CAPÍTULO SETENTA Y NUEVEEmily salió de aquel despacho de abogados con el corazón destrozado por todo el dolor que Aiden le estaba haciendo pasar.Cuando llegó a la acera de la calle principal, hizo parar un taxi con la mano, que tomó en dirección al departamento de su fiel amiga. Mientras el taxi se alejaba de aquel edifico en donde había dejado su alma, las lágrimas en sus ojos volvían aparecer derramándose en sus mejillas y hasta por su cuello.Para Emily ya nada tenía sentido en su vida, había primero perdido a su familia de sangre, y ahora a su familia política. Pero le dolía aún más perder a su marido por una mentira y una traición que él como ingenuo e imbecil habia caido en las trampas del enemigo. Se tocó el vientre plano y un sollozo se le escapó de sus labios partidos y resecos. Pronto su vientre crecería, y si así era la voluntad de Dios y del cielo, tendría dos pequeñitos Preston sanitos entre sus brazos. Dos niños a los cuales darle todo su amorSentía que por fin uno d
Hola bellas personitas, primero que todo quería agradecerles por todo el apoyo y el cariño que he recibido en esta historia. Muchas gracias por la paciencia y por cada comentario que siempre leo. (Intentare responderlos todos) Para mí su opinión es muy importante y valiosa para saber si les gusta o no. También lamento si encuentran que la historia es muy larga y con dosis de drama, pero para mí es fundamental ver el proceso y evolución de cada personaje, sin problemas no vemos evolución. (Incluso cuando es para mal) Emily al principio es una persona muy insegura de sí misma debido a los maltratos de su familia, por eso también es dependiente emocionalmente, pero a lo largo se demuestra cómo en la adversidad y también en los abusos, se vuelve más segura de sí y al final toma una decisión, priorizándose solo ella y sus hijos. Emily quiere vivir libre de problemas innecesarios, buscando la llamada felicidad. En cambio, Aiden es una persona que siempre lo tuvo todo y que mientras él e
TERCERA PARTE: DONDE TODO DE RECONSTRUYÓ CAPÍTULO OCHENTA TRES AÑOS Y OCHO MESES DESPÚES DEL DIVORCIO. Era mediado de agosto y las olas de la playa del mar cristalino rompían en la orilla. La arena húmeda era cálida y el sol estaba en su punto más álgido, ya que tan solo era mediodía. Emily y Adele seguían en las reposares impregnándose de vitamina D. Emily usaba un short de mezclilla azul y el top del bikini blanco, en tanto Adele tan solo estaba de boca abajo apoyada en sus codos usando un traje de baño de color negro revelador y ojeando una revista de moda. La piel bronceada les lucia a ambas. —Ayer viernes escuché en los pasillos que el Señor Schneider vendió la empresa marítima —rompió el grato silencio Adele. Emily se enderezó sentándose en la reposera y subió sus lentes de sol a la cabeza. Quitó la atenta mirada que tenía sobre los pequeños niños que estaban jugando en la orilla. Uno de ellos hacia un castillo de arena, el otro revoloteaba arrancando de las olas pequeñ
CAPÍTULO OCHENTA Y UNODespués de la partida de Emily, la familia Preston nunca fue igual. Su desaparición y su ausencia había provocado en todos sus integrantes una perdida incurable.Durante meses fue como si faltara o se rompiera el corazón cálido de la familia Preston.Marie y Adrián fueron los primeros que se alejaron de las decisiones de su hijo mayor enfocándose en sus propios intereses.En tanto Alex, siguió trabajando en las Compañías Preston S.A, pero se mantuvo al margen de su hermano.Para el menor de los Preston, Aiden ya no era el Kamikaze, el valiente que iba por todo, si no que ahora era un cobarde que no luchaba, y él no quería tratar con la nueva versión destrozada de su hermano, por lo que se independizó de sus padres y se fue a vivir a su propio departamento, haciendo su vida lejos de los problemas.Dylan era el único que estaba al lado de Aiden, pero también se estaba cansando por los constante problemas en que se metía su amigo. Solo hace unos días había chocado
CAPÍTULO OCHENTA Y DOSAiden volvió a servirse un trago de whisky y lo observó con un odio que nunca imaginó tener por nadie, menos por alguien que era inocente ante sus ojos, pero que fue utilizado para fines perversos y malvados, ya que, gracias al niño, fue que Aiden finalmente heredó la Compañía Preston S.A haciéndose dueño de absolutamente todo.Y con Lucca cumpliendo una sentencia condenatoria, él ya no tenía ningún camino que derribar.Pero lo que Aiden no sabía era que Lucca, a pesar de no tener la libertad deseada y estar cumpliendo una condena en la cárcel, si había obtenido su deseada venganza, porque su primo ya no lo tenía todo y era un pobre desdichado que tan solo existía, pero no vivía.Nate Preston Harper tenía tan solo tres años con seis meses.Era un niño retraído viviendo una mentira que su madre ansiaba inculcar.Era un niño perdido que estaba pagando por las decisiones de otros. Un premio, un consuelo, una vida que se estaba perdiendo por los constantes rechazos
CAPÍTULO OCHENTA Y TRESAiden manejó directo a la casona Preston. Subió la velocidad y apretó el manubrio entre sus dedos, casi rogando que tuviera un puto accidente, porque ya no tenía ganas de vivir.Para su desgracia llegó sano y salvo a la casa de sus padres. Se estacionó en la entrada y recorrió el jardín que le recordaba a su pequeña rosa. Se martirizaba al pensar que fueron tan felices, pero que él no supo valorar lo que tenía.Que no supo valorarla como mujer ni como pareja.El ansiar más, fue el error de su vida y que ahora lo estaba pagando caro.Cuando entró a la mansión, una de las empleadas lo recibió con un saludo amable. Aiden le preguntó por su madre y ella le señaló donde la podía encontrar.En tanto Adrián estaba en la sala de estar, de piernas cruzadas tomándose un café cortado y leyendo periódico. Ni reparó a su hijo mayor cuando cruzó por los pasillos, porque ya no le conocía y Aiden tampoco se dirigió a él, tan solo subió las escaleras para ir a la habitación de
CAPÍTULO OCHENTA Y CUATROLa avioneta aterrizó entre turbulencias en la única pista que tenía la isla Sylt. El piloto avisó por alto parlantes de la llegada a destino. En aquella nave tan solo iba Marie y seis turistas más.La madre de Aiden se sacó el cinturón de seguridad que rodeaba su cintura, tomó su maleta con ruedas del compartimiento y caminó por el angosto pasillo hasta la puerta de la avioneta. Cuando se paró en el umbral, ella se subió los lentes de sol, dejándolo sobre su cabeza y observó el paisaje tan lleno de paz.El sol de media tarde se reflejó en el mar cristalino que se veía entre las dunas de arenas y juncos altos. A lo lejos estaba el faro rojo con blanco y sobresalían los techos en punta que tenían las pocas casonas que estaban construidas en piedra y ladrillo.Marie respiró profundo y sus pulmones se llenaron de aire fresco, lejos de la contaminación de su ciudad, pero esa brisa fría también erizó su piel que la hicieron estremecer, sin embargo, no le importó,
CAPÍTULO OCHENTA Y CINCOEl auxiliar de vuelo subió las maletas de Marie en la maletera del jeep negro.Marie se subió adelante, para sentarse en el asiento de copiloto, Emily abrió la puerta de atrás para acomodar a Elian en su silla de seguridad y Ada seguía escondida debajo de los asientos traseros acurrucada y enojada tomándose las rodillas.—Ada levántate de ahí —pidió Emily cuando dejó a su hijo listo para emprender la vuelta hacia la casona. Ella estiró su mano, para que su hija la tomara y se parara del suelo del jeep.—¡No! —gritó la niña sin mirarla y escondiendo su rostro entre sus rodillas—. ¡Eles una mala mamá!Emily rodó los ojos por lo escandalosa que era. Definitivamente Ada Preston era quien le iba a sacar canas verdes. —Ada —advirtió Em—. Tienes hasta tres para levantarte de ahí y obedecerme.—¡Ya déjame mamá!—Uno —comenzó a contar Em—. Dos…Ada alzó su rostro furibundo y se puso de pie, ignorando a su madre.Emily trató de tomarla del torso para sentarla en la sil