Desperté con el pie izquierdo una mañana de esas. Me levanté tarde, tarde como casi nunca, lo cual era inexplicable, porque a la noche anterior había dormido como un bebé… que yo recordara.
Me di una ducha de dos minutos, desperté a Will y ambos llegamos corriendo al comedor tan solo para oír cómo el timbre sonaba para indicar el fin del desayuno. Con los estómagos vacíos ambos fuimos a nuestra primera clase del día.
Me moría de maldito sueño. Me sentía como un zombie flotante, como si no hubiera dormido en toda la noche. Era extraño, si incluso había dormido más de lo que debería. Quizás era por el hecho de no haber desayunado. Me faltaban nutrientes y energía. Apenas fui consciente de cómo transcurrió el día, de las clases, los recesos, las tareas, y los trabajos.
Por primera vez en muc
Cuando Will volvió a la habitación casi cuatro horas más tarde yo seguía despierto, pero fingía dormir. Estaba cubierto hasta el cuello con las sábanas, de cara a la pared y sin poder pegar un ojo cuando oí la puerta abriéndose, y lentos pasos discretos tratando de pasar desapercibidos.Bien, se preocupaba por no despertarme. Esa era una buena señal… ¿no?Oí el crujido de su cama, el desorden en sus sábanas, y finalmente su profunda respiración. Pero la suya no era fingida como la mía… supongo.¿Hasta cuándo iba a estar enojado conmigo? Por mi parte yo había pasado por una fase de personalidad múltiple desde el momento en el que él había salido de la habitación. Había pasado de la furia histérica al llanto desconsolado, de ahí a la reflexión jadeante, y luego a la silenciosa p
No me considero una persona asustadiza, a pesar de tener mil y un miedos y ser muy frágil y sensible. Pero lo que vino en la mañana en realidad logró hacerme dudar de esto.—¡Ethan, Will, he encontrado una…!En un pequeño momento pasaron muchas cosas. Pero a pesar de que aún seguía medio dormido, no fui capaz de olvidarlas. Sobre todo porque mi corazón se detuvo por un par de minutos en lo que cada una ocurría.Primero: Will y yo despertamos como recorridos por una descarga eléctrica, alertados por esa voz. Luego, mi corazón se detuvo al contemplar la posición en la que me encontraba: mirando hacia mi propia cama, de espaldas a Will, mi espalda pegada a su pecho y su brazo todavía aferrándome con fuerza. En tercer lugar, cada uno reaccionó a su manera, pero al mismo tiempo: Will apartó su brazo de mí de golpe, y yo, al tratar de inco
No hubo más insinuaciones del tema en más de una semana. Gracias a Dios, la relación entre Will y yo había vuelto a la feliz normalidad, pero lo único que no podía cambiar aunque quisiese, era el hecho de que mi rubio amigo llegaba todos los días sin falta de madrugada, ebrio y cansado.Sí, la ebriedad se había vuelto un factor definitivo.Yo para entonces había sido precavido y me había abastecido de una razonable ración de pastillas para tratar de ayudarlo por las mañanas.Oh, cuánta lástima me daba. Verlo tan sonriente pero adormilado, medio durmiéndose en las clases, habiendo perdido el brillo de la mirada por culpa de las ojeras.No entendía por qué de repente había adquirido ese horroroso hábito de embriagarse tan seguido. Tampoco entendía cómo Valerie lo permitía. Ella no era para
Uno de mis más grandes sueños desde que era pequeño era, algún día, poder poseer una máquina del tiempo. De pequeño debo admitir que me interesaba más el futuro que el pasado. Lo que quería era tener el poder de acelerar mi proceso de crecimiento para poder experimentar la adrenalínica sensación de ser mayor.Sin embargo, en ese preciso momento sabía muy bien que, si una máquina del tiempo cayera en mis manos, lo único que haría sería retroceder el tiempo a la noche anterior para besar de nuevo a Will Robinson. No importaba lo bizarro, lo extraño, casi retorcido que hubiera sido ese beso con sabor a alcohol, ebriedad y confusión.Ese maldito beso había sido lo mejor que me había podido pasar en la vida.El piso estaba frío. Podía compararlo con la temperatura de mi piel, pero apostaba a que no tendría se
—Lo recuerdo —dijo.Me volví hacia él. Estaba a mi lado, lo suficientemente cerca como para comprobar que todo lo que acababa de decirme lo decía de corazón, y lo suficientemente lejos como para no volverme loco de nervios.—¿Qué cosa? —pregunté en un tímido murmullo.—Nuestro primer beso.Mi cuerpo se hizo de piedra.—Volví tarde del bar. Había estado con Valerie… ella me había presentado unos amigos a los que francamente ya no recuerdo. Las cosas se subían de tono… así que puse de excusa que ya estaba lo bastante ebrio para volver. Vine aquí bastante mareado… pero no tan ebrio como para no recordar. Hice una escena, lo recuerdo, era como si no tuviera control sobre mí mismo. Perdí la conciencia por un rato. Cuando desperté tú le estabas hablando a Anderson, así
Llegamos a nuestra habitación luego de clases para un merecido descanso. Will lanzó su mochila a un lado y yo, ligado al hábito, coloqué la mía prolijamente sobre la mesa de noche.—¿Cómo te fue? —me preguntó, acercándose para darle un beso a mi cabello.—Bien —sonreí—. Lo normal.—¿Mucho trabajo?—Supongo… —dije, restándole importancia.Me senté sobre mi cama de cara a la ventana, saqué un cuaderno para comprobar mis deberes y empecé a leerlo, tratando de que el cansancio no me distrajera.No fue eso lo que me distrajo. Sentí las fuertes y cálidas manos del rubio sobre mis hombros. Empezó a masajearlos suavemente, provocando en mis agotados músculos un relajo estimulante.—Estás tenso, Ethan —me dijo suavemente.Sin saber p
Cualquiera que se detuviera a mirar a la pareja más observada en todo el instituto Henderson Green, diría que nada anómalo estaba pasando.A Will Robinson y Valerie Mitchell se les veía bien. Ambos eran guapos, talentosos, carismáticos, y parecían pasarlo bien juntos. Nada había cambiado entre ellos, se les podía observar por el pasillo tomados de la mano, sonriéndose mutuamente, robándose uno que otro beso de manera furtiva, escondiéndose de la inquisidora mirada de Anderson. Incluso si Will no me hubiera recordado durante la siguiente semana que el hecho de que se me había declarado y yo a él era cierto, yo hubiera pensado que solo se trataba de un sueño y hubiera seguido mirándolos como la pareja perfecta que parecían.Además, y esto era algo con lo que Johanna siempre me ponía una cara de "cómo-lo-permites" cada vez que se enteraba, W
La maestra Grey, de lejos mi favorita, nos había dejado un ensayo muy interesante. Quería que en por lo menos dos caras y media explicáramos a fondo acerca de nuestra percepción del dolor. Quería saber qué era exactamente lo que considerábamos doloroso, describir la sensación que este provocaba en nosotros.Yo todavía no sabía acerca de qué escribiría. Hacía mucho que no experimentaba verdadero dolor, ya fuera físico o interno… a menos que escribiera acerca de mis pesadillas.Ese solo pensamiento me hizo estremecer. Sin embargo, el dolor no es lo mismo que el miedo, así que por más duro que me resultara que esos recuerdos aún me persiguieran por las noches, no podía ser ese el tema de mi redacción.En fin… luego se me ocurriría algo.De hecho, podía pedirle a Will que me ayudara un poco y me diera