Tomé asiento entre mi madre y Rebeca, las cuales se encontraban dado la espalda de la casa. Frente mío se sentó Anthony y en la cabecera derecha de la mesa se encontraba la familia de Dominic sentados.
- Se me hace una falta de respeto que no trajeran a la pequeña Sophia con ustedes - La mamá de Beca empezó a hablar dirigiéndose a los padres de Dominic.
- Tenía que quedarse a tomar sus clases de francés, pero la traeremos pronto - Su mamá sonrió - Créanme que nos lloro para poder acompañar a su hermano.
- Pobrecita - Una de sus primas habló haciendo un puchero - Nos toca visitarlos a ustedes tía.
Claro que si, ustedes saben que nuestro hogar, también es el suyo - Ahora su padre fue el que habló - Podemos arreglar una reunión para dentro de dos meses y todos están invitados - Mi padre y el suyo se miraron y asintieron.
Genial, otro viajecito a la reserva - Fruncí el ceño al escuchar a Anthony.
En el país existen 52 reservas por cada estado.
Cada una de ellas se encuentran a unos kilómetros lejos de cada ciudad y se encuentran rodeadas de pura vegetación y fauna, por lo que se podría decir, es la parte campestre del país. En la reserva viven personas como nosotros, pero los que más predominan son los ya muy conocidos hombres lobo.
Anthony, no seas imprudente - Su tía lo regañó - A ti te encantaba ir a la reserva.
- Muy bien dicho tía, me encantaba - Rodó los ojos - Pero no entiendo la ansía de convivir con ellos - Dirigió su mirada a Dominic - Nunca vienen o llaman, no tenemos por qué fingir.
El papá de Dominic cruzó los brazos tranquilo, mientras que el hijo miraba todo con gracia.
- Te puedo decir querido primo, que yo por ejemplo no finjo que me agradas o desagradas, al contrario, tú presencia me es superflua e indiferente. Por lo que me da igual si estás o no
sentado frente de mí.
Jadeos y susurros se empezaron a escuchar por parte de todos los que nos encontrábamos en la mesa, a lo que yo solo me quedé callada observando todo. La mayoría de la familia presente se encontraba avergonzada y los otros estaban demasiado interesados en la plática que predominaba en la mesa.
Miré a mi madre, la cuál volteo a ver a mi padre un poco nerviosa por lo que estaba pasando y es algo que no la culpo, yo también me encontraba así y más por no ser directamente relacionados con ellos.
- Lobo prepotente, no sé como pueden ser parte de la familia, si son los únicos con esa condición.
Me quedé un segundo en shock al escuchar lo que salió de la boca de Anthony. La familia de Dominic no vivían en la reserva como humanos.
Di un pequeño brinco en mi lugar al sentir la mano de mi mejor amiga agarrando la mía por debajo de la mesa calmándome.
Voltee a verla y me sonrió intentado mejorar un poco lo que estaba pasando alrededor nuestro. Mi madre hizo lo mismo, por lo que asumí que ellos ya sabían eso.
- Eso a ti no te consta muchachito - La mamá de Dominic habló - Por lo que te pido no tanto como un familiar, que por lo que veo no nos consideras como tal, pero, como personas que somos, te pido respeto.
La mamá de Rebeca le dijo algo cabreada a Anthony, el cual solo dejó su plato, para después ponerse de pie y dirigirse hacia la salida, no sin antes voltear y hablar burlesco.
- Que tengan una linda tarde todos.
Se volteo y se perdió de mi vista en el momento que se metió a la casa. Lo único que escuchamos de su partida fue el sonido de la puerta siendo azotada. El papá de Dominic suspiró y cerró los ojos, para después abrirlos nuevamente y sonreír.
- Les pedimos una disculpa a todos los presentes.
- No tienen por qué hacerlo, Anthony actúo como un niño y es algo de lo que ustedes no tienen por qué pedir alguna disculpa - Otro de los tíos hablaron - Nosotros les debemos una disculpa a ustedes.
- Lo entendemos, por lo que es algo de lo que no se tienen que preocupar - Volteo a verme a mí - Pero si le debemos una disculpa a su familia por todo este drama que tenemos.
- No se preocupen - Hablé sonrojada - Creo yo
que lo mejor sería seguir comiendo - Sonreí apenada. Me moría de hambre.
Todos asintieron mucho más tranquilos y empezaron a platicar de otras cosas, ya no referentes a lo que había pasado anteriormente.
Rebeca me empezó a hablar acerca de las fiestas y salidas que íbamos a tener durante todo este año emocionada. Yo solo la miraba feliz al verla tan eufórica. En uno de mis bocados, sentí la mirada de alguien en mí, por lo que busqué a la persona, hasta que mis ojos se encontraron con los de Dominic.
Fruncí el ceño intentando saber que era lo que quería, obteniendo de su parte un guiño. Le saqué la lengua y rodee los ojos.
- ¿Está guapo verdad? - Yo negué y reí.
- Apenas lo conozco - Rebeca negó con una mirada picara.
- Pero si ya hablaste con él en la fiesta - Abrí los ojos de par en par - Yo invité a Dominic a la fiesta.
- ¿Nos viste? - Ella asintió mientras se comía su ensalada - ¿Y por qué no me dijiste nada? - Mi voz sonó más aguda de lo normal por lo indignada que me encontraba en ese momento.
- ¿Qué querías que te dijera?
- Que con quien hablé era tu primo, no cualquier extraño - Rebeca se encogió de hombros.
- Aunque hubiera sido con un extraño, cuando te vi hablando con él, no te veías incómoda - Abrí la boca para protestar pero me detuvo poniendo un dedo en el aire en el sentido de que me "aguante" - Y lo sabes Melissa.
Me quedé callada y decidí por seguir
disfrutando del plato que tenía frente mío. Rebeca suspiró y se volteo a hablar con Matt. Noté como mi mamá se paraba de su lugar para acompañar a Dania por el pastel que las dos habían preparado un día antes, a lo que mi estómago y mi mente tuvieron una pequeña fiesta dentro.
Decidí por sacar mi celular para poder ver notificaciones y mandarle un mensaje a Anthony. Dos minutos después llegaron con el pastel el cuál pusieron en medio de la mesa.
- Esperemos que les guste, lo hicimos con mucho amor para todos ustedes - Dania habló por ella y mi madre, con una gran sonrisa en su rostro - Quiero también decirles que nos alegra mucho que estén todos aquí y le queremos dar la bienvenida a Dominic.
Voltee a ver al susodicho el cual sonrió y alzó su
copa de vino como agradecimiento de eso. Me quedé embobada por unos pequeños segundos al verlo sonreír.
- A ninguno de nosotros nos hiciste caso, pero al nuevo primo sí - Voltee a ver a James Traicionera.
- A nadie le estoy haciendo caso Jamie, yo los quiero a todos por igual - Me acerqué a él y puse mi cabeza recargada en su hombro - Solo lo miré por un momento.
- Te diré que te creo si aceptas salir conmigo - Alzó sus cejas durante unos segundos y reí - Es en serio mi propuesta - Un puchero cruzó por sus labios.
- Jamie, eres dos años menor a mí - Pellizqué su hombro - Pero si quieres si salimos un día.
En el amor no hay edad Melissita - Negué
riendo - Te voy estar fregando si terminas con Dominic - Abrí los ojos en par en par sorprendida - Él es mucho más grande que tú.
- ¡Jamie! - Me separé de él - Tú tienes novia - Me acordé en el momento.
Que aguafiestas Melissita - Bufó - Pero sí - Sonrió - Tengo novia y tienes que conocerla.
- Me encantaría hacerlo James - Sonreí.
Su rostro cambió a uno serio y se acercó más a mí.
- ¿Qué opinas de lo que pasó con Anthony? - Yo suspiré - A nadie nos contesta los mensajes, por lo que teníamos la pequeña duda que si a ti te contestó algo.
- Le mandé un mensaje pero la verdad no me he fijado - Volví a sacar mi celular - ¿Sabes bien por qué explotó así? - Jamie suspiró.
- Simplemente no se lleva bien con Dominic desde pequeños. No sabemos si llegaron a pelearse o se hicieron algo, pero Anthony simplemente no lo traga, no quiere saber nada de él - Asentí.
MI mamá empezó a cortar rebanadas de pastel junto con Dania y las empezaron a poner en pequeños platos para poder servirnos a cada uno de los presentes. Bajé mi mirada a mi celular y lo prendí para ver si tenía algún mensaje pendiente por leer.
" Fue una bobada de mi parte hacerlo frente de todos. Me voy a disculpar con mi tía en unos días. Pero sí pequeña, estoy bien, gracias por preocuparte;) come mucho pastel por mí"
Voltee a ver a Jamie y le enseñé mi chat con Anthony, para poder enseñarle el mensaje que me había llegado de su parte. Sonrió y asintió
.
- Eres una heroína - Me dio un sonoro beso en la mejilla - ¡Gracias! - Me guiñó un ojo y se fue de mi lado, para sentarse nuevamente en su lugar.
Espere a que me llegara mi pedazo de pastel
emocionada. Mi mamá me sonrió y rió sabiendo
lo que estaba esperando. Se acercó a mí y me lo
entregó, no sin antes darme un pequeño beso
en mi frente.
Agarré mi cuchara y empecé a saborear ese riquísimo manjar. Escuché una pequeña risa por parte de mi mejor amiga y voltee a verla.
- Date - Yo reí - ¡Sabe riquísimo! - Asentí - Tenemos que empezar a preparar pasteles nosotras y venderlos.
- Estaría súper bien. Pero creo que en este caso yo haría todo sola.
- ¿Tan poca fé tienes en mí? - Mi amiga se puso una mano en su pecho indignada. A lo que vo
una mano en su pecho indignada. A lo que yo solo alcé una ceja - Bueno, cuando empiece a hacerlo vas a venir a suplicarme por ser parte de mi negocio.
Cuando llegue a pasar, vas a tener que aceptarme y lo sabes - Me encogí de hombros mientras me metía el último pedazo de pastel en la boca.
Rebeca me miro seria unas momentos para después suspirar y reír junto conmigo. Al ver todo lo que me rodeaba en esos momentos, agradecí eternamente todo lo que tenía en esos momentos. Me encontraba con las personas más importantes en mi vida.
Las horas siguieron pasando entre risas y conversaciones interminables. Mis padres hablaban con los de Dominic gustosos, Dania hablaba con sus hermanas y hermanos, mientras que Rebeca y yo nos encontrábamos
rodeadas de todos los primos, mientras nos reíamos y contábamos todo lo que nos había pasado en verano.
- ¡Ya sé! - Una de las primas de Beca gritó feliz - Tenemos que hacer un intercambio de regalos todos - Todos nos quedamos callados y ella bufó - Por un nuevo y último inicio de clases, solo entre nosotros y Anthony claro.
- ¿Y cuándo lo haríamos? - Matt cruzó sus brazos a la altura de su pecho.
- Lo haríamos la próxima semana, que es cuando ya todos estamos en clases - Asentimos - Dominic
Volví a doblar el papel y suspiré. Voltee a ver a la persona a la cual me tocó darle el regalo, el cual en esos momento estaba leyendo el papel y vi cómo sonreía, para después doblarlo y voltearme a ver.
Quité mi mirada de la suya y voltee a ver a Rebeca. Sería imposible, una de diez probabilidades que a Dominic le tocara yo. Suspiré y negué. Imposible.
- ¡Nadie! Puede decir nada, es secreto - Vanessa nos miró seria - Si me entero que dicen algo, aparte de la persona que les tocó, van a tener a darnos a todos regalos.
Rebeca negó al igual que yo, por lo que Vanessa una vez más calmada nos sonrió.
- Excelente - Se acomodó su bolsa en su hombro - Ya me retiro primos hermosos - Nos mandó un beso en el aire - Nos vemos la próxima semana, adiós - Dio una vuelta y se dirigió a la salida.
- Esto se va a poner bueno.
Voltee a ver a Rebeca la cual estaba con una
sonrisa de oreja a oreja viendo a Dominic. Yo fruncí el ceño y negué.
Pasadas cuatro horas de risas, chismes y pláticas, mi madre se empezó a despedir de todos, a lo que yo hice lo mismo empezando con los familiares de mi amiga, para luego pasar a ella, la cual estaba demasiado metida en una pláticas con Matt. Llegué por atrás de ella y rodee mis brazos en su cuello, para luego poner mi cabeza recargada en su hombro y verlos hablar antes de despedirme.
- Ya me voy bebés - Matt me sonrió y abrió sus brazos en señal de un abrazo, a lo que yo me acerqué a él - Te cuidas Matty, te adoro - Sentí como me daba un beso en la coronilla de mi cabeza.
- Yo también te adoro a ti pequeña Melissita - Me abrazó aún más cerca de él - Tú también cuídate mucho - Me separé un poco de él - Nos
vemos en una semana - Yo asentí sonriendo.
- Ahora me toca a mí - Sentí un jalón en brazo por parte de mi mejor amiga, a lo que reí - Nos vemos mañana Meli - Yo asentí - Ahora - Me agarró de los hombros para darme media vuelta en dirección a una persona - Ve a despedirte de él, que ya está poniendo impaciente para abrazarte.
- No seas mensa - Reí y negué - Pero está bien, mañana nos vemos - Le di un beso en la mejilla - Te amo.
Empecé a caminar en dirección a Dominic, hasta que sentí un nalgada, a lo cual yo pegué un pequeño saltito y tape mis nalgas por inercia, volteando a ver a la responsable de dicho acto.
- Ups - Se encogió de hombros mi mejor amiga - Ya anda, ve.
Negué con una gran sonrisa en mi rostro mientras caminaba a donde se encontraba el susodicho.
- ¿Ya te vas? - Asentí - Nos vemos muy pronto pequeña.
Antes de yo tan siquiera responderle, me acercó a su cuerpo y nos fundió en un abrazo. Él tenía sus brazos rodeando mi espalda y su cabeza se encontraba en el hueco de mi cuello, mientras respiraba con calma. Yo tardé en reaccionar, hasta que me decidí por poner mi brazos alrededor de su cintura.
Cerré mis ojos mientras respiraba su perfume. Tanto mis latidos, como mi respiración se acoplaron a los suyos, por lo que nos encontrábamos en una paz inexplicable. Todo lo que se encontraba a mi alrededor se me olvidó.
Ya no me encontraba pensando en mi universidad, en mis notas, en que va me tenía
universidad, en mis notas, en que ya me tenía que ir, ni en quien estaba abrazando era prácticamente un desconocido para mí. Disfruté cada segundo abrazada de él y ninguno de los dos queríamos alejarnos.
- Melissa ya es hora, vámonos.
Suspiré por última vez y me separé de Dominic lentamente. Voltee a mi izquierda a ver a mi madre, la cual me sonreía y me hacía un ademán con la mano para ya irnos de ahí. Asentí, a lo que ella caminó a donde se encontraba mi papá.
- Éxito en tu universidad Dominic - Le sonreí, a lo que el aceró su mano a mi mejilla - Nos vemos pronto.
- Muchas gracias princesa, éxito en tu último año y claro que si nos veremos pronto, ya lo verás - Me guiñó el ojo.
Miré a mis padres y les sonreí de par en par. Ambos eran lo más importante en mi vida, por lo que el tenerlos ahí conmigo me causaba emoción y felicidad pura.
La emoción embargó a Dominic en el momento en que sus ojos se encontraron con los de Melisa. Un torbellino de sentimientos contradictorios lo invadió: la alegría de volver a verla, la nostalgia de los recuerdos compartidos en la infancia, la esperanza de un futuro juntos y la incertidumbre de los desafíos que les esperaban en el camino. El latido acelerado de su corazón resonaba en sus oídos, recordándole la intensidad de sus emociones. En ese instante, el tiempo pareció detenerse mientras se sumergía en el abismo de sus pensamientos más profundos. La presencia de Melisa a su lado despertaba en él una calidez reconfortante, una sensación de plenitud que había anhelado durante tanto tiempo. Decidido a protegerla, a amarla y a luchar por su felicidad en el complejo mundo de los lobos , Dominic se sentía fortalecido por la determinación que ardía en su interior. Había encontrado en Melisa no solo a su compañera destinada, sino también a la razón de su existencia, a la llama que iluminaba
Mientras caminaba por los pasillos de la escuela, el eco de la música del baile con Dominic aún resonaba en mi mente, llenando mi corazón de emociones encontradas. El bullicio de los estudiantes, las risas y las conversaciones, todo parecía distante mientras mis pensamientos seguían anclados en el recuerdo de su mirada intensa y su presencia reconfortante. En clase, las palabras del profesor se desvanecían en el aire mientras me sumergía en un mar de reflexiones sobre mi conexión con Dominic. Cada mirada furtiva hacia la ventana se convertía en un suspiro contenido, en un anhelo silencioso de volver a estar cerca de él, de sentir su calor y su presencia a mi lado. En el descanso entre clases, saqué mi diario y comencé a escribir, dejando que las palabras fluyeran libremente, plasmando en papel mis pensamientos más profundos y mis emociones más íntimas sobre Dominic y nuestro vínculo especial. Cada palabra escrita era un tributo a nuestro amor, un recordatorio de la conexión única que
Rebeca reflexionó sobre la reciente conversación con Melisa y las palabras que resonaban en su mente. Se detuvo un momento, observando sus apuntes dispersos y la falta de progreso en sus tareas escolares. La imagen de la frustración en el rostro de Melisa durante su última sesión de estudio juntas la impactó profundamente. Con un suspiro, Rebeca se dio cuenta de la importancia de concentrarse y respetar el tiempo de estudio compartido con Melisa. Reconoció que su falta de enfoque no solo afectaba su propio rendimiento académico, sino también el de su amiga y la dinámica de su amistad. Decidida a cambiar su actitud y comprometida a mejorar, Rebeca se dispuso a organizar su entorno de estudio, eliminar distracciones y dedicar tiempo de calidad a sus asignaciones escolares. Se propuso ser más consciente de la importancia de mantenerse enfocada y comprometida durante el estudio, no solo por su propio beneficio, sino también por el bienestar de su amistad con Melisa. Con determinación y u
Melisa se sintió envuelta en la mirada de Dominic y se perdió en sus ojos. "Quiero saber más", le dijo, su voz apenas un susurro. Dominic sonrió y la acercó más a él. "Yo también", respondió. "Pero creo que debemos tomar las cosas con calma. No quiero presionarte". Melisa asintió, aunque sentía una impaciencia creciente. Quería descubrir el secreto detrás de la conexión que sentían. Mientras se abrazaban, Melisa notó que la sensación de calma y tranquilidad se intensificaba. Era como si su cuerpo estuviera respondiendo a la presencia de Dominic de una manera profunda y primordial. De repente, Dominic se apartó y la miró con una expresión seria. "Melisa, tengo que decirte algo", le dijo. "Algo que puede cambiar todo entre nosotros". Melisa se sintió un poco nerviosa. "¿Qué es?" preguntó. Dominic tomó una profunda respiración antes de responder. "Soy diferente a los demás", le dijo. "Tengo un secreto que he mantenido oculto durante mucho tiempo". Melisa se sintió intrigada. "¿Qué
Melisa se sonrió y se sintió un poco más cerca de Dominic. "Gracias", le dijo de nuevo. "Eso significa mucho para mí". Dominic se quedó mirándola por un momento, y luego se dio la vuelta y se fue. Melisa se quedó allí parada, sintiendo una mezcla de emociones. No sabía qué estaba pasando entre ella y Dominic, pero sabía que sentía algo especial por él. Y parecía que él también sentía algo por ella. Melisa se sacudió la cabeza y se dirigió a su casillero para recoger sus cosas. Tenía que dejar de pensar en Dominic y concentrarse en su objetivo: obtener la beca y estudiar en la universidad de sus sueños. Pero no podía evitar sentir una sonrisa en su rostro cada vez que pensaba en Dominic. ¿Qué estaba pasando entre ellos? ¿Y qué pasaría después? Melisa llegó a casa y se sentó en la mesa de la cocina con su mamá. "¿Cómo te fue hoy?" le preguntó su mamá. Melisa se encogió de hombros. "Bien", le respondió. "He estado investigando sobre la beca y la universidad". Su mamá asintió. "Eso
Melisa y Anthony paseaban por el parque, disfrutando del fresco aire de noche. Se reían y hablaban, disfrutando de la compañía mutua. De repente, Dominic apareció en el sendero frente a ellos. Se detuvo en seco, mirando a Melisa y Anthony con una expresión de sorpresa y desilusión. Melisa se dio cuenta de que Dominic los había visto y se sintió incómoda. "Dominic", dijo, intentando sonar natural. "¿Qué tal?" Dominic no respondió. Solo se quedó mirando a Melisa y Anthony, su expresión cada vez más oscura. Anthony se dio cuenta de la tensión y se acercó a Melisa. "¿Todo bien?" le preguntó en voz baja. Melisa asintió, intentando calmar la situación. "Sí, todo bien". Pero Dominic ya se había dado la vuelta y se alejaba, sin decir una palabra. Melisa se sintió confundida y triste. "Lo siento", le dijo a Anthony. "No sé qué le pasa a Dominic". Anthony la miró con comprensión. "No te preocupes, Melisa. Estoy aquí para ti". Melisa y Anthony continuaron paseando, pero el ambiente hab
"Es cierto. Pero también es nuestro primo. Deberíamos apoyarlo, no juzgarlo". Anthony sonríe. "Tienes razón, Rebeca. Como siempre". Rebeca sonríe también. "Gracias, Anthony. Pero en serio, debemos hablar con él. Averiguar qué está pasando y cómo podemos ayudarlo". Anthony asiente. "Sí, tienes razón. Vamos a hablar con él". Rebeca se pregunta en voz alta: "¿Por qué Dominic es un hombre lobo y nosotros no? ¿Hay algo en nuestra familia que lo explique?" Anthony se encoge de hombros. "No lo sé, pero debemos investigar. Quizás haya algo en nuestra historia familiar que lo explique". Rebeca asiente. "Sí, debemos hablar con nuestros padres y abuelos. Ver si saben algo al respecto". Anthony se levanta. "Voy a hablar con mi padre ahora mismo. A ver si sabe algo". Rebeca se levanta también. "Yo hablaré con mi madre. A ver si recuerda algo". Después de hablar con sus padres, Anthony y Rebeca se reúnen de nuevo. Anthony frunce el ceño. "Mi padre no sabe nada. Dice que nunca ha oído habl
Melisa se siente devastada, no sabe qué hacer. Se aleja de Anthony y se acerca a Dominic, intentando explicar. "Dominic, lo siento. No quería lastimarte", dice Melisa, con lágrimas en los ojos. Dominic la mira, con una mezcla de tristeza y rabia. "Melisa, te di todo. Te di mi corazón, mi amor, mi confianza. Y tú me lo pagas así". Melisa se siente desesperada, intentando arreglar las cosas. "Dominic, por favor, escúchame. Te amo, pero...". Dominic la interrumpe, su voz firme. "No, Melisa. No quiero escucharlo. Me merezco algo mejor que una mentira". Y con eso, Dominic se da la vuelta y se va, dejando a Melisa sola y desconsolada. Melisa se siente como si hubiera perdido todo. Se da la vuelta y ve a Anthony parado allí, mirándola con compasión. "Melisa, lo siento", dice Anthony. "Pero estoy aquí para ti. Siempre". Melisa se siente atraída hacia Anthony, pero también se siente culpable por lastimar a Dominic. ¿Qué hará ahora? ¿Podrá encontrar la felicidad con Anthony o su corazón