Capítulo 29.

Los días seguían pasando y mi vientre por alguna razón no crecía como debería. Sabía que seguía ahí, podía escuchar sus latidos pero era como si mi bebé tratara de ocultarse. A estas alturas me daba miedo transformarme y que en medio del quebrantamiento de huesos pueda llegar a lastimarlo.

Al tiempo ya llevábamos aquí poco más de tres semanas y aún no sabía qué podía llegar a ser, su aroma era algo débil y le pregunté a mi loba si eso era normal. Ella me aseguró que sí, que no me preocupara. Igual prefiero esperar a estar con Killian para saber su sexo.

Fuimos haciéndonos poco a poco a las actividades de esta manada por casi que obligación, ya que muchos estaban inconformes de trabajar y nosotros solo dedicarnos a existir. Debíamos cumplir con un rol aquí para poder ganarnos el derecho de dormir y comer tranquilos. Decidimos cooperar para por lo menos tener paz porque así ellos quisieran que nos fuéramos, Kenay no lo permitiría y no queremos vivir en contienda.

Era de noche y no podí
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