Uy, nuestros personajes son un poco descarados. Pero así me gustan, jajajajaja. ¿Acabará la supuesta cita en cogidas calientes?
KAT ¡Pero qué descarado es! Me subo a la moto de nieve pasando una pierna por el asiento, cuando estoy sentada el oxígeno se detiene. Todo es culpa suya, de su cercanía. Estoy harta de que me pase esto. Enciende el motor que ruge, ladea un poco la cabeza para mirarme y sonríe. —Agárrate, la nieve aún está un poco compacta y puedes salir volando —me informa. Gruño. No quiero tocarle ahora. Pero es cierto lo que dice, sino me agarro iré a comerme en tronco de los árboles. —Eres tan considerado —digo con sarcasmo. Me ignora, mete el acelerador y la moto de repente se mueve. Abro los ojos por la impresión, no tardo demasiado en desplazar mis manos por su abdomen duro. Las puntas de mis dedos tiemblan por introducirlos debajo de su camisa y descubrir si su piel es suave. —Que rico tu contacto, bonita. Le pellizco la panza. —Auch, ¡pero qué salvaje! —se queja malhumorado. Le saco la lengua, no me ve así que no tengo pena por ser tan infantil en estos momentos. —Me caes mal. —Y t
KAT Mi trasero empieza a arder del dolor debido a la caída en el hielo. Pero no dejo que Caín me intimide, como puedo me incorporo, aunque me cueste bastante mantener el equilibrio con patines. Vuelvo a levantar la mirada y lo examino detenidamente, no entiendo cómo esto es posible. —¿Qué quieres decir con que está muerto? —cuestiono temerosa. No me responde. En cambio, desplaza hasta mi con un movimiento rápido para agarrarme de los codos y zafarme hacia su pecho. Sus ojos malvados no dejan de matarme, tienen un brillo tan terrorífico que me cuesta respirar. —Eres la única salvación, Katherine —musita muy seguro —. No seas el héroe que salva al mundo. Sé la reina villana que todos temen, no te dejes apresar en un cuento de amor y rosas. —¡No soy malvada! —le chillo histérica. —Deseas matar a tu compañero y eso te convierte en un ser malvado. Tus instintos son mezquinos, terroríficos y avariciosos. Por eso te eligieron a ti. —¡Basta, Caín! —le suplico —. No sé de qué hablas. Yo
CALEB Mis patas de lobo corren de una manera sobrenatural mientras intento sortear los árboles y los troncos con astillas afiladas. Kat descansa sobre el lomo de mi espalda, su cuerpo me enfría porque está más helada que la nieve que hay en el piso. Observo el cielo, aún no es de noche, pero solo faltan unas horas para que la oscuridad lo consuma todo. Mi mate está muerta. Y su proceso vampírico está en proceso. La profecía se está cumpliendo, siento que no puedo hacer nada para evitarlo y eso me enfurece. Cómo demonios es posible que haya probado sangre vampírica. Sospecho en Caín, ese chupasangre cabrón me quiere joder la vida. No se lo voy a permitir, voy a arrancarle la cabeza y la pincharé en una lanza alta en la plaza del pueblo para que todos vean mi triunfo. La fortaleza de mi hogar se deja ver entre los árboles, algunos de los integrantes de mi manada pasean libremente cerca del bosque, pero se detienen cuando los adelanto. Llegó hasta una de las puertas de la muralla,
CALEB Algunos integrantes de mi familia están reunidos en el salón principal, es más amplio y cálido para que podamos hablar todos sin que nadie nos interrumpa. Nos sentamos en los sillones y sofás, mientras los empleados nos atienden. —Nada para mí —le digo a la empleada. —Yo quiero un bollo relleno de nata, si puedes traer la tarta que la cocinera hizo ayer también quiero un trozo y... Mi hermano acaricia el brazo de su esposa embarazada. —Cariño, el bebé nos saldrá diabético con comer tanto dulce —bromea amoroso. Envidio su vida, él ha creado una familia con la mujer que ama. Yo no tengo nada —. Tráiganle un poco de agua con limón y un plato de carne asada. Se dirige a la empleada, que se gira y sale del salón para cumplir su orden. Mi hermano Cameron acaricia la incipiente barriga de mi cuñada. —Le quitas la diversión a la vida —se enoja Penny, quitándole la mano malhumorada y echándose a un lado en el sofá. Mi vista se mantiene fija en el cuadro familiar, se refleja claram
KAT Tengo miedo. Mucho miedo. Porque no sé lo que me espera aquí, ni en ningún lugar al que vaya. He pensado en escapar, hacer que el guardia que se pasea por delante de las celdas se acerque y drenar su sangre hasta que deje su último aliento en la tierra. Pero no me hace caso. Tan solo revisa que nadie se acerque a mí. Cuando camina lentamente delante de mi celda, se para un momento para mirarme. En su rostro no hay expresión alguna, solo me mira. Un sentimiento de culpa me atraviesa, me siento como la peor ser humano de la historia. Abro los ojos mirando como una mosca se posa en el cristal del ataúd, justamente en el rastro de sangre. Ya no soy un ser humano. Ahora soy una bestia que le encanta matar. Recuerdo a la pequeña de rizos largos y oscuros. Sus ojos inocentes se cerraron cuando tragué una buena parte de su sangre. Me pareció dulce al principio, pero después la amargura me quemó la garganta. ¿Habrá muerto? No quiero que muera. No quiero que crean que soy un monstruo,
KATLas gotas de agua se escurren bajando por mi piel, salgo del baño de la habitación que Caleb me ha proporcionado con un albornoz cubriendo mi cuerpo desnudo. Aún no me acostumbro a este dormitorio tan grande, tiene dos piezas, una donde hay una gran cama con un dosel que parece sacado de una película de princesa, también una un gran vestidor abierto a unos pocos, sillones rosas frente a unos ventanales grandes que dejan una maravillosa vista al bosque y sus montañas tupidas de nieve. La otra pieza, tiene un enorme baño que tiene todas las comodidades. La ducha posee un estupendo hidromasaje.Si no fuera porque básicamente estoy aquí retenida, me sentiría feliz de tener todo esto a mi disposición.Pero estoy en la cueva del lobo, uno que me desprecia porque casi mato a un integrante de su familia. En realidad, casi mato a su hermana. Eso es lo que me dijo la vampira que se encarga de ayudarme a controlar mi sed de sangre, se llama Eduarda.Ella es bastante parlanchina, no calla por
KAT La hora ha llegado. Son las seis de la tarde cuando me monto en el vehículo aparcado en frente de la mansión, es un coche largo de varias plazas para que todos podamos ir. Caleb, sus hermanas mellizas, su hermano con su esposa, una amiga de Caleb que se llama Anne, (es la chica que confundí con su prometida en la oficina) y yo. Juego con mis manos mientras todos se abrochan los cinturones, están bromeando sobre sus vidas. Yo no puedo hacer nada de eso, porque no los conozco. Así que me quedo callada, alzo la cabeza y me encuentro con los ojos brillantes de Caleb en el espejo retrovisor. Estoy sentada justo detrás de él. En el lado del copiloto va Cameron, su hermano, en los asientos de atrás, su esposa Penny, Chelsea y yo. En los de más atrás, Cloe y Anne, parecen llevarse muy bien. Le mantengo la mirada a Caleb, pero él presiona sus labios contrariado y enciende el motor del vehículo. Desvía la vista como si me detestara. Me molesta que no me haga caso. —Penny no debería ve
KAT —Te voy a enseñar lo que realmente es el placer. ¿De verdad? Porque estoy deseándolo, pero soy tan orgullosa que no lo admitiré en voz alta ni aunque me muriese. Ahora entiendo porque la supuesta Diosa Luna me emparejó con Caleb, él me toca de una manera que me hace vibrar. Vibrar de verdad, de esa manera que ni siquiera puedes resistirte o relajarte. El fuego infernal sube por mi sangre como si fuera un volcán a punto de explotar por los aires. Así me siento, como si fuera a explotar por sus caricias. Por su lengua húmeda descubriendo las curvas de mis pechos, no sé si debería tener frío, pero ahora mismo solo pienso en él. En sus besos. En la manera tan exquisita que tiene de chupar mi pezón y succionarlo con sus labios. No se cansa de hacerlo. Sube la mano por mi nuca, hundiendo sus dedos en los mechones rebeldes de mi cabello. Y me devora de nuevo la boca. Se me escapa un gemido. La mano que tiene puesta en mi pecho, baja hasta mi zona baja dejando un rastro de cosquillas