Era domingo y no había podido dormir de lo feliz que me sentía, solo tenía nueve días para demostrarle a Ricky que seré solo de él, ahora sí podía ser y demostrar lo plasmado en mis libros, un amor como el de los abuelos.Revivía los besos que nos dimos ayer. Casi nos ve Chila y eso hubiese sido vergonzoso, todos se lo imaginan, porque era evidente el cruce de nuestras miradas, las cuales nos delatan, pero quiero mostrar algo seguro.Cadie seguía profunda, eran las seis de la mañana, tomé la toalla para dirigirme al baño, ¡oh, sorpresa!, él salía bañado con su jean puesto, descalzo y sin nada más, vaya imagen erótica que le proporcionaba a este cuerpo sediento. Se dio cuenta de que lo reparé con ganas de saborearlo.—Como diría Catalina… ¿Quién pidió Suizo con Kola Román?Esa bendita sonrisa preciosa, ahora podría volver a ser mía. Me abrazó y me besó como lo he deseado toda la noche. Hace tres días escuché una conversación con Rosa donde le decía que ya no eran nada, que habían termi
Estaba reventado. Me llamaron de la clínica para hacer un remplazo, un compañero se incapacitó y por la congestión me solicitaron ayuda. Eran las seis de la tarde, llegué a mi casillero para buscar mis cosas, el uniforme de enfermero lo tenía lleno de sangre.Antes de abrir vi que había una carta y al mirarla era de área administrativa, la abrí y me pedían acercarme antes de irme. Ya había cambiado de turno, decidí tomar una ducha de rapidez, me puse ropa particular.En una bolsa metí el uniforme para lavarlo, saqué el morral y encendí mi celular, pitó varias veces, pero después miro los mensajes, caminé en dirección al área administrativa. La secretaria del director me sonrió. Era una señora muy amable.—Señor Jones, se encuentra de suerte, el director aún sigue en su despacho, ya mismo le digo que usted lo busca.—Gracias. —fue raro, ¿para qué me querrán?— Sigue.Las manos me sudaron, por la cabeza repasaba si había tenido alguna falencia, error, y no tenía ningún llamado de atenció
El corazón me latía a mil. Llegamos a Bogotá, ahora esperamos la conexión a Montería, si Dios lo permite estaré sobre las cuatro. Llegamos hace un par de horas, almorzamos y decidimos ingresar a la sala de espera. Moría de ansiedad.—Cálmate, me tienes nerviosa a mí también.—Lo siento, abuela. Estoy a una hora de verla y siento mucho susto. —sonó mi celular.—Hola, Rafa.—Me alegra que llegaran bien, acabo de ver el mensaje que mandaste hace más de un par de horas. Estaba trabajando, ya llegué a la casa. En un momento te paso la dirección o ¿quieres que vaya a buscarte?—Llevamos bastante equipaje, mientras consigo una casa, estaré molestándote.—Ya hemos hablado de eso y no es molestia, además tu finca ya se encuentra casi lista. A la espera de ser amoblada.—Eso lo hará Cata y mi abuela. ¿Qué dijo de la entrevista?—No me habla, dedujo que esa foto yo te la envié, me echaste al agua. Está sentida con su mamá y con sus abuelos, porque ellos te defienden.—Y saber que no puedo aún co
Nadie se movió de su lugar, yo esperaba golpes, insultos o que saliera con una retahíla de frases muy de ellas, pero no, para colmo se fue con ese, todo lo que he hecho por ella le valió mierda, «recuerda ella no lo sabe». —Suspiré—. Las manos me temblaban.—Te lo tienes merecido. —Esa fue Betty—. Por mí estoy feliz, ya era hora que te pusiera remplazo.—Betty, No digas eso. —Le dijo Ricky.—¡¿Te pondrás de su lado?!Mi amigo se apresuró a tomarla de la mano, pero ella se la quitó de un manotón, tomó su bolso y las llaves de su carro.—¡Qué! ¿Tú también te vas a buscar a otro?—Mira Ricky, yo te hice un juramento, haré como si no hubieras dicho tal babosada. La verdad no quiero quedarme aquí, donde es evidente que todos actuaron en complot contra Catalina. Por si se les olvida —me señaló—. Este la humilló delante de todo el salón después de haber obtenido lo que los hombres tanto buscan en una mujer. ¡Eso fue lo que le hizo a Catalina! Y si me voy a ir, ¡no con nadie!, ¡si no me tiene
Lo vi ingresar a la casa, me dejó viendo un chispero. No sé si llorar o sentirme feliz; llorar porque no podré darle celos, así se muerda el codo no va a realizarme una escena de esas. Debía ser más inteligente, por ahora no podía descartar el salir con mis amigos.Y feliz porque muy en el fondo me alegra que a pesar de esta separación seguimos conociéndonos como si fuéramos uno solo. —ingresé a la casa, con la frente en alto, él me reparó de pies a cabeza, le picaba la lengua por hablarme. Como estaba enojada con todos, me fui a la cocina a buscar mis medicinas, saqué el agua de la nevera.—¿Se te perdió algo?Dije al verlo ingresar a la cocina. Esos preciosos ojos verdes me miraban, me guiñaron un ojo dejándome noqueada, menos mal tenía el vaso con agua pegado a la boca y fue el que se tragó el suspiro.—Nada Bodoque, hace calor.—Ajá.Se acercó a mí y vi la cadena, a él le queda casi de gargantilla. Sentí algo en mi estómago al saber que la conservó. Se percató de mi mirada.—Esper
¡Linda tu abuela! Puse mi expresión, dé una palabra más, y te romperé la cara. El tipo se alejó, ella soltó la mano. Cerré mis ojos, con lo bella que estaba, me gustó mucho el no verla flaca. Me gustan rellenita con carnes donde debe tenerlas para tocarlas y ella estaba más que perfecta… deja de pensar o se te va a parar de nuevo. No me dirigió la palabra en el resto de la cena, íbamos de regreso a la casa y Bodoque no dijo ni púdrete. Mientras en el trayecto me deleité mirándola, cada parte de mi cuerpo vibraba al verla, la necesita, la reclama, he guardado celibato y al no verla era más fácil. No obstante, ahora, cuando la tenía cerca, la veía más bella que nunca, su aroma era una droga, una vez más volvía a hacer mi afrodisiaco. ¡Me va a quedar muy difícil! Necesito besarla, acariciarla, y romper la abstinencia, estaba sediento por fundirme en ella. Me acomodé el pantalón, la tenía al lado, Ricky iba conduciendo el auto de Betty, Catalina miraba por la ventana, Cadie en la mitad
Me levanté temprano, no sé a qué horas nos íbamos para la finca, ojalá Cata se anime a ir con nosotros, si me quedo sería muy evidente y no quiero perder, vamos empatados. Saqué mis abarcas, jean, camiseta, desodorante, perfume y listo. Bajé las escaleras, los abuelos desayunaban plátano maduro con huevo cocido, queso y suero. Mi abuela ya compartía con ellos. José Luis extendió los brazos y lo cargué mientras Mayo servía mi desayuno, estábamos en el quiosco. —¿Cómo estás cuñadito? —Ahora si amarraste el burro en mala parte, sigue soñando. —respondió Catalina, quien llegaba de hacer ejercicios. —Te acaban de operar, ¿y ya estás corriendo? —No te preocupes tanto, te tenían muy informado, solo hice tonificación de piernas, no abdomen. En ese momento la reparé, tenía un short, el color de sus piernas era lindo, un bronceado precioso. Rafael me quitó al niño para sentarme, lo hice a su lado. La mano me picaba para tocarle la piel. —Nunca habías mostrado las piernas. —Le dije cerca a
Estaba que me llevaba el diablo, Ricky y Betty no habían querido hablar conmigo, ¿me terminó? «Ella no sabe nada recuérdalo».—Dylan…—Ahora no, Ricky.—Viejo, si no te desahogas se te reventará la úlcera.—Dylan, perdona por lo que te diré, pero eres muy descarado en llegar ayer y ya querer que Catalina te perdone porque ahora eres Dylan Miller. —Se me saltó el genio.—¡Detén el auto Ricky! —menos mal la niña se quiso ir con los bisabuelos.—Dylan…—¡Detén el carro! —Se hizo a un lado de la carretera, bajé y tiré la puerta. —¡Grosero! —Betty se bajó y vi cómo los abuelos también se detenían.—¿Eso es lo que crees? —La encaré—. Crees que para mí fue fácil insultar y tratar a Catalina de esa manera cuando ella, ¡es mi vida! —Betty se quedó mirándome—. ¡Necesitábamos hacerla vomitar para darle más años de vida! ¡Y ESO FUE LO QUE HICE! ¡Darle años de vida! —Se tapó la boca.—Lo sabes…—Desde la muerte del señor Luis, el evento de la moto fue con la intensión para eso, pero no lo conseg