—Hola, hijo. Mi padre llegó a la terraza donde he pasado desde que llegué del trabajo. Los voy a extrañar una vez se regresen a Estados Unidos, se van después de la boda de Lucían. » ¿Estás bien? —afirmé y negué. —Quisiera decirte que sí, pero la verdad no lo estoy. Ya tengo un mes viviendo con Betty desde que aceptó ser mi esposa. Mi viejo se sentó en la mecedora de al frente, la tarde refrescaba un poco, por fin había llegado las lluvias. » Siento que la he forzado, no quiero presionarla, la conozco, quiso intentarlo, solo… ocurre que en ahora la madre de mis hijos no me conoce y no hace el intento por acercarse, soy yo quien la busca. —¿Y qué te dice ella? —No hemos hablado papá, no sé qué hacer. Ganaba más puntos cuando no nos habíamos comprometido. En este momento la pierdo a cada día, retrocedo tres pasos en vez de avanzar uno diario. —Ricky, las personas no son de uno a menos que esa persona lo quiera. —cerré mis ojos—. Hablen, después de eso tomen una decisión, no saque
Megan me miraba, tenía aún a Catalina en la línea.—Monito, Betty debe de tener su espacio, entiéndanla. Tiene su cabeza en blanco y lo que ha leído es una lista de errores cometidos por ella contra Ricky. Lo estaba haciendo por querer enmendar su pasado. En esa relación lo único que se necesita es tiempo.—Tiempo en donde se pueden meter otras personas. Debo colgar amor, nos vemos en unas tres horas. Te amo. —comenté, volví a mirar a Megan, quien se encogió de hombros.—Si algo he aprendido con ustedes, y haciendo alarde a un dicho de Cata. —sonreí y ella captó—. Menos mal son de dominio público, aunque a veces sale con unas palabras que solo tu mujer se inventa. Retomando el tema; lo que es de perro no se lo come el gato. ¿Es así? —afirmé.—Supongo, Ricky debe sentirme muy mal.—Es mejor eso a quedarse a su lado por lástima.—¿Tú sabías algo?—No, solo he visto cómo sonríe cuando no está, puede que lo ame, pero no lo recuerda. No tocamos más el tema, llegamos a Montería, esperamo
Habían pasado dos meses desde que terminé con Ricky y no tenía idea de lo que siento, un poco tranquila… sí, no tengo esa presión de ser su mujer, madre, ama de casa, estudiante… en fin, muchas cosas a las que debía adaptarme.Todo eso sobrepasó y desbordó mi capacidad para adaptarme. Poco a poco fui retomando la rutina, pero algo faltaba, sigo con esa sensación de soledad e inconformismo, como si me faltaba algo muy importante.En una semana me quitarán el tutor del muslo y quedo con los inferiores por un mes más; ¡ya quiero quitarme tales aparatos! Con la universidad ha sido durísimo, pero no he olvidado los conceptos de los temas, en el tema de la escritura era como nadar en el agua. Mis hijos… a ese par de ángeles los amo más que a mi vida, mamá Samanta dice que esa conexión no se pierde, los dos se gestaron en mi vientre, el hilo invisible con ellos era inquebrantable.Catalina se encontraba en su octavo mes de embarazo, se ve muy linda, toda barrigona y más feliz de lo que siemp
La mirada sabía y amorosa de un hombre que se había convertido en un referente paterno me miraba fijamente.—Al amor que le tienes a Ricky, tu alma y tu corazón te lo reclaman. Piénsalo hija. Ahora a arreglarse, el asado es temprano.La enfermera llegó, Anita era un amor de mujer, pequeña, pero con mucha fuerza. Me ayudó a bañar, escogió un vestido muy vaporoso para que no molestara el tutor, ¡ya no veía la hora dejar esos tutores!, después de arreglada, hizo una trenza en mi cabello, me maquillé un poco. La abuela ingresó con Arturo en brazos.—Este príncipe quiere comer, ya no quiere ser engañado con la leche de pote. ¿Cierto mi amor?Me entregó al niño. Le di su alimento, le saqué los gases y Anita me ayudó a meterlo en el coche, me miré por última vez en el espejo, me veía bien. Tomé las muletas, no voy a ir en silla de ruedas, no podría andar. Al llegar al comedor se encontraba la familia, bañados, arreglados y perfumado, el abuelo ingresó. —Ya los caballos están ensillados, sol
—No lo sé, debemos hablar eso con Rafael. Lo único que quiero es que ya no se te llene el estómago de sangre. —Me dio un beso en el cabello. —Hola. Elsa tomó un taburete. Ricky una vez se percató de la ausencia de Betty me preguntó y le dije que se había quedado histérica, llena de rabia por los celos. Era el colmo que llegara con otra mujer dando a entender que durmieron juntos; se lo dije de manera exagerada, pero ese par se adora y requieren de un empujoncito, además eso no hace daño. Y al parecer captó el mensaje, a los cinco minutos se montó en el caballo y se fue. —¿Cómo la estás pasando, Elsa? —Son ideas mías o Ricky salió huyendo. —Elsa, sabes que te quiero mucho, pero él no salió huyendo. Se fue a arreglar su relación con Betty, te lo dije. Ellos son el uno para el otro. Fui sincera al decirte, no te ilusiones, desde que son jóvenes tienen su historia. —Si ya entendí, el problema es que no traje mi carro para regresar a mi casa. —No te preocupes por eso. Alguien de la f
Faltan un par de canciones para terminar el concierto en Barcelona. Estaba feliz y agotado.—Bueno… —trataba de controlar mi respiración para poder cantar—. Ustedes ya conocen la canción a continuación.La gente comenzó a gritar, sonreí; sin duda hacer música, cantar y estar al lado de mi Bodoque era lo que más amo, y aunque pronto llegará un nuevo amor a mi vida.» Esta canción es muy especial. Por mucho tiempo debí callar lo que quería decirle a mi esposa.El público volvió a estallar en gritos, el estadio se encontraba a reventar. Cada vez que llenaba un recinto miro al cielo, «Mírame desde el cielo, mamá, esto es por ti». Cumplí su sueño o más bien mi mujer no me dejó descarriar del camino para cumplirlo.» Aunque no lo crean, mi esposa me ha hecho padecer mucho. —La gente soltó carcajadas—. Quiero que ustedes me ayuden a cantar…—¡Buenas noches! —Megan subió a la tarima, ella jamás hacia esto—. ¡Buenas noches! Sé que todas las seguidoras me conocen. Perdón por la interrupción, pe
Unas caricias me despertaron, una mano peinaba mi cabello, al abrir mis ojos Hadassa seguía dormida, mientras que su madre con esos hermosos ojos negros brillaba más que nunca.—Llegaste. —dijo en un susurro—. La parí, me dio el yeyo, me rajaron el vientre, tengo las tetas a reventar, no me ha dejado dormir y mi hija se parece a ti como si la hubieras negado. No tiene nada mío, eso es bastante injusto.Ahogué la carcajada, me incliné y la besé con tanto desespero, por cuarenta días no la podré tocar y debo conformarme con sus labios, con cuidado de no apachurrar a nuestra hija y en una posición nada cómoda seguí devorando su boca, la necesitaba.—Me has hecho el hombre más feliz del mundo, pero debo de ser muy honesto contigo, Hadassa se acaba de convertir en mi amor a primera vista.—Entonces con esta confesión ya no tengo remordimiento por lo que siento, desde que nació ocupa todo mi corazón. Volví a besarla—. ¿Qué tienes Monito?—Tengo miedo Catalina, tengo mucho miedo a esta felic
Cata me llamó a decirme que llevara ropa de mi Bodoquita, más bien tengo que llamarla Bodocota, mi hija era un masmelo, no le siento los huesitos de lo gordita que estaba. ¡Amo a mi hija! Hoy dormiremos en la casa de mis suegros para no despertar a Hadassa, y tienen razón.Voy con mi abuela a la finca las Reinas por la señora Rochi; mi abuela se quedará con Hadassa y la abuela Rochi a cuidar a Viviana. La señora Samanta se irá con nosotros a la clínica. Bajamos del carro, saludé a la abuela Rochi, estaba preocupada.—¿Qué pasa Rochi? —Le preguntó mi abuela.—Me asusta. —dije.—¡Ay mijo! ¡Qué Chila anda toda rara! Hasta anda pidiendo que inviten a todos a cenar porque ya la muerte la está rondando. —arrugué la frente.—¿Dónde se encuentra?—En todo el día se la ha pasado de la cocina a los establos. Henrry se fue al estudio a llamar a todos.—¿Creen en lo que ella dice? —volvió a intervenir mi abuela.—Esta mañana el pájaro la despertó y lo reprendió, al mediodía el pájaro le cantó mie