Poco a poco, el cielo fue cubriéndose de nubes grises y espesas que avecinaban una tormenta. Cada vez había menos gente en las pistas, y para disgusto de Felipe, tuvieron que regresar al hotel.
Pronto, Ángela ya no sería sólo para él.
Apoyó las manos en el pecho del señor Cruz e intentó apartarlo. Fue inútil. Él aumentó la presión disminuyendo el espacio entre ellos.-¡Ya basta! Suéltame, por favor –exigió.Felipe no iba a ceder esta vez. Verla allí, actuando con naturalidad sin ningún atisbo de timidez, despertó en su interior s
Una barrera se rompió.Felipe, que había dejado de degustar el néctar de sus labios para besar la sedosidad de su cuello, escuchó el grito de dolor. Se paró en seco y buscó la mirada de Ángela. La joven tenía los ojos cerrados con fuerza.-¡Dios mío, pequeña! ¿Estás bien? –exclamó preocupado-
Una calidez excesivamente agradable, la despertó. Algo no la dejaba moverse con libertad. Miró hacia abajo y descubrió un brazo, que se movió levemente acariciando la parte baja de su espalda. El delicioso hormigueo que sintió agudizó sus sentidos. Primero, notó una débil respiración sobre su cabeza, después, el latido de un corazón, y por último, la presencia de alguien a su vera. El recepcionista no quiso darle el número de la habitación de Ángela. Si hubiera sido una mujer, hubiera podido camelársela, reflexionó con frustración.Buscó a los demás pensando que tal vez Ángela ya estaría con ellos. Ya eran más de las diez de la mañana y estarían esquiando en alguna de las pistas que aún no habían probado. Le costó un poco encontrarlos, pero cuando los localizó, no hubo ni rastro de Ángela.Capítulo 25
No soportaba el semblante tranquilo de ese hombre. Si tanto quería ver a su hermana, ¿por qué no lo parecía?-No voy a permitir que se acerque a mi hermana –gritó subiendo las escaleras-. Gaby, respeta las decisiones de Ángela y no te vayas
Después de ese conmovedor abrazo, Gabriela fue la primera en hablar. Ángela esperaba un bombardeo de preguntas relacionadas con su embarazo, pero no. Sus hermanas la interrogaron sobre su viaje a Irlanda.Sin embargo, cuando ya llevaban un buen rato charlando, Gabriela sacó un tema que ni siquiera había pasado por su cabeza.-Angy... no quiero ser indiscreta, pero c
Felipe reconocía que estaba molesto con Ángela por haber desaparecido durante casi un mes, pero al mismo tiempo quería abrazarla y no soltarla nunca más. Se negó a profundizar más en aquel sentimiento y se centró en lo enfadado que estaba.Dijo lo primero que le pasó por la cabeza, algo que lo había estado corroyendo por dentro desde que Ángela desapareciera. Se arrepintió inmediatamente después, cuando vio a su dama reaccionar tan intempestivamente. Le hubiera gustado borrar ese impulsivo comentario y empezar una conv
-No... no hace falta –rechazó Ángela con una sonrisa algo forzada.-Pero...-Regresaré en taxi, no me pasará nada.-Está bien, pero te acompa&n