Unas caricias me despertaron, una mano peinaba mi cabello, al abrir mis ojos Hadassa seguía dormida, mientras que su madre con esos hermosos ojos negros brillaba más que nunca.—Llegaste. —dijo en un susurro—. La parí, me dio el yeyo, me rajaron el vientre, tengo las tetas a reventar, no me ha dejado dormir y mi hija se parece a ti como si la hubieras negado. No tiene nada mío, eso es bastante injusto.Ahogué la carcajada, me incliné y la besé con tanto desespero, por cuarenta días no la podré tocar y debo conformarme con sus labios, con cuidado de no apachurrar a nuestra hija y en una posición nada cómoda seguí devorando su boca, la necesitaba.—Me has hecho el hombre más feliz del mundo, pero debo de ser muy honesto contigo, Hadassa se acaba de convertir en mi amor a primera vista.—Entonces con esta confesión ya no tengo remordimiento por lo que siento, desde que nació ocupa todo mi corazón. Volví a besarla—. ¿Qué tienes Monito?—Tengo miedo Catalina, tengo mucho miedo a esta felic
Cata me llamó a decirme que llevara ropa de mi Bodoquita, más bien tengo que llamarla Bodocota, mi hija era un masmelo, no le siento los huesitos de lo gordita que estaba. ¡Amo a mi hija! Hoy dormiremos en la casa de mis suegros para no despertar a Hadassa, y tienen razón.Voy con mi abuela a la finca las Reinas por la señora Rochi; mi abuela se quedará con Hadassa y la abuela Rochi a cuidar a Viviana. La señora Samanta se irá con nosotros a la clínica. Bajamos del carro, saludé a la abuela Rochi, estaba preocupada.—¿Qué pasa Rochi? —Le preguntó mi abuela.—Me asusta. —dije.—¡Ay mijo! ¡Qué Chila anda toda rara! Hasta anda pidiendo que inviten a todos a cenar porque ya la muerte la está rondando. —arrugué la frente.—¿Dónde se encuentra?—En todo el día se la ha pasado de la cocina a los establos. Henrry se fue al estudio a llamar a todos.—¿Creen en lo que ella dice? —volvió a intervenir mi abuela.—Esta mañana el pájaro la despertó y lo reprendió, al mediodía el pájaro le cantó mie
No tengo idea de cómo reaccionar… Hadassa solo tiene tres meses. —Me puse roja, ¡van a pensar que somos unos calenturientos! ¡Y lo somos! Virgen del Carmen, me va a dar el soponcio aquí—. Rafa, pasaba la mirada de uno al otro con ese brillo de picardía al querer decirnos quien sabe qué cosa para avergonzarme más.—Eso significa. —Fue mi madre la que intervino.—Sabanera, esto aplaza un año más el iniciar con la posible cura, deduzco que nuestros hijos solo esperaron el límite establecido y recién cumplidos los cuarenta días entraron en faena de nuevo.Me tapé la cara, aquí me va a dar de todo, ni el yeyo, ni el veri veri serán suficiente, sin duda será el patatús aquí mismo. Es vergonzoso quedar ante tus padres como unos desenfrenados sexuales. ¡Ombeeee! Esto solo me pasaba a mí y a mí. —¿Catica quieres agua? —afirmé. Escuché la carcajada de Dylan quien se arrodilló.—Vamos a ser papás de nuevo, este bebé no lo esperaba. Me tardé siete meses en dejarte embarazada la primera vez y ah
Los besos en mi mano por parte de Ricky me trajeron al presente. Tenía a Arturo en mis brazos y él a Cadie.—Ya se durmieron. Mañana debo trabajar, ya quiero dormir. —Esa picardía se me hizo familiar. Nos despedimos.—Ricky, tu habitación ya se encuentra arreglada, hijo.—Abuela gracias, pero…—Dormirá conmigo. —Se sonrojó un poco, me dio un beso en la frente.—Que disfruten. —ahora la sonrojada era yo.Dejamos a los niños en su cuarto, ya Arturo tenía más de ocho meses. No está tan gordo como Hadassa y eso que es más grande. Los dejamos en sus respectivas camas, ellos duermen toda la noche. No voy a negar que tengo nervios, además mi pierna quedó hecha un desastre, pero ni modos. Ingresamos a la habitación.—Voy a bañarme.Afirmé. Me quité la ropa, busqué la bata, Ricky salió e ingresé yo a bañarme. La puerta de la ducha se abrió, era el padre de mis hijos desnudo, iba a hablar, pero me silenció con ese beso demandante.» Quiero bañarte.El bañarme quedó a medias, una vez lo dijo, co
Otra vez, otra vez existía el riesgo de perderla. ¿Hasta cuándo? Tenía ganas de mandar todo a la mierda, aunque era algo especulativo y se esperaban los exámenes, para ver si era cierta la posible teoría. Quería correr y que al detenerme todo sea como yo lo quiero, tengo ganas de llorar y gritarle al cielo que al menos me dé un respiro, me encontraba tan y alegre hasta que Rafa me confesó su temor, su palabra casi siempre termina en una sentencia verídica. —Dylan, cálmate, aún no ha pasado. —dijo Lucas.—No soporto la idea de perderla, y menos ver crecer a mis hijos sin una mamá, no quiero que pasen por lo mismo que yo, no sabes Lucas el vacío permanente que siempre he albergado en mi alma, ha sido Catalina quien lo llena, ¿te imaginas donde ella no esté?Hace unas horas llegaron, Cecilia se encontraba con Betty y mi mujer, nos desterraron porque estarían cotorreando. Ricky trabajando, pidió una semana, pasará su luna de miel en Cartagena, mañana era su boda, era el último por casar
Papá me miraba con esos ojos llenos de sabiduría.—Tampoco la descuides en el tema íntimo, y con esto no me refiero al coito, sino a desvelarte siempre por hacerla sonreír, por mirarla con deseo, así su cuerpo no sea el mismo con el que iniciaron la relación. Si haces sentir a una mujer como una reina, créeme hijo, siempre serás el rey.—Gracias, de nuevo papá. —Lo abracé, ese era mi viejo.—Papi. —llegó Cadie—. ¡Abueloooo! —Mi hija corrió a sus brazos—. La abuela Rochi te manda a decir que bajes, que ya mi mamá está escondida.—Besé a mi hija. —como pasaba el tiempo, ya tiene más de seis años.Todos estaban en sus respectivos lugares, mi madre le entregó Arturo a papá para poder abrazarme fuerte. Saludé a todos, Dylan, Lucas, y Lucían se conectaron conmigo. Sin temor a decirlo, parecemos los cuatro mosqueteros.El sacerdote se encontraba al frente, cuando escuché la marcha nupcial el corazón se me aceleró, giré y vi a mi mujer caminar hacia el altar organizado con flores y lonas blan
Ver esa belleza de ojos brillar por mí, era algo que jamás quería perder.» Eres la niña con los ojos más bellos del mundo.Su picardía me hizo soltar un jadeo cuando sus manos se metieron debajo de mi bermuda y comenzó a acariciar mi miembro.—Ya no soy una niña, voy a cumplir veinticinco años.Yo no tenía la ropa de la cintura hacia abajo, me quité la camiseta, la besé de nuevo mientras seguía acariciando mi pene suavemente, yo liberaba su busto, acuné sus senos grandes a causa del alimento de mi hija, aunque ya no le sale como antes.—Siempre Catalina, siempre serás la niña de ojos bonitos que me ancló a su vida. —Se alejó y tenía los ojos humedecidos—. Jamás pienses que puedo mirar a otra mujer, como te miro a ti.Se inclinó a besarme, no nos detuvimos hasta estar por completo sudados, por mi parte feliz por haberme ejercitado al mediodía la temperatura de la región, ventilador no ayudaba mucho a esta hora, ya que el deseo nos nubló la sensatez y no encendimos el aire acondicionad
Mi suegra estaba loca, pero era una locura contagiosa, nuestra boda por la iglesia no era en un club, Ceci solo le dijo que quería algo hogareño, con poca gente. Y mi suegra entendió, lujo, doscientas personas, en lo único que atinó y fue que la reunión se llevaría en Coveñas, al frente de la casa de vacaciones de su padre, era como si don Octavio estuviera presente, la ceremonia, la cual sería a las cinco de la tarde.Los organizadores habían dejado todo de maravilla y el sábado era el apoteósico evento. Mañana llegaban nuestros amigos, quienes tenían reservación en unas casas alquiladas por el fin de semana. Otros estarán en unas cabañas cerca de aquí. Lo cierto fue que doña Olga había contratado a organizadores de Bogotá, logrando dejar el lugar de la ceremonia y la recepción al estilo boda de revista.No hubo palabras de Cecilia que la hicieran entender. ¡No!, ella insistía en que ese era el deseo de su padre, y para dejar el tema cerrado, le mostró una de las cartas donde él le p