Amada por el lobo
Amada por el lobo
Por: Jade 1.53
Capítulo 1

Desde que tengo uso de razón, mi vida ha tenido pequeños periodos de tiempo en los que algo o alguien me había acompañado tanto en momentos felices como difíciles.

Ahora me encuentro sentado en mi alfombra con las piernas cruzadas,

abriendo una caja donde guardaba todos los recuerdos importantes que tuve de cada año de mi vida.

El primer objeto que saqué de la caja fue un muñeco de trapo, el cual me acompañó durante los primeros 6 años de mi vida; Esta muñeca fue mi mejor compañera para todo, desde estar en mi habitación hasta llevarla al colegio.

Dejé el muñeco a un lado y lo que saqué a continuación fueron unos zapatitos con un lazo blanco visible. Los miré por unos momentos, y luego sonreí, ese año fue el primero en el que recuerdo haberlo conocido.

7 años

Me levanté emocionada de mi cama una vez con mi vestido puesto, y luego cambié mis zapatos con lazo azul por unos con lazo blanco, y luego de eso, bajé las escaleras hasta la sala donde estaba mi madre.

- ¡Mami mami! - Mi madre volteó a mirarme con una gran sonrisa en su rostro al ver mi emoción por irme - ¿Nos vamos ahora?

- Sí, cariño - Tomó mi mano, y luego caminó más hacia el parque.

cerca de la casa.

A unos metros de llegar al parque, solté la mano de mi madre para empezar a correr hacia los columpios.

- ¡ten cuidado! - Escuché gritar a mi madre desde lejos a lo que me reí.

- ¡Si mamá! - Le grité para que pudiera escucharme.

Cuando llegué a los columpios, comencé a balancearme, sintiendo el impacto del

aire en mi cara. Estaba tan sumido en mis pensamientos, hasta que una mariposa se detuvo frente a mí. Dejé de balancearme para seguir a la pequeña mariposa.

Me volví para mirar por un segundo a mi mamá, que estaba hablando con otros.

gente, así que decidí seguir el camino por donde me llevó la mariposa.

Estuve a punto de atraparlo entre mis manos, pero no había notado el gran agujero que se encontraba a unos centímetros de distancia.

- Oh, no.

En el momento en que los noté, no había manera de que pudiera detenerme sin caer en dicho lugar. Cerré los ojos esperando el impacto de mi cuerpo en el agujero, pero en cambio, sentí unos brazos rodeando mi cuerpo y tirando de mí hacia ellos.

No me había dado cuenta de que tenía los ojos cerrados, hasta que comencé a abrirlos.

poco a poco y encontré unos ojos marrones al mismo nivel que los míos mirándome fijamente.

- Muchas gracias – dije avergonzado junto con una pequeña sonrisa, a la que él me devolvió la sonrisa.

- Deberías tener más cuidado Melissa – Moví mi cabeza ligeramente hacia un lado.

- ¿Sabes mi nombre? - Me sentí aún más avergonzado, por lo que mis mejillas comenzaron a tomar un ligero color rojizo. El chico se rió.

- Por supuesto que sé tu nombre Melissa – Lentamente me bajó de sus brazos.

- ¿Como sabes mi nombre? - mencioné una vez que mis pies tocaron el suelo.

- Aquí, aquí está la mariposa - Miré su mano derecha donde estaba la pequeña

El insecto se había detenido. Lo miré asombrado durante unos segundos y luego volvió a alzar el vuelo.

- Que bonito – susurré viendo volar la mariposa.

- Son criaturas magníficas Melissa – Me sonrió, y luego suspiró –

Tienes que tener más cuidado pequeño – Asentí, por lo que sus rasgos se relajaron – Es hora de que me vaya.

- Está bien - comencé a mirar mis zapatos, que se habían llenado de barro.

Adiós luna – Se despidió de mí con una pequeña sonrisa en su rostro.

Después de que se fue, decidí dar la vuelta e ir a donde

mi madre estaba con sus amigas.

- ¡Mami! - Le grité para llamar su atención, a lo que ella respondió con una gran sonrisa a cambio - Hice una nueva amiga.

¿Oh sí? - Asentí - Bueno, ¿quién es tu nuevo amigo, amor?

- Es muy alto y tiene ojos marrones - Me sonrió.

- ¿Y cuál es su nombre? - Dejé de sonreír, no sabía su nombre.

- No sé su nombre, mamá - Empezamos a caminar de regreso a mi casa - Pero es muy alto.

- Mi madre se rió.

- Está bien Meli, no importa, vámonos a casa – Le sonreí asintiendo.

Miré rápidamente al parque, esperando que estuviera donde habíamos hablado antes.

Presente

Sonreí recordando el viaje al parque. Dejé mis zapatos a un lado y encontré un cono de helado de papel gastado.

10 años

Me miré al espejo, luego agarré mi chaqueta de lunares rosa y blanco y una vez que estuve lista, bajé a la cocina y encontré a mi madre cocinando.

- Mamá - La llamé - ¿Puedo salir a comprar un helado? - Le sonreí.

- Claro mi amor, pero estás teniendo mucho cuidado, ¿crees? - Asentí - ¿Quieres dinero? - Mis ojos brillaron ante su pregunta.

- ¡Sí, por favor mami! - Me sonrió y sacó su billetera de su bolso, para poder darme un poco de dinero para mi helado.

- No tardes más de media hora, ¿vale? - Le rodé los ojc - No me pongas los ojos en blanco Melissa, si no llegas antes no te dejaré salir sola.

- ¿Sabes qué, mamá, nos vemos! - Le sonreí por última vez, para luego dirigirme a la puerta principal de mi casa y salir a la heladería.

Sintiendo el impacto de una gota de agua en mi nariz, agarré el gorro de mi chaqueta y me lo puse encima de la cabeza.

Ya viendo la heladería de lejos, decidí acelerar el paso y dirigirme allí lo más rápido posible. Una vez que estuve frente al imponente establecimiento, intenté de todo para acercarme al mango, pero mis manos no alcanzaban... Soy demasiado pequeño.

Cuando estaba a punto de rendirme, la puerta se abrió de par en par. Miré hacia arriba para encontrarme

la persona que abrió la puerta y encontró a un joven alto.

- Pasa - Me sonrió, a lo que yo le devolví la sonrisa.

- Muchas gracias y lo siento, soy un poco pequeño - Al entrar al establecimiento, el aire acondicionado me golpeó en la cara.

- No tienes que disculparte - Se rió - Es normal - Me ardían las mejillas, por eso tenían el mismo color que mi chaqueta.

- Gracias - Comencé a caminar hacia la barra - Pero bueno, discúlpeme - Le sonreí, pero antes de que pudiera continuar mi camino, me agarró la mano sin ser nada brusco.

- Te lo compro – Me sonrió y abrí la boca sorprendida.

- ¿Ah, de verdad? No hace falta, ya me ayudaste mucho - Negó aún con la sonrisa en el rostro, restándole importancia mientras nos dirigíamos a la caja.

- Buenos días señor - El chico que estaba trabajando en la caja registradora giró para mirarme - Señorita

- Me guiñó un ojo y sonreí un poco nerviosa - ¿Qué vas a querer?

Anthony, el llamado "box boy", ha sido nuestro vecino desde antes de que yo naciera. Él es 5 años mayor que yo, por lo que se catalogó como mi “hermano mayor”, algo que, por una razón u otra, no me deja del todo contento con ese término.

Volteé para ver al chico que me iba a comprar mi helado y vi sus manos apretadas en un puño, así que decidí ignorarlo y pedir mi helado.

- Hola Anthony – Le sonreí – Quiero uno de vainilla – Él asintió y luego miró al chico.

- ¿Tú?

- Nada, solo estaba acompañando a esta pequeña - Le dijo frío y Anthony solo asintió y luego fue a rellenar mi helado.

Saqué el dinero que me había dado mi madre, pero el niño me detuvo.

- Oye, le dije que lo pagué - Me sonrió y asentí.

Vi a Anthony acercarse a mí con mi helado.

- Toma, Meli - Dijo entregándomelo - ¿Cómo te gusta? Lo agarré y le sonreí.

- Gracias - Le sonreí y luego volteé a mirar al chico - Gracias a ti también - Le hice una señal para que se acercara a mí y lo hizo - Realmente no era necesario - Le di un pequeño beso en la mejilla - Adiós.

Me fui, no sin antes darle una última mirada al chico que se quedó allí pagando mi helado.

Presente

Me reí de eso, ese día Anthony llegó del trabajo y me dijo que ese chico pagó el helado y se fue del establecimiento no sin antes verlo con una mirada furiosa. 

Al abrirlo encontré un pétalo de rosa marchito y con mi cursiva

De su puño y letra había una frase: "La separación de cualquier ámbito nos ofrece una nueva oportunidad en la vida".

15 años

Me zarandeé al salir del restaurante. Una vez más Anthony me dejó plantado y después de cuarenta minutos esperándolo me envió un mensaje que decía

“En este momento me encuentro en algunos asuntos difíciles, una disculpa de todo corazón Melish, espero que me perdones, mañana te paso a buscar y vamos a comer algo… te invito, te adoro. "

Releí el mensaje nuevamente y grité de frustración, mientras lágrimas de enojo rodaban por mis mejillas. Ya sabía lo que significaba ese mensaje, lo tengo muy claro desde hace bastante tiempo.

Todavía me gusta Anthony desde que tengo uso de razón. Hace dos años metí la pata y pensando que podría gustarle le conté mis sentimientos, a lo que respondió:

"Bebé, tú tienes 13 años y yo 17, no podría salir con una chica aunque quisiera con todo mi corazón, simplemente no creo que funcione".

Después de estar deprimida durante varias semanas en casa, me di cuenta de que no

Pensé (ni quería) perder la poca amistad que teníamos en ese momento, así que un día, con el corazón roto, decidí dejar mis sentimientos a un lado y comencé a convertirme poco a poco en su mejor amiga.

Claramente nunca me gustó tener que fingir u ocultar mis sentimientos. En camino

De regreso a mi casa, doblé una esquina y me detuve en seco.

- M****a, me perdí.

Empecé a caminar con los nervios a flor de piel. En esos momentos agarré el bolso pequeño

Lo llevaba y lo acerqué a mi pecho para que de una forma u otra me sintiera segura.

- ¿Pérdida? - Temblé cuando escuché una voz detrás de mí - Oye, cálmate - Su tono de voz cambió a uno más cauteloso.

Volteé a mirarlo asustado, pero cuando noté los rasgos de su rostro mi cuerpo se calmó por completo. Me pareció tan familiar

- Sí, nos conocemos - Se encogió de hombros - Desde hace bastante tiempo.

- ¿Lo siento? - Respondí nerviosamente, retrocediendo unos pasos - Será mejor que me vaya.

- No iba a detenerte, pero - Señaló una calle que conocía muy bien - Tu casa está al otro lado.

- Oh - Al darme cuenta que por los nervios estaba perdido, le sonreí - Muchas gracias.

- Si quieres voy contigo, ya casi no hay luz del día - Negué, avergonzada y todavía un poco nerviosa - No quiero que te pase nada - Me dijo con la seriedad invadiendo su rostro.

- Te prometo que no intentaré nada.

- Está bien – Suspiré un poco más tranquila.

Comenzamos a caminar y lo miré por el rabillo del ojo. Era alto y algo robusto; Su cabello era de un hermoso color castaño y sus ojos eran de un hermoso color miel.

- ¿Te parecí interesante? - Sonrió de oreja a oreja, un poco travieso.

- Un poco - Respondí sin pensar, y luego abrí mucho los ojos - Lo siento, no quería...

- No te preocupes - Se rió restándole importancia a mi comentario, a lo que yo sonreí - ¿Qué hacías antes de perderte?

- Digamos que acepté salir con un amigo pero al final no pudo - Hice una mueca mirando hacia abajo - Canceló en el último momento - Suspiré - Pero no importa, no vale la pena hablar de eso, yo Todavía tengo que conocer gente mejor - me encogí de hombros.

¿Y crees que puede venir alguien mejor? - Me preguntó con la mirada fija en él.

- Bueno, cuando era pequeña conocí a alguien que me salvó de caer en un hoyo - Me reí - Fue muy lindo - Sonrío - Aunque mi madre piensa que fue mi amigo imaginario - Le sonreí con tristeza.

Espero que ese chico especial que viste hace años sea el amor de tu vida – fruncí el ceño.

Nunca mencioné ningún tema de amor - Hemos llegado.

- Oh – Me detuve frente a mi casa y lo miré – Muchas gracias por acompañarme.

Él me sonrió y comenzó a acercarse lentamente a mi mejilla, dejando un pequeño beso en ese lugar al que cerré los ojos disfrutando de la conexión.

Abrí mucho los ojos después de escucharlo decir eso. No era un amigo imaginario.

- ¡Hey, espera! - Le grité, pero ya estaba lejos de donde yo estaba.

Me di por vencido y entré a mi casa con todos los sentimientos explotando en mi

mente.

Saludé a mi madre y subí las escaleras hacia mi habitación. Tomé una hoja de papel junto con un lápiz y decidí escribir una frase que me vino a la mente: 'Una separación de cualquier área es una nueva oportunidad en la vida'. Cogí un pétalo de rosa del ramo que había en mi habitación y lo guardé allí.

¿Cuándo te veré?

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