Terminé de subir el último capítulo de mi nueva novela, no podía quejarme ante la receptiva audiencia que tenía de fans en plataformas virtuales. Además, entre la universidad, Cadie, José Luis y mis historias he aprendido a conocerme mucho mejor y esa loca, inmadura y superficial mujer ya no quedaba ni rastro. Como tampoco sé de mis padres o del padre biológico de Cadie, a ellos se los tragó la tierra. —¡Oh! Betty. —¡Voy mamá Samanta! Desde hace mucho la llamaba así, ella se ha portado como una verdadera madre, no me permitió pagar mi carrera, entre los dos; Rafael y ella la han costeado. Por fin hablo bien el español cordobés, y lo digo de esa manera porque solo aquí se inventan unas palabras. Cadie si era una costeñita, esa va a ser más monteriana que la misma Cata. Bajé las escaleras. Hace unos tres meses nos mudamos a la casa construida como Rafael deseaba, todo debía ser amplio. Vivíamos en el barrio la Castellana, metimos a Cadie en el colegio donde estudiaron Cata y las tía
No le he prestado atención a lo que estaba diciendo Eugenio, en dos ocasiones Megan me ha dado un par de patadas por debajo de la mesa. No podido sacar de la cabeza lo que le escuché decir a Catalina.«Espero ese ser no tenga la intención de recuperar una amistad que él destruyó, él ya no es nada para mí, mucho menos volverá a ser mi héroe, ahora es el feo villano. Ahora yo tengo a mis amigos y a mis pretendientes».¡Ningún pretendiente, ni un carajo Bodoque!, no me he sacrificado este tiempo por ti, para que hora digas; voy a tener o aceptar pretendientes. Definitivamente, ya debía arreglar mi regreso. No iba a permitir que ande besuqueándose con otro.«Yo le he sido fiel, declaré mi vida en celibato hasta volver a tu lado», como quisiera poder aclarar todo, pero aún no se puede, no obstante, debo hacerte entender Catalina Suárez que solo yo puedo tocarte. ¡No faltaba más! «¿Ahora tengo pretendientes?» —Las voces habían cesado y yo seguía en mi mundo.—¿Quién tiene pretendientes? ¿Sé
Betty, Betty, la veía conducir, dos años y medio sin verla, miré hacia atrás y la carita de mi hija me regaló esa hermosa sonrisa. No podía negar que las extrañé demasiado, tanto que en más de una ocasión me llené de estudios para no buscarlas.—Llegamos, ¿ahora qué?—Espérenme aquí, Rosa debe estar bastante enojada, puedo tardar un poco.—Bien. —miró al frente—. Voy a estacionarme de aquel lado, miró la hora—. Allá te esperamos.Bajé de su automóvil gris, el rojo que vi en el garaje debía ser el de Catalina, a ella siempre le habían gustado los colores. Llegué a la recepción, cancelé la estadía, me preguntaron por Rosa y dejé pago el de ella hasta el día de mañana. Si se queda será por cuenta.Aunque no lo creo, no gasta un peso. La verdad hace unas semanas teníamos fuertes diferencias, varias semanas de no tener sexo. Hace tres días discutimos muy fuerte, las fotos subidas a su red social compartiendo con sus amigos me molestó no por lo que sienta sino por la mentira dicha, nunca la
Volví a llamar a Rafael, y estaba terminado materias. Catalina inició con el tema de adelantar materias para acortar los años de carrera y todos hicimos caso. Pero no todos dieron la talla.—Buenos días. —Por fin contestó.—Hemos estado jugando al gato y al ratón. —comentó, sonreí.—Lo siento, ayer tenía parciales, luego trabajo. Sabes que no puedo contestar, mi carrera no es solo cantar, volar o usar armas.Las carreras de mis amigos eran muy diferentes a la mía. Mi pasión era la medicina.—Sí, pero debes de tomarte un respiro Lucas.Rafael era mi mentor, gracias a que era el dueño de la clínica me consiguió un empleo y estoy adelantando mis prácticas de la carrera y adicional gano dinero trabajando. Ingresé como camillero, hace unos meses me ascendieron a enfermero porque ya iba a mitad de carrera.Una vez al mes nos reuníamos todos en el bar, aunque ya Dylan no canta y cuando decretamos de manera obligatoria nuestras reuniones lo hacemos en la zona VIP del lugar. Dylan era muy popu
Hoy por fin me darán salida de la clínica y Rafa salió a firmar los papeles y realizar los pagos. Por eso estaba arreglándome. No había querido verme en el espejo, ¡porque ajá!, pendejá mía.Sin embargo, cuando fui a ponerme el pantalón hecho a la medida por mi abuela, ya que se condolió de mí en estos dos años en que mi cuerpo sufría los cambios según ellos, mientras para mí era como si me ensamblaran de nuevo e incorporaban una cremallera, ya no tenía ese barrigón por eso sobra bastante tela. Me veía estilizaba. —tocaron la puerta del baño.—Catica, ya nos podemos ir. ¿Todo bien?—¡No!¿Y ahora?, suspiré frustrada, la camisa me quedaba ancha en el área de la barriga, qué, aunque ya había adelgazado, el pocote de piel me hacía ver panzona. Abrí la puerta.» ¿Tienes algún moño, caucho o cabuya para amarrar o sostener esto?Le mostré mi problema, Rafa al comprender fue mostrando esa perfecta dentadura hasta terminar en una sonora carcajada.» ¡Tu burla no me ayuda! —Le torcí mis ojos.
La risa de mi mamá me hizo sonreír. No podía contener lo que era mi familia, una unión que hace una gran fuerza.—Te paso a Rafa.—Dime Sabanera…A la hora y diez minutos estábamos bajándonos del avión camino a tomar las maletas. Dicho y hecho, apenas salí todo el mundo, se detuvo a ver la algarabía que hizo mi familia, me puse roja, tapé mi cara con las manos.Qué vergüenza. No solo era mi familia, fueron todas mis amigas de jandunderas. Virgen santísima, ¡qué bochorno! Esto me pasaba por cambambera, era la promotora de rifas, juegos y espectáculos en la universidad, ahora recibía un poquito de mi propia medicina.Para la fundación he realizado paseos, rifas, salidas, fiestas, basares, hasta subastas, recogiendo fondos para mi institución de folclor con niños especiales. Por eso no podía decir nada.Lo cierto fue que las frases; «Pero mira qué linda quedaste». «Pareces una modelo». «¡Te ves preciosa sin barriga!» —Todo el mundo se enteró de que me había hecho una operación. Gracias,
—Una vez más.Ordenó Eugenio, era la, no sé qué cuanta vez que cantaba la canción «Lo que callo».ISi supieras lo que callocuando te veo, cuando te veo.Lo que pienso cuando no estáscerca de mí, lo que sufro porqueno te tengo a ti, lo que duele estesilencio de callarme lo que siento.Sin podértelo decir.CoroMe siento así tan lejos de tiComo la paz y la guerra,que no encuentra una treguapara así ser feliz.Me siento así tan lejos de tiComo el sol y la tierraque de lejos me quemaeste amor que hay en mí.IIPor las noches cuando duermosueño contigo, sueño contigoPero cuando yo despierto sin ti,lloro en silencio al saber quesolo sueño con tus besos y tu cuerpo,me siento un niño con miedos.CoroMe siento así tan lejos de tiComo la paz y la guerra,que no encuentra una treguapara así ser feliz.Me siento así tan lejos de tiComo el sol y la tierraque de lejos me quemaeste amor que hay en mí.IIIQuiero abrazarte…Robarte un beso…Decir te quiero…Ser yo tu dueño…Coro
No había podido dormir nada, pasé toda la noche tocando las notas de mi guitarra y mirando las fotos de mi novia. La abuela ingresó como era su costumbre a buscar la ropa sucia.—Buenos días, hijo.—Buenos días, abuela. Organiza todo, viajamos el jueves, ya compré los tiquetes y salimos en la madrugada para Colombia. Dejaré a Megan a cargo para la venta de esta casa y por lo que tenemos adentro. Ese dinero irá a tu cuenta abuela. —siempre habíamos contemplado la idea de irnos a vivir a Montería—. Lo que quieras llevarte lo mandamos como menaje, tú decides.—¿Qué pasó?Miré la imagen del portátil, lo giré, lo miró por un rato y comprendió quien era.—Se ve preciosa.—Tiene un admirador y no estoy dispuesto a perderla, esa boca solo yo la he besado y no voy a permitir que otro lo haga.—¿Dylan eres consciente que Catalina puede tirarte los platos de una vajilla completa?—Es muy capaz, no solo de eso. Pero no he sacrificado tiempo juntos para que esté con otro.—Y si ya te olvidó, ya so