Había pasado un mes desde que Cecilia vivía con nosotros, ya se iba mañana a Inglaterra, me dolía mucho ver el fin en esa relación tan bonita de tantos años. Ver el final por la falla de uno.Lucas se alejó un poco por no hacer sentir mal a Cecilia, cuando hablé con él ayer descubrí que la quiere, pero ya no la ama, —eso dijo—. En una relación debe haber amor en las dos partes, era muy diferente amar a querer. En alguna parte dejó de quererla y si fue la distancia, al llegar una mujer la cual se acercó como amiga se fue ganando el corazón y amor de mi amigo, desplazando a Ceci y ahora Camila era la novia oficial.Era incómodo para nosotros tomar partido, lo decía por Betty y por mí. Cecilia era nuestra amiga del alma, Lucas también. Camila no destruyó nada, fue mi amigo el malo del paseo.Era muy jarta la situación. Mi mamá nos dijo que seamos respetuosas con los tres, aunque debía ser sincera, a mí me daban ganas de despescuezar a Lucas, lo quería mucho, soy su gran amiga, «¿qué le c
Tenía los nervios a mil, ya llevaba un mes viviendo aquí y no lo había vuelto a ver, no sé si se alejó por consideración a mí, pero a la casa de Catalina no ha vuelto. Bajé las escaleras, respiré profundo hasta llegar a la sala, la señora Samanta desde el pasillo que conduce a la cocina me puso los pulgares como diciéndome que sea berraca para hablar.Hasta ahora se presentó, cuando mi vestimenta era una sudadera, una blusita de tirantes, sin maquillaje, con el cabello recogido en un moño mal hecho. Él estaba en la sala de estar… ¡Erdaaa! Mi pecho se había comprado un tambor, el corazón se me iba a salir; el pobre debía estar bombeando chorros de sangre.Se levantó al verme, ahí se encontraba mi bello ex, ese monito de ojos azules y al mirarnos vi que lo hizo con lástima, y la poca e ilusa ilusión se evaporó. Comprendí la advertencia de Catalina.—Cecilia.—Lucas.La piel se me erizó, reprimir las ganas de correr a abrazarlo y besarlo, esto era muy duro para mí, mordí el labio. Obligá
Comencé a saltar como un saltamontes alocado. Esto era una gran oportunidad para mi Monito precioso. Esa su carta para darse a conocer ante un gran representante y Dylan se merece ser conocido y que el mundo lo amen como yo. —¡Megan, gracias!, ahora si debes volver a la casa a comer las empanadas de mi mamá.—Por supuesto, querida. Déjame y organizo unas cosas de mi universidad y te visito. Nos estamos hablando Cata. Un abrazo.—Igual.La vez que la conocí tenía pintado el cabello de color verde, la segunda vez lo tenía rosado, ahora ¿Quién sabe qué color llegará? Era muy original. Y me acabó de demostrar que era una mujer de palabra, por muchos meses le insistió a su tío y no se detuvo hasta lograrlo. Debía decirle. Me levanté, me miré en el espejo, no estoy mal, salvo por lo barrigona, el rostro ahora se me veía más fileño. Sonreí, ¡¿yo fileña?!—¿De qué te ríes?—De mis locos pensamiento. Voy a casa de Dylan, debo contarle las buenas noticias.—Y a besarse. —dijo en son jocoso.—
Escuchaba a los chicos tocar, Dylan cantaba precioso y esas canciones de su puño y letra eran divinas, pero no era a él a quien miraba, como una tonta mientras no entregando bebidas me deleitaba mirando a mi flaco bello.Todos los días, hacia esa balanza sugerida por Catalina, esa enseñanza fue de ayuda, no para hacerme soltar carcajadas, sino para mantenerme en agradecimiento, cada que la hago agradezco en vez de lamentarme. Reconozco que termino sonriendo, y eso me ha ayudado a diario a no caer en el abismo de la culpa, la pena o la depresión.La mujer que obtenga el corazón de Ricky se ganará la lotería, yo lo perdí por idiota. Pero bueno. La noche trascurrió como siempre, ellos terminaron, ya estaban en la barra donde siempre se ponen a hablar a esperar que termine mi turno.Dylan pasa a mi lado y me alegra ver cómo le huye a Danna, si se le sienta al lado, saca una excusa, Lucas se veía muy enamorado de Camila y Lucían solo escribiéndose con Paola. Necesitaba ir al baño.—Dylan,
Ver a un doctor nervioso era un cuento, Rafael no tenía cabeza para asistir al nacimiento de su hijo, solo se quedará en el quirófano como su esposo, más no como médico. Sus colegas le tomaron el pelo, cuando llegamos a las dos de la mañana. José Luis se adelantó.La cesaría estaba programada para semana y media a principio o mediados de abril, pero ¡qué va! Este pelao tenía ganas de conocer a su hermanita y nació a finales de marzo. Tal fueron los nervios de Rafa que fui yo quien condujo hasta la clínica.Mi madre iba tranquila, burlándose de su esposo, al igual que la abuela, Betty se quedó en la casa con el abuelo, ellos llegarán mañana en el horario de visitas. Mi abuelito llegó en la tarde de ayer. Hace una hora ingresaron, en la sala de espera nos quedamos la abuela y yo.No hemos dejado de sonreír. Parecemos reinas de belleza con la chapa pelada, mostrando quien tenía más diente a las tres de la mañana. Estas eran las razones y los momentos que hacían mi vida feliz, a pesar de
Ese era el Rafael médico, no saben la razón por la cual estoy así, debe pensar que es por mi enfermedad.—Cariño respira, de lo contrario no podrás tomar agua. ¿Tienes ganas de vomitar?Negué, la rabia no deja vomitar, ya lo había comprobado. Cuando estuve más calmada pude hablar.—Les juro, si Ricky no viene al cumpleaños de la niña, ustedes me encierran o se van con una ambulancia a socorrerlo, porque lo voy a dejar como papilla de berenjena. Lástima que ya no estoy tan gorda para que fuera más rápido.Tanto Rafael como Dylan estallaron en carcajadas, mi mejor amigo acunó mi rostro y me zampó un beso delicioso. La rabia se esfumó, esos bellos ojos verdes me gritaban lo mucho que me amaba, pero ese era otro, no se anima a pedirme que sea su novia otra vez.—¿Y después lo dudas? Nunca dejes de ser tu Bodoque.—Ricky no le hará eso a la niña, podría enfermarse. —dijo Rafa—. Bueno, ya que no es nada malo, me voy a atender a los invitados.—Puede que Ricky no sea el directo responsable,
No podía dormir, no dejaba de pensar en el beso tan apasionado que me di con Dylan al despedirlo. No tengo voluntad con ese hombre. Era la una de la madrugada cuando escuché revuelo en la casa. Al salir del cuarto Betty caminaba en el pasillo llorando, la abracé, no sabía qué pasaba, en el cuarto vi a mi mamá con Cadie en brazos y Rafael tomando su temperatura.—La tiene muy alta.Rafa le quitó la niña a mamá y se metió con ella al baño, con todo y pijama se metió debajo de la regadera para mojarla. Betty lloraba más fuerte.—He puesto en práctica todo lo que me has dicho, pero si le pasa algo a mi niña…—No digas eso Betty, aquí está Rafael.—¡Sabanera! —Mi mamá ya ingresaba con una toalla. Recibió a la niña—. Amor cambia a la bebé mientras yo me cambio, nos vamos de una para la clínica.—Yo te acompaño. —dijeron mis abuelos. Mamá no podía salir por José Luis y yo me quedaré con ella. Betty tomó lo primero que encontró para vestirse mientras mamá alistaba a Cadie. Una vez salieron co
Íbamos camino al paseo antes de graduarnos, Lucían y Lucas decidieron ir en su carro, Betty, Dylan y yo nos fuimos con Lucían. En los otros iban Lucas con su novia y Ricky con la arpía mayor. Y como no me hablo con él, porque no volvió a sentarse en nuestra mesa.Danna se fue en el bus contratado por parte de la escuela. Eso sí, echando chispas, porque ¡se quedó viendo chispitas mariposas!, Dylan se vino conmigo. A pesar de que en la última semana lo he notado raro, distante, pensativo, puedo decir que hasta triste.Su estado lo atribuyo a que nos separaremos, nosotros regresaremos muy pronto a Montería, él se va a Nueva York, lo aceptaron en el conservatorio, el mejor en música y becado que no era lo mismo. De alguna manera nos íbamos a separar, eso me tenía con el estómago revuelto. Pero seguía reacia a eliminar la sangre, la última vez que vomité fue por lo ocurrido con Ricky.Las cosas después de lo sucedido en el cumpleaños de Cadie no fueron lo mejor, lo digo por Betty y por est