DanteDurante el camino traté de mantener la calma, sabía que la culpa era de la asociación a la cual pertenecía.Y que la única persona que podía ayudarme era aquel hombre.Lautaro estuvo de acuerdo con mí decisión y me llevó en su auto para que nadie me vea, ya que sería sospechoso que fuera en mí vehículo hacia la sede de la policía. En estos momentos tenía que moverme con cautela para preservar la salud de Fiorella, ellos eran capaces de hacerle daño aun sabiendo que está embarazada.Al llegar nos anunciamos y fuimos recibidos al instante.—Me sorprende su visita tan repentina, pensé que nunca lo haría, entiendo que Imanol no hizo bien las cosas al no hacerse cargo del bebé —este hombre estaba al tanto de la llegada del bebé de nuestros hijos, pero mí visita no era por este motivo.—No vine por mí hija, es otro asunto el que me trajo hasta aquí.—¿Y por qué traes abogado?—Mi nombre es Lautaro, no soy abogado, vinimos aquí por Fiorella.—¿Quién es Fiorella? ¿De qué está hablando?
Nicolás —Buenas tardes, señor Ponzio —me saluda mi hombre al llegar a la mansión.—Vamos a mi oficina —le informo luego de dejar mi saco con la empleada, al entrar en mi despacho tomo asiento en mi sillón y él se queda parado delante mío.—¡Ya está hecho, señor!—Muy bien, no esperaba menos de ti ¿Ya la trajeron?—Así es señor, se encuentra en al sótano, está bien cuidada y como usted ordenó, no se le tocó un cabello, pero hay un problema.—Antes que me des las malas noticias ¿Martin vino con ustedes?—Si, se encargó del operativo, soltamos al mocoso, todo salió a la perfección, no hay heridos ni muertos, bueno el tal Pedrito fue golpeado.—Eso no me importa, ahora dime las malas.—El señor Salazar ordeno la captura de Dante, su hermano.—¿Por qué?—Quiere su cabeza y al tener a su mujer será más fácil capturarlo.—¡Está bien! Que así sea, me encargaré de que todo salga de acuerdo a los requisitos del patrón, ahora vete, que mi madre no tarda en llegar y trata de que la prostituta es
FiorellaDespierto en medio de una sala de emergencias, estaba aturdida, no recordaba cómo había llegado hasta aquí, tenía en mi brazo puesto un suero, con la mirada busque a alguien conocido, pero no había nadie.Paso un buen rato, hasta que una enfermera ingreso y al verme le hice señas con mi mano.—¿En dónde estoy? —fue lo primero que le dije.—Tranquila está en una sala de primeros auxilios, afuera está la policía ¿Está lista para declarar?—¡Pero! No entiendo ¿Y mi bebé?—Todo está bien, usted fue abandonada, inconsciente en la autopista, un camionero la encontró y la trajo hasta aquí, al ingresar avisamos a la policía, por eso están afuera esperando para hablar con usted.—Eso quiere decir que estoy sola.—¿Cómo sola?—¿No hay ningún familiar mío?—No señorita, no porta ninguna documentación, por lo tanto, no sabemos su identidad.—Por favor, que pasé el oficial —dije rápidamente, necesitaba saber de Dante, le habían disparado, pero no supe que paso con él, ya que me hicieron a
Nicolás —Salió mejor que si lo hubiéramos planeado —me regocijaba ante el resultado de los sucesos.—No cantaría victoria tan rápido, tu madre aún está en Argentina —me recuerda Salazar, mi socio.—No tardará en irse con Dante, lo mejor es que sea así, mientras más crean su muerte será mejor para todos, muerto el perro, se acabó la rabia.—Me preocupa el oficial a cargo de la investigación, no es raro que no busque el cuerpo de Dante.—Eso no es problema, él estaba atrás de mi hermano, tendrán un cuerpo ¿Quién dijo que no? Martin se está ocupando de todo.—Tu hijo tiene todo para ser el futuro líder de la organización.—Ahora deberíamos ocuparnos en otros temas, como la silla vacía que dejo Dante en el senado.—Veo que confiabas en que tu hermano iba a ganar ese puesto.—¿Y tú no? El único problema era esa mujer, pero con la supuesta desaparición de mi hermano, dejará de ser una molestia.—No es que no creyera en él, pero todo esto es raro, su renuncia y porque acepto su falsa muerte
FiorellaNo tenía paz con la noticia que me dio Bruno, mi abogado, el juez había cerrado la causa de Dante, ya no lo buscaban, sabía muy dentro mío que él no iba a abandonarme.Hacía dos días que no podía conciliar el sueño pensando en él, no salía de mí mente, quería verlo, estar a su lado, no me importaba tener que huir, de ser necesario lo iba a hacer, con él encontré la felicidad y no quería soltarla.Me encontraba frente al espejo en mí habitación, hoy al mediodía inauguramos las nuevas oficinas de mí revista, tenía una mezcla de sentimientos encontrados por todo lo sucedido.—¡Permiso! ¿Ya estás lista? —consulta al ingresar Cinthia.—¡Si! ¿Te gusta? —ella se para detrás de mí y me toma de los hombros, traía puesto un vestido color blanco en la falda y estampado con flores en el pecho, mí hermosa pancita se hacía notar y eso me gustaba.—Estás hermosa, hoy será un gran día y el primero de muchos éxitos —me abrazo a ella y siento mis ojos picar, pero respiro profundo, ya no quería
DanteHabía decidido dejar de esconderme, no podía seguir aquí, estaba muy lejos de Fiorella, la extrañaba mucho, apenas y la había recuperado y ya nos separamos.—¡Me voy! —le digo a mi madre al aparecer en la sala de su casa con maleta en mano.—¿Estás seguro? —me acerco hasta ella y me siento al frente suyo en el otro sofá.—Tú lo dijiste siempre, estamos con la soga al cuello, no puedo renunciar a lo que soy y mucho menos a Fiorella.—Entonces, ¿Qué vas a hacer?—Seguiré en la organización, ya hablé con Nicolás, es la única forma de que siga con mi vida, no puedo esconderme, si entrego la organización a las autoridades, me perjudicaré también, tengo las manos manchadas.—¿Y Fiorella?—Ella tendrá que entender que esto es lo que soy.—No puedo retenerte, eres grande y sabes lo que haces, solo te pediré que nunca olvides lo que ella pasó a causa de tu hermano, quisiera no tener que decirte esto, ambos son mis hijos, pero si ya lo decidiste, solo quiero que tengas eso en cuenta.—Lo
Fiorella—No lo puedo creer —dije emocionada hasta las lágrimas, era un sueño hecho realidad, me había casado con Lautaro, pero esto era diferente, amaba con mi vida entera a Dante y su propuesta calo profundo dentro de mi corazón.—Solo di que si —me dice él con su cara de preocupación y me rio de lo nerviosa que estaba.—¡Claro que sí! —me abrazo con fuerza y luego me soltó para colocarme el anillo, mis lágrimas no tardaron en llegar mojando mis mejillas por completo.—Acabas de hacerme el hombre más feliz del mundo —me dijo y lo besé al instante.—Tú haces que yo sea feliz, creí que te había perdido, aunque muy adentro mío tenía la esperanza de volverte a ver y aquí estás.—Nunca me fui, siempre estuve, sé que pareció lo contrario, pero hay algo que debes saber.—¿Qué paso?—No fue como tú pensaste —me suelto de él y hago dos pasos para atrás, ya que choque con la pared.—¡De que hablas!—Por favor, solo escúchame —se acercó hasta mí y tomo de nuevo mis manos.—¡Dante! No hagas que
Fiorella—Cinthia ¡Habla! ¿Qué paso? Por favor no me preocupes más —me acerque hasta ella y tome asiento al lado suyo.—No fue nada grave —tras cada segundo que pasaba y que ella no me decía lo que sucedía, mi preocupación crecía aún más.—Se más específica ¿Qué no entiendo? ¿Qué no fue grave? —Bruno se levantó y se acerca hasta mí, odiaba que me traten como si fuera un cristal a punto de romperse.—Lautaro sufrió un accidente ¡Fue intencional!—¿Qué? No, pero ¿Y Pedrito? ¿Estaba con él?—Tranquila, estaba solo, pero eso no es lo grave.—¿Y qué sí? —me desesperé aún más.—Como te dijo Bruno, el accidente fue provocado, cortaron los frenos, pero antes de ese suceso lo habían golpeado, él está grave —trate de no vincular todo esto con la familia Ponzio, pero todo me conducía a ellos.—Necesito estar a solas —me levanté de mi asiento y fui a mi habitación, al llegar cerré la puerta y luego me senté en la cama, lleve mis manos a mi rostro y desee desde lo más profundo de mi ser que todo e