Fiorella—¡Quiere verme esta tarde! —le dije a Laura toda emocionada.—¿Ya te respondió?—¡Si! Al parecer estaba con el celular en mano.—¡Dile que sí! Apúrate mujer —no di muchas vueltas y respondí okey.—¡Listo! Ahora que hago—comencé a caminar en círculos.—Ahora no vas a hacer nada, solo cálmate y sigamos trabajando —me sugiere Laura como si nada, cuando por dentro no podía con la felicidad que cargaba.—Tienes razón, así las horas pasaran más rápido —le respondí y fui a mi lugar de trabajo, me senté en mi sillón y me sentía como adolescente enamorada, lo cual me preocupaba y mucho, no sabía cuáles eran las verdaderas intenciones del abogado, mire mi computadora y decidí mejor hacer mi trabajo, tenía que comenzar en la semana del amor e inicie navegando en internet sobre cupido y ahí encontré la leyenda del hilo rojo, decidí en ese momento elaborar una nota sobre el tema, anote varios tips, pase la mañana investigando, hasta que llegó la hora del almuerzo, pedí algo rápido así no
Fiorella—Ya hablé con Cinthia no tardará en llegar —me anuncia Laura al entrar en la habitación en donde me encontraba internada para control por el golpe en mí cabeza.—No hacía falta que le avises, no quiero preocupar a mí madre, y mucho menos quiero ver a Lautaro aquí —dije sinceramente, no quería preocuparlo o darle una oportunidad para volver a casa con él.—Por eso hablé a Cinthia y no a Melanie, además tuve que decirle que tú y Lautaro están distanciados, creo que deberías hablarlo con tu familia, así evitas que él esté en medio si algo sucede contigo, imagínate si estaba Eugenia en la revista ella a quien primero llamaría sería a Lautaro o a tu madre.—Eso es cierto, pero apenas llevamos días separados, no fue mucho que se fue, también tengo que hablar con Pedrito —expuse ante todo lo que tenía que aclarar, sabía que bien mí madre sepa las novedades pegará el grito en el cielo.—Por eso mismo, mientras más pasen los días será peor, imagínate que sepan por un tercero, es mejor
FiorellaÉl ingresó en mí habitación y ambos nos quedamos hipnotizados, ninguno decía nada, el silencio y las miradas decían más que mil palabras, solo escuchaba el latir frenético de mí corazón al verlo aquí, recordar que el paso la noche velando por mí me hacían saber que tal vez él sentía lo mismo.—¡Buenos días, Fiorella! —rompió el silencio e hizo dos pasos hacia mí, me miró tan profundo que me puse nerviosa.—Buenos días, Dante, no debió molestarse en venir —respondí y él hizo otro paso, noté el nerviosismo en su cuerpo, al parecer no sabía qué hacer.—No es molestia, además que me preocupé mucho cuando supe lo que le pasó —tomo la silla y se sentó al lado de mí cama.—¡Gracias! Fue un pequeño accidente, por suerte no fue grave —dije y uní mis manos a la altura de mí pecho, no sabía qué hacer o cómo reaccionar con él, dentro mío tenía una inmensa duda ¿Por qué pasó aquí la noche? Sabía que estaba casado, pero eso lo investigaré después.—Por fortuna la atendieron rápido y me ale
Fiorella—¿Estás seguro? Porque el paso que estamos por dar hacia adelante ya no podremos devolverlo y no quiero sufrir, quiero esto tanto como tú —le confesé mis sentimientos y el tomo mis manos con las suyas y luego dejo un beso en ellas.—Se que tienes miedo y es normal, no quiero obligarte a nada —me dijo mirándome a los ojos y vi sinceridad en su mirada.—No es eso, solo que hay algo que da vueltas en mí cabeza —me levantó de la cama y me paro cerca de la ventana al lado del tocador.—Pregúntame lo que quieras —respire profundo y pensé lo que iba a decirle sin ser entrometida, mientras él llega hasta mí, se para al frente mío y me acorrala contra la pared.—¡Está bien! ¿Tú estás separado? Porque no entiendo tu relación con tu esposa, discúlpame, pero es necesario que seas sincero, jamás podré estar contigo si aún estás en pareja con ella —le dije mirándolo a los ojos, su cercanía me ponía nerviosa, pero me gustaba lo que sucedía.—Tienes razón, no fui claro con respecto a mí rela
FiorellaAún sonreía por lo sucedido la noche anterior, todo había salido perfecto, si lo hubiera planeado, estaba casi segura de que no sería como fue, sabia muy adentro que ambos sentíamos lo mismo, mi corazón palpitaba de felicidad, pensarlo me sacaba una sonrisa, era inevitable, me había enamorado.—Permiso Fiorella, necesito que apruebes la nota, ya casi está lista —interrumpe mis pensamientos Eugenia, al entrar en mi oficina.—Si, envíamela al correo —dejo lo que estaba haciendo y le prestó atención a ella.—¡Ya te la envié! —me informa mientras toma asiento al frente mío.—¡Perfecto! Ahora mismo la veo —abrí el navegador web e ingresé en mi correo, la nota en la que ella trabaja era sobre la utilización de juguetes en la intimidad.—Faltaría añadir la nota de Marina, creo que con eso ya estaríamos —me informa mientras sigo leyendo.—Quedo muy bien, además el tema va de acuerdo con la nota de la sexóloga…—Lo acabo de decir ¿Estás bien? —me pregunta ella y para ser sincera estab
Dante —¿Qué pasó? —es lo primero que consultó al ingresar al despacho de mi hermano Nicolas.—Toma asiento por favor —por el tono que uso es algo serio y sabía que se trataba de nuestra mercadería.—Me estas preocupando ¿Qué pasa? —pregunto casi en voz baja, ya que por lo general aquí no podíamos hablar sobre nuestro negocio.—Hable con la gente de Colombia, necesitan que viajemos, pero hay un problema.—¿Por qué? Se supone que todo llegó bien y ¿Cuál es ese problema? —consulté sin entender qué sucedía.—Al parecer hay un soplón en la aduana de su país, están investigando la procedencia de los productos, necesitamos que seas tu quien entregue los papeles, ya que nuestro hombre está siendo investigado, nadie vinculara al empresario Dante Ponzio.—No se supone que nuestro testaferro está bien camuflado, nadie puede vincular nuestro nombre, estamos a nada de iniciar la campaña Nicolas.—Por eso mismo necesito que seas tu quien viaje a Cartagena, allí te encontrarás con otras personas, e
Fiorella—Amo verte sonreír, jamás te faltaré Fiorella, sé que estamos ambos con problemas que arreglar, pero ya verás que muy pronto esos obstáculos no van a estar más y podremos caminar por donde queramos sin que nadie nos juzgue.—En eso coincido contigo, mi separación de Lautaro es reciente y cualquiera al vernos juntos pensaría que lo engañe contigo y no quiero verme así, sé que no debe importarme el qué dirán, pero siempre fui una mujer correcta, no sería justo que por haberme enamorado de ti, te culpen de algo que no es —conocía a la perfección a Lautaro siempre fue muy déspota conmigo, el hacia todo bien y aportaba más en casa que yo, era consciente de que su sueldo siempre fue mayor, pero éramos una pareja un equipo y lo poco o mucho que aportemos era para ambos, aunque él nunca lo vio así.—Nunca nadie te va a señalar con el dedo, eso te lo aseguro, te voy a cuidar más que a mi vida —me lo hace saber y creía en todo lo que me decía, sentía que sus palabras eran sinceras, si
FiorellaDespués de la propuesta de Dante no lo pensé dos veces y acepte viajar con él, sabía que hacer todo tan rápido no era bueno, parecía una niña enamorada, me detuve un momento al oír el timbre sonar, mire hacia la puerta y luego mi maleta que estaba sobre la cama en donde había un tendal de ropa desparramada, ya que no sabía que llevar, quería verme linda para él todo el día, el timbre volvió sonar y me levanté de la cama salí hacia el pasillo, al hacerlo cerré la puerta ya que si alguien veía la maleta no quería dar explicaciones, una vez más volvió a sonar.—¡Voy! —grite desde adentro, tome las llaves y antes de abrir mire por el pestillo, se trataba del hijo de Lautaro.—¡Pedrito! —exclamé al abrir la puerta y lo recibí con un abrazo.—Hola Fiorella, espero no te moleste mi visita —me dice luego y me extraña lo que dijo.—No eres molestia, todo lo contrario, está siempre será tu casa, puedes venir las veces que quieras, que ahora no este con tu padre no significa que debamo