Era un nuevo día, y eso significaba el tener que ir con Kyle, mi suegro. A veces me causa gracia la situación, otras no tanto. Cómo cuando se pone en modo niño egoísta con lo que considera suyo, como su hija.

Hoy por fin veré a mi princesa luego de todo un eterno fin de semana. Ya ansío mi llegada y que lo primero que vea o huela, sea a ella.

— Alpha. — toca Milo a la puerta de mi despacho y posteriormente, entra. Es el único, aparte de Aurora, que puede hacerlo.

— Buen día, Milo. — me levanto y saludo de mano.

— ¿Listo para su viaje?

Asiento no muy convencido.

— Le tengo una novedad que en lo particular me causa gracia. — dice con su sonrisa burlona.

— Si te vas a reír de mí... — amenazo pero él niega.

— Es sobre el demonio, — frunzo el ceño pero asiento para que continúe. — Ayer hizo un berrinche como usted no tiene ni idea, solo porque no lo ubiqué aquí mismo en su morada, sino en una posada allá en la aldea. Lo más alejado posible.

Inevitablemente sonrío divertido y a la vez compl