maldad, fue simplemente porque sin que ella misma se diera cuenta, cada día que pasaba yo la ponía más a prueba y sé que eso la asustaba demasiado, pero algo tenía yo en mente que por muy difícil que fuera estaba decidido a ganarme su corazón y sé que ese hermoso vestido color plata era un paso más para conseguirlo, cuando ella bajó de mi oficina luciendo el vestido, de inmediato supe que había acertado en mi elección, se veía bellísima, como si fuera una modelo, estaba muy hermosa, pero como no todo podía ser perfecto, ahí me di cuenta que había olvidado un detalle, los zapatos pero desgraciadamente ya era tarde para eso y teníamos que irnos al evento de la familia real, además que Carolina no sería ni la primera ni la única mujer en usar un vestido con tenis. Nos fuimos en varias camionetas, como era un evento grande, debíamos ir la mayor
Narra CarolinaVí a Víctor Manuel, parado en la entrada de su casa como esperando ver a alguien, yo de inmediato al ver esa reacción tan desconcertante en él, decidí acercarme a él para preguntarle sobre lo que estaba pasando.- Víctor Manuel, ¿Pasa algo?, ¿Quién era? – le pregunté así directamente.- Carolina, me ha dicho el vecino que era Heidy, al parecer algo le ha pasado – me respondió el muy preocupado por esa mujer.- Si gustas me retiraré para que puedas ver qué le pasa a tu amiguita – le dije yo, tomándome lo poco de vino que me quedaba en la copa para después dirigirme a la puerta de salida.- Carolina, no quiero que te vayas así, pero en verdad me preocupa Heidy, ella a veces viene a quedarse conmigo, no estás para saberlo pero tiene una vida difícil – me dijo Víctor Manuel.- Entiendo en serio, no te preocupes, nos vemos en el estudio mañana – le dije yo, simulando que no pasaba nada, cuando en el fondo ardía de coraje.- Caro, estamos muy bien
Narra Víctor ManuelMe acerqué a Carolina caminando muy contento hacia ella, hasta que me situé a su lado, mientras Heidy entra al estudio.- Hola Carolina, buenos días – la saludé con una sonrisa enorme.- Hola Víctor Manuel, ¿Cómo te va el día de hoy? – me preguntó ella muy relajada.- Bien gracias, te ví y quise venir a fumar un cigarro contigo – le dije yo un poco nervioso.- Qué bien, ví que llegaste con Heidy, por cierto, ¿Cómo sigue? – me preguntó Carolina.- Está un poco mejor, por cierto tendré que pasar un momento a darle un adelanto del sueldo que me pidió, no pudo ir a su casa por un cambio de ropa – le dije a Carolina.Entré a darle el dinero a Heidy y después caminé de vuelta con Carolina, ella me miraba con una mirada que me era imposible de descifrar.- Listo Caro, ya estoy libre – le dije a Carolina brindándole una hermosa sonrisa.- Qué bueno, ¿Pudieron dormir algo? – me preguntó Carolina.- Sí, yo sí y Heidy al parecer tambié
Narra CarolinaDespués de ese arrebatado, intenso y loco beso, me separé de Víctor Manuel, pues a pesar de que el beso me encantó, me volvió loca y me fascinó, no lo ví apropiado de acuerdo al momento que estábamos viviendo en ese momento respecto a la salud de Heidy.- Víctor Manuel, creo que debemos ir a ver qué pasa con Heidy – le dije en un tono de angustia a Víctor Manuel.- Sí, debemos ir a ver eso Caro, pero me dejé llevar, discúlpame – me dijo Víctor Manuel pidiéndome perdón.- No pasa nada, por cierto, sé que está mal que te lo diga, pero para tu egoteca, que bien besas cabroncito – le dije a Víctor Manuel haciéndolo reír.- Gracias Caro, creo que es un milagro verdadero obtener un cumplido viniendo de una mujer como tú, pero es igualmente agradecido – me dijo Víctor Manuel.- Por nada, es la verdad, tu boca me encanta, lo siento por ser tan directa pero es así – le dije ruborizándome un poco.- A mí me encantas toda tú, no solo tu boca – me respo