Capítulo 3.

No me han dejado en paz, pero debo entenderlos. Ellos, son lobos y sus instintos hacen que actúen de esta manera.

- Solo la vas a acompañar, pero más te vale no propasarte porque vas a sufrir. - dice en tono serio, Andrew.

Hoy es el cumpleaños número dieciséis de mi pequeña y por lo tanto, es su posible transformación. Por fin su loba hará acto de presencia y me sentiré un poco más completo.

¿Estoy emocionado? Como un niño que recibe dulces. O como un adolescente con sus hormonas alborotadas. Más o menos.

- Di mi palabra de que no le faltaré el respeto, que la esperaría hasta que cumpla la edad adecuada para poder llevarla conmigo. - digo, lo último trato de resaltarlo con mi voz, para que entienda mi mensaje.

- No vaya a ser que aparezcas muerto por ahí antes de llevártela. - escucho su susurro amenazador.

Como dije, lo entiendo. Supo go que así actuo yo con mi mate. O posiblemente así actuaré cuando tenga a mis propias hembras. Ahorita ando rodeado por todos los hombres de esta casa, amenazándome de mil maneras.

Voy a replicarle, pero algo mucho mejor llama mi atención...

Mi preciosa, -futura mujer, madre de mis hijos, compañera, etc. - entra al gran salón donde nos encontramos. Deja sin aliento a más de uno, incluyéndome.

Lleva un precioso vestido color azul celeste, sandalias bajas y sin accesorios. Su cabello está radiante a lo Igual que su bella sonrisa. Sin duda es toda una mujer. Se acerca hasta nosotros y los primeros en halagarla son sus hermanos. Luego sus tíos y finalmente yo.

- Estás... - me quedo sin palabras mientras tomo sus manos. - Ayer eras apenas una bebé y ya hoy estás toda grande y hermosa. - deposito un beso en su frente. - Cuanto te amo. - mi voz se corta un poco.

Y es que no es para menos, mi pequeña está a un paso de una de las etapas más importantes para un hombre/mujer lobo. Por fin va a sentir más a flor de piel nuestros sentimientos y sensaciones. Ya ella sabe que yo soy su mate y que la he cuidado desde que estaba en el vientre de su madre. Recuerdo cuando ella misma me dijo que jamás me sintió como algún familiar y eso no me pudo hacer más feliz, porque pensé que ella no me vería más que su tío o primo mayor.

- Gracias, tú igual te vez guapo con ese traje. - sus mejillas se colorean de un tímido rosa.

¡Es demasiado perfecta! Y es toda mía.

- Dime qué no tendré que ver como otros te mirarán, porque no llevas ropa casual para la transformación, supongo que te quedarás en ropa... Interior. - gruño lo último.

- Prefiero romper ropa interior de algodón, que mis cómodos pantalones y mis blusitas lindas. - ríe burlándose de mí.

Voy a refutarle, diciéndole que vaya a cambiarse, pero la voz de Samuel me interrumpe.

- Ya vámonos, pronto la luna estará en su punto más alto.

No decimos nada, solo lo seguimos a la salida.

Caminamos un tramo, -un poco largo- hasta llegar al claro, donde hay más cachorros próximos a ser adultos. Próximos a convertirse en lobos y darle más fuerza a la manada.

- Tengo miedo. - escucho su débil susurro.

- ¿Por qué?

- Porque, ¿Y si me descontrolo? ¿Y si no me transformo? ¿O la forma de mi loba no te gusta? ¿Y si...?

- Basta. - ordeno y me detengo delante de ella. Acuno su bello rostro parecido al de un ángel y me acerco a sus labios. Aún no le he dado su primer beso. - Seas como seas, de igual manera me vas a encantar. Jamás pongas el pensamiento de otro por encima del tuyo. Si te descontrolas, ahí estaré yo para calmar a tu loba. Y si no te transformas, igual no importa, el próximo año será. - beso su frente.

- Eres perfecto. - susurra con sus ojitos llenos de lágrimas.

La manera en que me mira, como si fuera lo mejor del mundo, cuando es obvio que no lo soy.

- Yo no soy perfecto y lo sabes... Tú eres la perfección aquí. - seguimos susurrando muy cerca uno del otro.

- ¡Aurora! Ven aquí. - su padre es quien grita haciéndonos salir de nuestra burbuja a la fuerza.

Ella se separa de mí y voltea en búsqueda de Kyle. Lo encuentra y sale corriendo hacia él, quién abre sus brazos a la espera del contacto.

- Mi nena ya creció. - murmura con sus labios pegados en su coronilla.

¿Es normal que me dé celos ese simple gesto fraternal? No, no lo es, pero así soy yo. Tampoco es que sea un tóxico, pero no puedo evitar querer derribar todo a mi alrededor cuando algún otro se le acerca a siquiera mirarla. Ella es mía. Y sólo mía.

- Estate cerca de ella, y aprovecha, está oportunidad no se te dará otra vez. - se dirige a mí. Asiento casi que de acuerdo.

Me imagino lo que estará sintiendo Kyle justo ahora al pensar que dejará a su tesoro con su mate, -su enemigo, en otro idioma-. Pero así son las cosas. Cuando te transformas, lo único que quieres hacer es ir por tu mate a buscarlo, pero en el caso de ella, que me ha "encontrado" antes, se volverá loca al no percibir el aroma, -mi aroma- al que ya está más que acostumbrada. Entonces enloquecerá y todo se saldrá de control. Es por eso, que seré yo quien la guíe a manejar a su loba cuando esté por primera fuera. Me transformaré junto con ella y entonces desapareceremos en el bosque buscando privacidad.

- Vamos, ya casi es hora. - su pequeña mano toma la mía y me jala hasta donde está el resto de jóvenes.

Suelto su mano y le indico que se acerque a ellos sola. Niega pero logro convencerla diciéndole que estaré cerca esperando a por ella.

*- ¡Manada! - grita la potente voz de Kyle/Kobu en perfecta sincronía. - ¡Estamos aquí, para presenciar una de las etapas más importantes para un lobo, en estos jóvenes, que representan futuro, fuerza y unión a nuestra familia!

«¡Me siento más que orgulloso de poder acompañarlos y conocer a sus lobos! Les deseo lo mejor en la búsqueda de sus mates, feliz transformación y feliz noche!

Culmina y todo mundo le aplaude. Todos menos yo.

Miro mi reloj y ya casi son las doce, que es donde la luna estará en lo más alto. Los que se transformarán, serán bañados con su luz y esta misma, es quien despertara a sus bestias interiores.

Busco a mi pequeña y cuando la encuentro, la noto nerviosa y asustada. Tuerce de mil maneras sus manos y mira para todas partes. Hasta que encuentra mi mirada y yo enseguida le sonrió tratando de tranquilizarla. Al parecer funciona, porque sonríe también y lentamente suelta sus manos.

- "Te amo, princesa." - le digo con los labios, sin hablar. Ella inmediatamente me hace señas de que también.

Mi sonrisa de tonto no desaparece y no lo hará, si ella es quien la provoca. Todos miramos al cielo y nos damos cuenta de que el momento ha llegado. De repente gritos y chillidos se escuchan por todos lados. Pero, hay uno que me desarma por completo.

Mi nena, mi princesa, se encuentra tirada en el sucio suelo con sus manos en su cabeza gritando y temblando. Desde aquí noto como sus huesos se mueven por debajo de su piel, ubicándose en su nueva forma. Akjadib está inquieto clamándome que vaya hacia ella y la ayude, que pare su dolor. Mis ojos se cristalizan por la impotencia de no poder hacer nada por ella ya que esto es algo normal para nosotros.

*- ¡Haz algo! No puedo tolerar más su dolor... - me suplica.

Ya no aguantándo más, me empiezo a quitar la ropa y se la dejo a un subordinado de Kyle, procedo a trasformarme sintiendo el mismo dolor, solo que yo ya estoy acostumbrado. En cuestión de minutos ya estoy en mis cuatro patas y mi instinto es correr hacia ella. Kyle me intenta detener, pero lo rebaso con facilidad al él estar descuidado por sus otros dos hijos que también están sufriendo lo mismo que Aurora.

La miro y lo que veo hace que me arrodille ante tal majestuosidad. Ella... Es una loba de un plateado precioso. Esta tirada en el suelo aún, pero es su nueva forma. Parece perdida y débil. Llego al fin y me tiro a su lado.

*- ¡Mate! - quién grita es mi lobo. Ya ha reconocido a su loba.

*- Mi amor, ¿Estás bien? - pregunto por nuestra conexión.

*- ¿Killian? - recibo la respuesta. Pero no es ella.

Digo, es parecido a su voz pero con un toque más ronco y distorsionado. Es la voz de su loba.

*- Soy yo... ¿Puedes levantarte, nena? - le pregunto, aún no sé su nombre.

Me indica que sí, y con algunos tropiezos, se logra levantar. Le pido que vayamos al lugar que su padre ha preparado para sus hijos al momento en que su trasformación llegara. Ha adecuado un espacio para cada quien, por lo que tendremos la privacidad indicada.

Ella va delante de mí, solo así podré estar al tanto de ella. Mis sentidos están al máximo, es normal que esté alerta por si algo ocurre y así defenderla, pues ella no está acostumbrada a su nuevo cuerpo y podría ser peligroso.

Llegamos al lugar media hora después y veo que ya camina con más soltura, más natural. Me acerco y con mi hocico sobo el suyo, en la muestra más tierna y sincera de cariño y amor. Huelo su pelaje y restriego el resto de mi cuerpo con el suyo.

*- ¿Como te llamas? - es lo primero que pregunto.

*- Aura. - dice minutos después en su susurro. Así se escucha en mi mente.

Aura... Como "Aurora" pero incompleto.

*- Mi vida, yo soy Killian, tu mate y el de Aurora... Estoy condenadamente feliz de poder conocerte al fin. Pero hay alguien que lo está aún más, -si eso es posible- y me pide un tiempo a solas.

*- ¿Akjadib? - pregunta con sus bellos ojos plateados de loba mirándome fijamente. Su cola se mueve ligeramente.

Esta alegre de estar en presencia y poder conocer a su futuro hombre y bestia. Supongo que mi nena le habrá dicho su nombre.

*- Sí, él mismo.

Intercambiamos una palabras más, junto a caricias y sin más, dejo que mi lobo y... Aura, se conozcan.

[•••]

¡Hola! Aquí ta el número tres y vamos avanzando.

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