Kenay era un lobo con el que soñaba mucho cuando era pequeña, siempre veía un lobo gris en mis sueños. Solíamos jugar y cuando despertaba me sentía triste porque no lo veía. En mis sueños, él era mi hermano, en la parte lobuna. Es decir, Kenay es hermano de Aura. Siempre pensé que eran solo sueños, pero con el tiempo mientras me iban entrenando para ser luna, me explicaron que parte de mis sueños serían premoniciones o algo así.Ahora, Kenay es el lobo, Koda es el humano. Este cuerpo ha sido manejado por su parte lobuna durante muchos años, a causa de que no han encontrado a su mate, Koda le cedió el control total del cuerpo a su lobo. Por eso muchos le temen a esta manada, porque su alpha es un ser sarcástico que no le teme a la sangre, mataría tan fácilmente como comerse un pan. Nunca supe su nombre hasta ahora que le reconozco, tan solo oía las historias que contaban de este lugar como dos personajes místicos, el hombre y el lobo.Justo ahora estaba sentada en su oficina o despacho
- Me molesta que actúe como un niño, poniéndote quejas de mí como si yo fuera qué.Estaba en el despacho de Kenay, pues su Beta había ido a contarle nuestra conversación y por eso me mandó a llamar para reclamarme. No, está claro que me iré de aquí en cuanto Killian llegue y no hay negociación.- Es mi beta, ese es su trabajo. - suspira, parece cansado.- ¿El de ir de chismoso? - me cruzo de brazos. Estoy actuando como una niña pero no me importa.- El de informar cualquier novedad y mantener el orden. Él es el sol y equilibrio de mi manada, y solo cumple con su parte aquí, como todos. - Mira, Kenay...- No, ya sé qué es lo que me vas a decir y mi respuesta es que no. Tú de aquí no te vas, punto.Me empiezo a asustar, por las posibles situaciones que se den si Killian llega y este no me deja ir.- Ya dije que eso no está en discusión. Además, te quería decir otra cosa.Mejor cambiar de tema y no volver a tocarlo. Me iré, eso es seguro como que estoy embarazada, solo que entre menos s
Los días seguían pasando y mi vientre por alguna razón no crecía como debería. Sabía que seguía ahí, podía escuchar sus latidos pero era como si mi bebé tratara de ocultarse. A estas alturas me daba miedo transformarme y que en medio del quebrantamiento de huesos pueda llegar a lastimarlo.Al tiempo ya llevábamos aquí poco más de tres semanas y aún no sabía qué podía llegar a ser, su aroma era algo débil y le pregunté a mi loba si eso era normal. Ella me aseguró que sí, que no me preocupara. Igual prefiero esperar a estar con Killian para saber su sexo. Fuimos haciéndonos poco a poco a las actividades de esta manada por casi que obligación, ya que muchos estaban inconformes de trabajar y nosotros solo dedicarnos a existir. Debíamos cumplir con un rol aquí para poder ganarnos el derecho de dormir y comer tranquilos. Decidimos cooperar para por lo menos tener paz porque así ellos quisieran que nos fuéramos, Kenay no lo permitiría y no queremos vivir en contienda.Era de noche y no podí
Narrador omnisciente.Aurora por fin había logrado llegar a la manada de su alpha, pero lo que encontró la dejó devastada. Todo estaba hecho cenizas y pocos lobos se veían intentando levantar los escombros. Se introdujo a paso lento respirando con dificultad, podía oler el aroma de la sangre aún fresca en el lugar. Sus ojos se llenaron de lágrimas y no sabía hablar en ese momento.- Mi luna. - un joven se le acercó al verla a lo lejos. - Sigue con vida.- ¿Qué pasó aquí? - ignoró lo que le dijo y le preguntó. - ¿Dónde está Killian?Su voz dolía escucharla, se veía débil y sin palabras. - Él fue en su búsqueda, mi señora. Cuando todo terminó aquí, se enteró de que el alpha vecino la tenía cautiva. - ¿Cómo lo supo?- Vino alguien de esa manada a decírselo. Él, inmediatamente fue hacia usted.No, ella necesitaba llegar con urgencia hacia Killian, no podía permitir que se enfrentarán por algo que si se ponía a pensar, no tenía sentido. Ella estaba bien y Kenay solo necesitaba entrar en
Narrador omnisciente.En tierras lejanas, un alpha se preparaba para ir en busca de su luna. Killian había podido derrotar a todos aquellos que habían atacado su manada, perdiendo a algunos otros en el camino. Sabía que Aurora estaba bien, porque su lazo así se lo hacía saber pero quería estar con ella. Le preocupaba no saber el estado de los demás integrantes que se fueron con ella. Si había tenido que enfrentarse a alguien en el camino o si justo ahora se encontraba sola.Emprendió camino con rapidez. Se encontraba algo cansado y estaba malherido pero su instinto lo llevaba a buscarla a ella, no podía estar tranquilo hasta tenerla junto a él. Para este punto Kenay ya se había enterado del escape de Aurora junto a los de su manada. Estaba furioso y estuvo con todas sus fuerzas a Koda, su portador. No podía mostrarse débil, porque su instinto animal lo tenía en el límite de la locura. Él sabía que era cuestión de tiempo para que Killian atravesara los portones de su manada buscando a
Narra Aurora.Me sentía como en un limbo, no era capaz de conectar mi mente con la realidad. No en ese momento y lugar, dónde estaba frente a frente con Killian. Ya estábamos de regreso en nuestra manada.Había vuelto a mi escencia, más allá de ser la loba blanca, la pacificadora. Aquí, era simplemente Aurora, volviendo a mi hogar, y a mi amor. Killian me había indicado que me acercara a un lugar, que ahí me estaría esperando así que aquí estaba con mis pensamientos hechos un torbellino que mezcla la incertidumbre de nuestro futuro con la certeza de nuestro amor.El aire estaba impregnado de la frescura del rocío matinal, las primeras luces del amanecer se filtraban a través de las hojas de los árboles, tiñendo el bosque con tonos de oro y verde. Avanzaba con paso seguro, aunque mi corazón latía aceleradamente. Cada paso me acercaba más a Killian, el lobo al que amaba, el alfa de mi manada, que había desafiado la muerte y el destino para ir en mi búsqueda. Recordaba cada promesa susur
Narra Kenay.El sol se oculta lentamente, esparciendo destellos anaranjados a través de las copas de los árboles. En el corazón de este bosque ancestral, donde el tiempo parece moverse a su propio ritmo, camino solo. Mi figura lobuna, alta y majestuosa entre los susurros del crepúsculo, refleja la lucha interna que ha consumido mi espíritu y mi carne, que ahora, al fin, parece acercarse a su culminación.Desde nuestra unión forzada, Koda y yo hemos vivido en un constante tira y afloja, una batalla de voluntades donde ninguno de los dos ha estado dispuesto a ceder por completo. Como lobo alfa, he dominado en gran medida, relegando a Koda a un rincón oscuro de nuestra mente compartida. Pero las palabras de Aurora, esa visión de paz y unidad, aún resuenan en mi ser. Ella habló de armonía y de la necesidad de respetar la dualidad de nuestra naturaleza, no solo como un deber sino como el único camino hacia la verdadera fuerza.La noche está estrellada cuando me detengo junto a un antiguo l
Narra Koda.El bosque estaba en calma, la luz de la luna bañando cada hoja y cada rama con un resplandor plateado que parecía elevar el paisaje nocturno a algo mágico y etéreo. Yo, Koda, con Kenay aún resonando en las sombras de mi ser, caminaba por este santuario de paz, sintiendo cómo la frescura del aire nocturno limpiaba los últimos vestigios de conflicto que habían asolado mi alma.Mi mente estaba tranquila, una tranquilidad que no había experimentado en años, quizás nunca. Desde que Kenay y yo nos habíamos reconciliado, una nueva comprensión había florecido dentro de mí, una comprensión que me permitía ver más allá del lobo furioso y el hombre confundido que una vez fui. Ahora, ambos éramos uno, integrados y completos, navegando juntos en esta existencia.Mientras mis pasos me llevaban sin rumbo fijo a través del bosque, una parte de mí, la parte que aún latía con el corazón de un lobo, sentía algo más que la serenidad de la noche. Había una pulsión, un tirón hacia algo... o alg