Esta semana ha sido de adaptación y acoplamiento con nuestra nueva vida. Mi madre y Rafa se tomaron la habitación que siempre ha sido la de mis abuelos, ahora esa era la alcoba principal. Rafael respetó la memoria de mi padre y como solo nos quedaremos un año más, luego de la graduación, algunos exámenes y la operación, nos regresamos a Montería.

A mi mamita la veía muy feliz, la gran noticia de un hermanito me tenía ¡soya! Si estaba loca con Cadie, no me imagino con un, pétete, que tenga mi sangre. Mañana entramos a clase de nuevo, los chicos también retomaron sus ensayos, estos días solo me he visto con Dylan en las noches y en la madrugada para hacer ejercicio.

Los chicos pasan en el garaje de Ricky practicando, eso me da un poco más de tranquilidad, después de ese oso que pasé en el baño con él no me siento bien para hablar del tema. Dentro de poco cumplo la mayoría de edad y podré ir a verlo cantar...

Terminé de arrullar a Cadie, al ingresar al cuarto de ella, Betty escribía en e