Había vomitado de nuevo sangre, eso era bueno para mi vida, pero desagradable para mi garganta. —Estoy bien. Algo me cayó mal. Tomé papel, me limpié, bajé el escusado y no dejé rastro de sangre, debo lavarme la boca. Cuando salí Dylan se veía asustado, Betty con la cabeza gacha. Fui al lavado. —No me dejaste hablar. Asumiste que era de Dylan. —¿De qué m****a hablan? —tocó la frente—. Te ves pálida. —Por un momento me emocioné con tener un ahijado. —De mi parte no tendrás ninguno, del resto de los Absurdos no sé cuántos te darán. —Es de verdad la amistad entre ustedes. —miramos a Betty—. Perdóname por haber sido tan perra contigo. —¿Ahora qué mosca le picó? Ella se disculpaba. —Me estoy perdiendo. —habló Dylan—. ¿Tú disculpándote? —Estoy embarazada. —Lo miré a él y se veía tan tranquilo—. Catalina pensó que era tuyo, salió corriendo a buscarte. —No sé cómo interpretar la mirada de mi amigo. —¿Quién es el padre? —Betty bajó la mirada. —Ese es mi problema, gracias por preocupar
Estaba de regreso en casa con todo el cuerpo adolorido, mañana no podré ni caminar, Dylan se quedó en su casa y yo aquí, bañándome con agua caliente comprobando si era verdad que el calor relaja los músculos, no voy a poder aguantar dicho ritmo, quería comer. Tocaron la puerta del baño. —Hija. —suspiré. Mamá, desde la muerte de papá no se quita el negro—. Rafael te espera en la sala, Dylan me dijo que habías vomitado, pero no sabe si fue sangre. —suspiré. Salí del agua, rodeé la toalla en mi cuerpo. —Dylan se ha puesto muy chismoso. —dije apenas abrí la puerta del baño, mi madre sonrió. —Hija, a él le tocó vivir la experiencia más fea de tu enfermedad. Anda y arréglate, el doctor te espera y tu abuelo se encuentra encantado hablando con el médico. —Ya bajo. Me arreglé lo más rápido, me puse bonita, Dylan quedó de venir en unas horas para vernos una película, apliqué perfume y bajé. El doctor estaba en el comedor degustando unas deliciosas empanadas. Mi mamá en la sala con la mirad
No le respondí, di dos zancadas y con mis manos acuné su rostro, su aliento y su aroma a rosas desarmaron cualquier barrera, volví a besarla, todo el día había deseado hacerlo, ahora teníamos un par de horas, quiero saciarme de ella, no tenía idea que me hacía sentir Cata, pero me agradaba. —No has respondido. Se separó un poco. ¡Qué terca! Acaso ¿no era evidente la demostración? —No quiero que nadie sepa, tampoco quiero privarme de besarte. —Le dije. —¿Te doy vergüenza? —¡¿Catalina de dónde carajos sacas esas tonterías?! Siempre he estado a tu lado, no me das vergüenza. Es solo… todos saben que tomo a una chica y la desecho al día siguiente, no quiero eso para ti. —No comprendo. —Quiero que me vean solo por un tiempo, demostrar con hechos mi cambio y luego miramos a ver qué pasa entre nosotros. —Me quieres decir; nos esconderemos y podrás tener la libertad de besarme cuando se te antoje. Y si tú te enamoras de otra, chao pescado. ¿Esa sería la relación? —Tú lo has dicho, dij
La situación de Betty no será nada fácil. Esperemos todo le salga bien. —Llegaron mis papás. El timbre sonó y la señora Rosalba abrió, invitó a pasar a una señora de cabellos rubios como su hija. —Mucho gusto. Soy la señora Brown, vine por mi hija. —Catalina salió con Betty. —Mami te presento a una compañera. La señora se quedó mirando a Cata, luego le sonrió de la manera más genuina. —Esta compañera si me gusta hija. —Betty no dijo nada, se lanzó a los brazos de su madre y se puso a llorar, Cata se encogió de hombros—. Cariño ¿qué tienes? —Nada mamá. Confieso que fui muy mala con Cata hasta el día de hoy. —La señora se puso roja. —Betty… —Lo siento, mamá. —Hablemos en la casa. —Se despidió y cuando tomó la mano de Cata—. Lamento y te pido disculpa si mi hija en algún momento te hirió. —Tranquila señora, Betty solo me fortaleció, eso se lo agradezco. —esa era mi Bodoque. Terminamos de vernos la película, ahora estábamos sentados en el mismo mueble, pero con varios centímetr
E El bar se encontraba a reventar, tocamos varias canciones de rock all roll, ya se había vuelto costumbre hasta el punto de inventar un concurso para el próximo mes, tocaba el piano. Y algo que siempre sentía era a mi madre a mi lado cuando lo hacía, pero aún no me atrevía a tocar el que me regaló, aún cuesta hacerlo, han pasado los años y sigo sin superar eso. La abuela dice que poco a poco, terminamos nuestro repertorio con el bar más lleno de lo normal. Nos ofrecieron tragos y ya era una costumbre negarnos. Si llego tomado a la casa la abuela de manera literal me da escobazos. Guardamos los instrumentos, pasamos por nuestra paga, el administrador lucía feliz, con nuestro éxito los bares en los que tocábamos nos ganábamos una reputación y ellos obtenían ganancias, por eso querían contratarnos cada ocho días y eso era imposible. Al salir del despacho en dirección a la salida nos topamos con el padre de Vicky y ella también lo acompañaba, se veía algo tomada, con una pinta de mujer
Había pasado tres meses, desde entonces muchas cosas habían cambiado, la ausencia de mi padre era dolorosa, creo que nunca pasará ese dolor ante su recuerdo, pero era cierto, la vida continúa. Mi abuela se fue hace un mes, el abuelo pasó dos semanas con nosotros y las otras dos en Montería en los dos meses seguidos al sepelio, siempre al pendiente de todo, era un roble. Mamá decidió quedarse en Estados Unidos hasta mi operación, me dijo que su deseo era volver a casa después. El doctor Robinson seguía muy al pendiente de nosotras, se ha tomado muy en serio la solicitud del abuelo, no había que ser muy sagaz para darse cuenta de la atracción que siente por mi madre, él ha sido todo un caballero, no dice nada, solo se le van los ojos al verla, mientras que ella, por el contrario, era inmune a esas miradas de cordero degollado y suspiros alejados del médico. También he visto la buena relación entablada con Dylan, hablan mucho en las reuniones a desayunar, almorzar o cenar inventadas p
Me tomó del brazo mientras caminábamos a una tienda de ropa masculina, empezaremos por los detalles de los chicos, al doctor y a mi abuelo. —Ricky y yo fuimos novios, de hecho, él ha sido el único novio que he tenido, porque me lo pidió cuando teníamos catorce años, él es unos meses, mayor que yo. Ambos perdimos la virginidad juntos, pero jugué con él, mientras él me adoraba, yo soñaba con Samir, Cata a esa edad yo no pensaba que el amor era para toda la vida, sin embargo, para Ricky sí, duramos siete meses hasta que Vicky por fin me aceptó. —Tú siempre has estado al lado de Vicky, cuando ingresé a la escuela ustedes tres me hicieron la vida imposible. —Es cierto, pero solo éramos amigas de escuela. Nunca pasamos más allá de una invitación a un cumpleaños. Yo quería ser modelo, Abby ya era modelo infantil, yo quería eso, mis papás jamás lo aceptaron, por eso me escapaba y cuando Vicky se dio cuenta lo arriesgada me aceptó por fin. » Ya estaba más cerca de Samir, aunque él botaba la
La tarde la pasamos entre sentimientos agradables y otros tirantes, odio las películas de miedo, a Dylan le causan risa mientras que a Ricky y a Betty le agradan, pasé gritando, con los ojos cerrados, refugiándome en los hombros de mi mejor amigo. En la vida me vuelvo a ver una vaina de esas. ¡Nombreeee! No vuelvo a ser masoquista.—Hoy dormirás conmigo.Le susurré en el oído lo que él sin ningún problema afirmó, después de tocar en el bar llegará a mi habitación por la ventana.—Miedosa, no has visto nada de película por taparte los ojos.—Detesto esas películas.Menos mal terminó, mis amigos solo se burlaron, no son ellos los que quedarán traumados, yo cierro los ojos y una imagen se me cuela por el pensamiento. Les hice mofa de que me importaba torta lo que dijeran. Nos invitaron a comer, como ya era costumbre pedí una ensalada, ya le tenía cariño.Estábamos esperando a la abuela de Dylan, para llevarla a casa, luego ellos se iban a su trabajo. Pero una cosa era lo deseado y otra l