FiorellaDespierto en medio de una sala de emergencias, estaba aturdida, no recordaba cómo había llegado hasta aquí, tenía en mi brazo puesto un suero, con la mirada busque a alguien conocido, pero no había nadie.Paso un buen rato, hasta que una enfermera ingreso y al verme le hice señas con mi mano.—¿En dónde estoy? —fue lo primero que le dije.—Tranquila está en una sala de primeros auxilios, afuera está la policía ¿Está lista para declarar?—¡Pero! No entiendo ¿Y mi bebé?—Todo está bien, usted fue abandonada, inconsciente en la autopista, un camionero la encontró y la trajo hasta aquí, al ingresar avisamos a la policía, por eso están afuera esperando para hablar con usted.—Eso quiere decir que estoy sola.—¿Cómo sola?—¿No hay ningún familiar mío?—No señorita, no porta ninguna documentación, por lo tanto, no sabemos su identidad.—Por favor, que pasé el oficial —dije rápidamente, necesitaba saber de Dante, le habían disparado, pero no supe que paso con él, ya que me hicieron a
Nicolás —Salió mejor que si lo hubiéramos planeado —me regocijaba ante el resultado de los sucesos.—No cantaría victoria tan rápido, tu madre aún está en Argentina —me recuerda Salazar, mi socio.—No tardará en irse con Dante, lo mejor es que sea así, mientras más crean su muerte será mejor para todos, muerto el perro, se acabó la rabia.—Me preocupa el oficial a cargo de la investigación, no es raro que no busque el cuerpo de Dante.—Eso no es problema, él estaba atrás de mi hermano, tendrán un cuerpo ¿Quién dijo que no? Martin se está ocupando de todo.—Tu hijo tiene todo para ser el futuro líder de la organización.—Ahora deberíamos ocuparnos en otros temas, como la silla vacía que dejo Dante en el senado.—Veo que confiabas en que tu hermano iba a ganar ese puesto.—¿Y tú no? El único problema era esa mujer, pero con la supuesta desaparición de mi hermano, dejará de ser una molestia.—No es que no creyera en él, pero todo esto es raro, su renuncia y porque acepto su falsa muerte
FiorellaNo tenía paz con la noticia que me dio Bruno, mi abogado, el juez había cerrado la causa de Dante, ya no lo buscaban, sabía muy dentro mío que él no iba a abandonarme.Hacía dos días que no podía conciliar el sueño pensando en él, no salía de mí mente, quería verlo, estar a su lado, no me importaba tener que huir, de ser necesario lo iba a hacer, con él encontré la felicidad y no quería soltarla.Me encontraba frente al espejo en mí habitación, hoy al mediodía inauguramos las nuevas oficinas de mí revista, tenía una mezcla de sentimientos encontrados por todo lo sucedido.—¡Permiso! ¿Ya estás lista? —consulta al ingresar Cinthia.—¡Si! ¿Te gusta? —ella se para detrás de mí y me toma de los hombros, traía puesto un vestido color blanco en la falda y estampado con flores en el pecho, mí hermosa pancita se hacía notar y eso me gustaba.—Estás hermosa, hoy será un gran día y el primero de muchos éxitos —me abrazo a ella y siento mis ojos picar, pero respiro profundo, ya no quería
DanteHabía decidido dejar de esconderme, no podía seguir aquí, estaba muy lejos de Fiorella, la extrañaba mucho, apenas y la había recuperado y ya nos separamos.—¡Me voy! —le digo a mi madre al aparecer en la sala de su casa con maleta en mano.—¿Estás seguro? —me acerco hasta ella y me siento al frente suyo en el otro sofá.—Tú lo dijiste siempre, estamos con la soga al cuello, no puedo renunciar a lo que soy y mucho menos a Fiorella.—Entonces, ¿Qué vas a hacer?—Seguiré en la organización, ya hablé con Nicolás, es la única forma de que siga con mi vida, no puedo esconderme, si entrego la organización a las autoridades, me perjudicaré también, tengo las manos manchadas.—¿Y Fiorella?—Ella tendrá que entender que esto es lo que soy.—No puedo retenerte, eres grande y sabes lo que haces, solo te pediré que nunca olvides lo que ella pasó a causa de tu hermano, quisiera no tener que decirte esto, ambos son mis hijos, pero si ya lo decidiste, solo quiero que tengas eso en cuenta.—Lo
Fiorella—No lo puedo creer —dije emocionada hasta las lágrimas, era un sueño hecho realidad, me había casado con Lautaro, pero esto era diferente, amaba con mi vida entera a Dante y su propuesta calo profundo dentro de mi corazón.—Solo di que si —me dice él con su cara de preocupación y me rio de lo nerviosa que estaba.—¡Claro que sí! —me abrazo con fuerza y luego me soltó para colocarme el anillo, mis lágrimas no tardaron en llegar mojando mis mejillas por completo.—Acabas de hacerme el hombre más feliz del mundo —me dijo y lo besé al instante.—Tú haces que yo sea feliz, creí que te había perdido, aunque muy adentro mío tenía la esperanza de volverte a ver y aquí estás.—Nunca me fui, siempre estuve, sé que pareció lo contrario, pero hay algo que debes saber.—¿Qué paso?—No fue como tú pensaste —me suelto de él y hago dos pasos para atrás, ya que choque con la pared.—¡De que hablas!—Por favor, solo escúchame —se acercó hasta mí y tomo de nuevo mis manos.—¡Dante! No hagas que
Fiorella—Cinthia ¡Habla! ¿Qué paso? Por favor no me preocupes más —me acerque hasta ella y tome asiento al lado suyo.—No fue nada grave —tras cada segundo que pasaba y que ella no me decía lo que sucedía, mi preocupación crecía aún más.—Se más específica ¿Qué no entiendo? ¿Qué no fue grave? —Bruno se levantó y se acerca hasta mí, odiaba que me traten como si fuera un cristal a punto de romperse.—Lautaro sufrió un accidente ¡Fue intencional!—¿Qué? No, pero ¿Y Pedrito? ¿Estaba con él?—Tranquila, estaba solo, pero eso no es lo grave.—¿Y qué sí? —me desesperé aún más.—Como te dijo Bruno, el accidente fue provocado, cortaron los frenos, pero antes de ese suceso lo habían golpeado, él está grave —trate de no vincular todo esto con la familia Ponzio, pero todo me conducía a ellos.—Necesito estar a solas —me levanté de mi asiento y fui a mi habitación, al llegar cerré la puerta y luego me senté en la cama, lleve mis manos a mi rostro y desee desde lo más profundo de mi ser que todo e
Fiorella Esta noche me había quedado en el departamento de Dante, me desperté a la madrugada, ya que me dio sed, al levantarme fui directo a la cocina y verme en esta casa me dio satisfacción, sentía que era mi lugar, recorrí la cocina y luego salí al balcón, la noche estaba cálida y me atreví a quedarme un momento sentada en el sofá que había allí, al mirar las estrellas sentí tranquilidad, puesto que la noche estaba calma.Esto era lo que necesitaba, paz, y la había encontrado al fin, después de muchas batallas, estaba feliz, mi futuro no me preocupaba, porque me veía feliz con mi familia, mi hijo que nacerá dentro de poco no podía pedir más a la vida.Me quedé apenas unos minutos más, hasta que el sueño me invadió nuevamente, entonces volví a la cama al lado de mi amado.Al día siguiente me desperté pasadas las nueve de la mañana., me senté en la cama y tomé mi móvil, tenía un texto de Dante, en donde me decía que se fue a trabajar. Al lado de mi cama encontré una rosa roja con un
Dante—Buenas tardes, señor Ponzio —me reciben en la clínica psiquiátrica en donde estaba internada Beatriz.—Buenas tardes, vine a ver a Beatriz Ponzio.—¿Tiene cita para hoy?—No, pero su psiquiatra me autorizo una visita con ella.—Lo siento, no podrá verla, sin antes pasar con su médico.—¿Él está hoy?—Si, ya le saco cita, ahora se encuentra desocupado —me informa, mientras teclea en su computadora— ¡Listo! Suba al primer piso, allí lo llaman del consultorio 5.—¡Gracias! —salgo hacia donde me indicaron, al llegar tomo asiento en la sala de espera y minutos después me llaman.—Buenas tardes, Dante, me informo la secretaria que vienes a ver a Beatriz.—¡Si! Quiero hablar con ella, creo que es importante que ya sepa que será abuela, mi hija la necesita mucho, no sé si será buena idea decírselo.—Es una bendición, un hijo, me imagino que un nieto lo es aún más, no creo que la noticia sea perjudicial, eso no quiere decir que sea lo contrario, no lo sabremos hasta no decirle.—Qué bue