CAPÍTULO DOSCIENTOS OCHOEl joven se despidió de la amiga de su esposa, y luego se dedicó a revisar las noticias en su celular, hasta que algo llamó su atención. Tragó saliva al ver el titular de las noticias, pero no pudo leer nada más, porque Em apareció luciendo una sencilla pero sensual camisa blanca.Una camisa de él.—¿Con quién hablabas? —interpeló Emily caminando sexy hasta donde estaba su marido, mientras él dejaba su celular sobre la mesita de centro. Ella desde la habitación lo había escuchado hablar con alguien más, que la curiosidad le ganó y por eso preguntó sin rodeo alguno.Aiden le miró de pies a cabeza.Emily estaba descalza, y llevaba una de sus camisas blancas abrochadas hasta el valle de sus pechos, que dejaban apreciar su clavícula bien definida y sus piernas tonificadas.Los ojos de Aiden recorrieron la piel desnuda de Em hasta que llegó a sus caderas, él tragó duro cuando la tela blanca y traslúcida dejaba ver unas bragas de encaje diminutas de color negro, q
CAPÍTULO DOSCIENTOS NUEVEAmbos estaban desnudos en la cama, de lado, mirándose el uno al otro, acababan de hacer el amor que el cansancio de los orgasmos, tenían a Emily y Aiden con la respiración entrecortada. Las ventanas estaban cerradas, pero las cortinas estaban semiabiertas, que dejaban entrar un poco de luz de los faroles de la calle, a pesar de que la habitación estaba en penumbras.Aiden no dejaba de contemplarla con una adoración que calentaba el corazón de Emily, aunque para Emily la culpa estaba ahí como una diminuta bacteria que era difícil de ver y eliminar, pero no se sentía abrumada por las cadenas del pasado ni tampoco por el funeral de su hermana, le dolía sí, pero no para detener su vida.Ella estaba disfrutando un momento de deseo y anhelo, porque era lo que deseaba desde que volvió a encontrarse con Aiden.Y para Aiden era como estar en el mismo paraíso. Se sentía bien, aunque exhausto y con el sudor corriendo por su cuerpo, pero era de pura satisfacción. No po
CAPÍTULO DOSCIENTOS DIEZLas piernas de Emily estaban enredadas con las piernas de Aiden. Ella tenía los brazos colgando fuera de la cama, mientras Aiden la abrazada por la espalda y la aprisionaba de la cintura. El aliento cálido de él le hacía cosquillas en su cuello, pero estaba tan cómoda que no quería abrir los ojos, sin embargo, su momento de relajo quedo ahí, cuando escuchó un fuerte golpe en la puerta de su habitación. —¡Mamá! —gritó Ada y Emily abrió los ojos de golpe—. ¡Mami!—Ya voy mi vida —respondió tratando de ganar tiempo.Emily se levantó de la cama, despertando en el proceso a Aiden. Ella lo primero que vio fue la ropa interior de Aiden, que recogió el bóxer negro del suelo y se lo lanzó por la cabeza.—Vístete ya —ordenó ella en un susurro para que su hija no escuchara, mientras recogía la camisa de su esposo para colocársela sobre su cuerpo desnudo.Aiden bufó, pero no hizo caso, si no que se dio vuelta, quedando boca abajo en el colchón y se tapó la cabeza con la
CAPÍTULO DOSCIENTOS ONCEEmily tragó saliva al escuchar a Nate tan resuelto con la tragedia que acontecía en su corta vida, por lo que ella compartió una mirada de complicidad con Aiden.Ambos creían que al parecer las conversaciones que tuvo Nate con Daphne y con ellos la noche anterior, habían servido para que todo se lo tomara con una naturalidad que asustaba.Ada frunció el ceño poque no entendía nada de lo que estaban hablando, pero si era para salir de la casa, entonces ella quería ir, que se bajó de la cama con la ayuda de Aiden y se fue a donde estaba Emily.Emily repitió los cuidados de higiene con la pequeña niña que no dejaba de parlotear y ella de escuchar sorprendida por cada cosa que se le ocurría a su hija. Luego le puso unos pantys blancos, un vestido blanco con flores amarillas y unos zapatitos de charol negro que brillaban. Finalmente la peinó con una hermosa trenza de espiga que cayó por su espalda y adornó con un pinché de girasol. El flequillo se lo movió a un lad
CAPÍTULO DOSCIENTOS DOCEMarie puso los ojos en blanco, pero no dijo nada, tan solo se sentó al lado de su marido, apoyando su cabeza en su hombro y prendió la televisión con el control remoto que estaba sobre la mesita de centro, sin embargo, el canal de televisión estaba dando en las noticias informativas un aviso de último minuto.Ella se enderezó de inmediato sintiendo una opresión horrible en su pecho, la sangre se le drenó del cuerpo, sus uñas se enterraron en el brazo de su marido y dejó de respirar por un segundo. Adrián estaba igual de tenso cuando escuchó y vio lo que estaba pasando.La presentadora de noticias estaba muy pulcra tomando contacto con un periodista que transmitía de a fuera de la cárcel central de Sídney.Aquel periodista informaba de un motín que se había formado la noche anterior en uno de los comedores de la cárcel central de Sídney. Los reclusos de ese recinto penitenciario habían tomado como rehén a tres de los custodios nocturnos y también algunos prisio
CAPÍTULO DOSCIENTOS TRECEAiden primero se fue a la habitación de su pequeña. Emily terminó de vestir a Ada.—¡Wow! —exclamó Aiden al ver a su pequeña hija luciendo casi como un ángel—. Pero que hermosa estas, princesa —halagó.Ada mostró una sonrisa de oreja a oreja y corrió a los brazos de Aiden, que Aiden de inmediato la alzó hasta el cielo.—Te amo papi —dijo ella risueña.—Yo también mi princesa —Y diciendo eso Aiden, luego la cobijo entre sus brazos, que la pequeña niña apoyó su cabeza en uno de sus hombros y paso su brazo por el cuello de Aiden, abrazándolo. ´Después él contempló a su esposa con un brillo encantador, que aun con la cara somnolienta y el cabello desordenado, le seguía pareciendo una de las mujeres más hermosas que haya visto. Definitivamente Aiden quería seguir con ella, hasta que fueran viejitos.En tanto a Emily se le agrandaba el corazón de ternura cada vez que presenciaba la interacción de amor que tenía su hija con Aiden, era una conexión distinta a cualqu
CAPÍTULO DOSCIENTOS CATORCEMarie seguía pálida, nerviosa y se había comido todas las uñas.—¿Por qué tienes esa cara mamá? ¿Qué sucedió ahora? —indagó el mayor de los Preston intrigado por la sobre reacción de su madre.Cuando Marie vio que su esposo y su nieta estaban muy lejos de la sala principal, ella volvió a tomar el control remoto y apretó el botón para encender la televisión.Aiden arrugó las cejas ante el mutismo de su madre, ya que ella nunca se callaba y eso ya era extraño, pero sus ojos verdes se enfocaron en los titulares que mostraban en la pantalla. Seguía siendo una información en desarrollo, ya que la revuelta había sido grande, por lo aun no tenían a todos los reclusos en la lista de decesos, ni tampoco sabían las causas de la rebelión. —Anoche hubo un motín en la cárcel central —explicó Marie un poco nerviosa—. Hay decenas de muertos, y otros que están por identificar, ya que además se formó un incendio, que hace poco pudieron controlar.Aiden recordó el artículo
CAPÍTULO DOSCIENTOS QUINCEAlex ya estaba en el velatorio.El menor de los Preston tenía un vaso de café en sus manos, mientras conversaba con la encargada del recinto, cerca de las ventanas grandes y luminosas. Aun no llegaba nadie más, por lo que el lugar se notaba espacioso.La habitación blanca estaba iluminada con las luces blancas que colgaban en los techos y algunas que estaban pegadas en la pared. Y el cajón de madera brillante resaltaba entre los cuatro postes de luz flameante y las coronas de flores de colores, frescas y naturales, que le daban color a un ambiente neutro.Él se fijó que dos vehículos se estacionaron en la calle, frente al velatorio. Uno era el Maserati Gris de Aiden y el otro era el Mercedes Benz de su padre. Al mismo tiempo también había llegado la carroza fúnebre con Don Octavio y con algunos ayudantes, para que luego de la ceremonia, pudieran ayudarlo a trasladar el féretro al vehículo.El primero en bajar fue Aiden y luego Emily. Ambos se las arreglaron