Al abrir los ojos, Ángela ya no estaba de pie abrazada a su esposo, sino tumbada, prácticamente desnuda y con Felipe sobre ella besándola ardientemente. Por un momento todo lo que la rodeaba había desaparecido, así de intensas eran las sensaciones que ese hombre le producía, y aunque no era la primera vez, hoy se sentía más susceptible que nunca. Así que ser consciente de eso la asustó e intentó incorporarse, pero la fogosidad de Felipe se lo impidió y se sumergió de nuevo en esas maravillosas sensaciones.
A Fel
Y se lo contó todo.No supo porque. Quizás porque estaba cansado de cargar con esa carga él solo, la cuestión era que ahora su hermana también conocía la situación en la que se encontraban, y peor aún, el motivo por el que había decidido seducir a Ángela.Por un momento el semblante de Patricia no parecía culparlo, pe
Después de una cena tranquila con sus hermanas, su cuñado y, por supuesto, de pasar tiempo con Cristina, regresó a casa de los Cruz.No le apetecía nada volver a ese lugar, sentía que se dirigía a la cueva del lobo. Los días que había vivido allí habían sido únicamente una ilusión.Cuando entró, el ambie
Felipe no supo cuanto tiempo estuvo de pie mirando a su esposa, sintiendo su suave respiración. Quería dormir a su lado, sentir su calor, pero si la despertaba...Por alguna razón que no llegaba a comprender, le urgía que todo volviera a ser como antes. Hasta ese momento no había pasado por su cabeza que Ángela pudiese buscarse a otro hombre, después de todo, ya conocía la pasión. Y sólo de imaginarla en brazos de otro, la sangre comenzaba a hervirle.
Gabriela estaba esperándola en un pequeño restaurante del centro de la ciudad. Intentó disimularlo, pero no le pasó desapercibida su cara de sorpresa cuando la vio llegar con Felipe.-¿Llevas mucho tiempo esperando?-No, acabo de llegar –desvió la mirada hacia Cruz-. Hola, Felipe.
Al día siguiente, Ángela se despertó calentita y arropada. Recordaba haberse quedado dormida mientras decidía que muebles quitaría de la pequeña salita que le había cedido la madre de su esposo.¿Quién la habría llevado a su cama?, pensó estirándose para desperezarse.Su pregunta se contestó sola.
Ángela respiraba con dificultad cuando llegó a su habitación y, aunque había ido corriendo hasta allí, la agitación de su interior no tenía nada que ver con eso. Intentó respirar pausadamente, fue inútil. Su corazón seguía desbocado y resonaba en su interior con fuerza. No podía creer que Felipe aún consiguiera desestabilizarla tanto. Se odiaba por haber caído en sus brazos.Si Patricia no los hubiera interrumpido... ¿habrían vuelto a hacer el amor?
Cargó a Ángela y la llevó al lecho sin interrumpir el beso. Pronto, estuvieron desnudos, acariciándose y besándose por todas partes y, cuando tocó su feminidad, ya estaba húmeda, preparada para recibirlo. Después de dar gracias al cielo porque no podía esperar más, se colocó entre las piernas de su mujer y la penetró. Entonces, justo en ese momento, escuchó su nombre de los labios de Ángela y se encendió aún más.No creía eso fuera posible.
Aún no llegaba a comprender que le había pasado ese día. No una, sino dos veces había caído rendida a los pies de su esposo. Sin embargo, al día siguiente, fue sincera con él y le dijo que si volvía a tocarla, su matrimonio se habría terminado.Estaba tan furiosa que apenas lo había dejado hablar, pero no con él, sino con ella misma por ser haber sido tan débil.