Amy:Sus palabras me dejan paralizada.De todos los posibles escenarios que había imaginado en mi mente, este no era uno de ellos. Con rapidez, tomo el sobre y lo abro.Es cierto, dentro enta la copia de nuestro contrato de compromiso que mi padre y su abuelo le hicieron firmar, arrugo el entrecejo y desvío la mirada para observarlo. Achinando los ojos, porque no me lo creo del todo.—¿Qué pedirás a cambio?— interrogo con un nudo en la garganta.El permanece en silencio por unos segundos y y luego lo escucho susurrar:—Solo quiero que pases la noche conmigo.Sus palabras me hacen sudar frío.—¿Quieres...?— me atraganto— ¿ me estás diciendo que quieres tener sexo conmigo?Me recorre con su mirada, muy, muy lentamente, y eso solo consigue que se me ponga la carne de gallina.—Si— responde— mañana mismo vendrá el jet a llevarte de vuelta a Rusia. Solo quiero...—Sí, acepto — lo interrumpo —si ese el precio que tengo que pagar por qué me dejes ir y por nunca más tener volver a tu cara, ac
Amy:Mi comportamiento, en parte, es una decisión racional, colaborar para evitar el dolor fue una acción premeditada. Lo que está pasando es tan surrealista que no termino de procesarlo. Es como si estuviese viendo una obra de teatro o una película. No puede ser que me esté pasando esto. No puedo ser yo la chica a la que él ha intentado asesinar, ha drogado y secuestrado y que ahora permite que su secuestrador la toque y manosee por todas partes.Pero así es ... Los dos estamos tumbados de lado, uno frente al otro. Noto sus manos sobre mi piel. Son un poco ásperas y están encallecidas; pero su tacto ya no se siente frío, sus manos son cálidas en contacto con mi piel caliente .Son fuertes, aunque ahora mismo no está empleando la fuerza. Podría doblegarme con facilidad, como ha hecho antes, pero no hace falta; no me estoy resistiendo. Estoy flotando en una neblina confusa y sensual. Me vuelve a besar y me acaricia el brazo, la espalda, el cuello, el muslo... Su roce es suave per
Alexis:—Señor, reconsidérelo, si deja que la muchacha se vaya...— susurra Katya, formando en palabras lo que ya sé.—He tenido suficiente — mascullo, sentado a la mesa de la cocina.—Pero, Señor...si tiene un poco más de paciencia, si la retiene por unos días más ...— insiste Katya — de seguro logrará que ella...—No. Planeé mantenerla aquí por un par de semanas más pero ahora sé que será en vano. Ella necesita regresar a su vida, a sus ensayos, a los escenarios del mundo y yo ...Katya se arrodilla ante mí, apretando mi rodilla fuertemente.—Señor, usted ama a la chica— susurra apenada por mí.—Así es, pero el sentimiento no es correspondido y no quiero forzarla a nada más. Ya ha tenido suficiente. Si continúa intentando escapar podría lastimarse de gravedad y no me lo perdonaría. Es momento de dejarla ir. A lo mejor escucho el sonido característico del jet aterrizando y me pasó la mano por el pelo. Después de que tuvimos sexo ella cayó dormida y yo tomé una ducha para luego pasarm
Amy:—Creo que le gustas, ¿ lo sabías ?—me dice Nadia, dos dias después, mientras repasamos la rutina con el resto del elenco —. Me sorprende que Einrich no te pidiera salir allí mismo. —¿Pedirme salir? ¿ Por qué? —La miro, incrédula—. Soy la última chica con la que saldría. —Yo no estaría tan segura —replica pensativa—. Solo salisteis una vez, pero se quedó hecho polvo cuando te fuiste de vacaciones .Y la manera que tenía de mirarte hace unos días… —Irina, por favor, ¿qué locura es esa? —digo con una risilla nerviosa—. Él y yo tenemos solo tenemos una cosa en común, la compañía. Eso es todo. No quiero que esto se convierta en una historia complicada. Solo quería cerrar el tema de algún modo.La idea de salir con Einch o con cualquier otro me resulta extraña. Todo lo sucedido con Alexis era demasiado reciente y pensar en que otro hombre me toque me ponía nerviosa, aunque no sabía bien por qué. —De acuerdo, cerraré el tema, ya está. — Irina farfulla con sarcasmo—. Pero se ha pasado
Amy:Esbozo una gran sonrisa y los abrazo de nuevo; hago todo lo que puedo para convencerlos de que estoy bien, y que no hay nada de lo que preocuparse. Aun así, no lloro. No puedo. Todo me parece lejano y distante, y hasta mis padres parecen recuerdos y no gente de verdad. A pesar de todo, me esfuerzo por actuar con normalidad; ya les he causado demasiado desasosiego. Al cabo de un rato, se tranquilizan y se sientan para hablar. —Se puso en contacto con vosotros, ¿verdad? —les pregunto al recordar la promesa de Alexis—. Os dijo que estaba viva, ¿no? Mi padre asiente con la expresión seria. —Un par de días después de tu desaparición, llamé directamente a Viktoria —explica en voz baja—. Ella a su vez le avisó, creo, y él me devolvió la llamada. Prometió devolverte de una pieza y exigió que no intervinieramos. Me quedo boquiabierta. —¿Qué? ¿Es en serio ? —Varios días después recibimos un correo electrónico desde tu email— prosigue mi padre con la voz temblorosa—. El asunto decía
Amy:Echo una mirada rápida alrededor, busco un sitio en el que esconderme, pero el único armario que hay en la habitación es demasiado pequeño para mantenrrme aquí. No hay otro sitio en el que esconderme. Quedarme aquí sería un suicidio. Necesito salir y tiene que ser ya. Por suerte duermo en pijama, y con cautela salgo al pasillo. Como tengo los pies descalzos, noto el frío del suelo, que se une al escalofrío que me recorre por dentro. Fuera de allí, me siento aún más expuesta y vulnerable, por lo que la urgencia de esconderme se intensifica. Me encuentro un montón de puertas al final del pasillo, escojo una al azar, la abro con cuidado. Para mi alivio, no hay nadie dentro, entro y la cierro. El sonido del tiroteo continúa a intervalos aleatorios, acercándose a cada segundo. Me dirijo hacia la esquina que hay detrás de la puerta y me pego a la pared, intentando controlar el pánico, que cada vez es mayor. No tengo ni idea de quiénes están armados, pero las posibilidades que se me
Amy:El coche arranca y se aleja. No suelto la mano de Katya, mirabdopor la ventana y viendo cómo nos alejamos del edificio blanco del hotel. La carretera por la que vamos está pavimentada y lisa, pero el ambiente dentro del coche está tenso. Los hombres que van en el asiento trasero, con nosotras, sujetan con firmeza sus armas y de nuevo me da la sensación de que tienen miedo de algo… o de alguien. Me pregunto si es de Alexis. ¿Sabe lo que me ha pasado? ¿Va de camino al hotel? Miro por la ventana, tengo los ojos secos pero me arden, y también la garganta. Esto no debió ocurrir. Se supone que todo el asunto entre el Visconti y yo se terminó en la isla. Se supone que yo debía estar de regreso a la plácida tranquila que he tenido durabte los últimos años, una vida que anhelo con toda intensidad y que cada vez parece más irreal. El coche se va alejando por la carretera, apartándonos cada vez más de la seguridad. Dentro hace calor. Huele a sudor y a cuerpo de hombre sin lavars
Amy:—¿Sabes quiénes son estos cabrones o qué quieren de nosotras? —No estoy segura, pero me lo imagino —dice Katya ,con las manos tensas en la espalda—. Creo que forman parte del grupo terrorista yihadista del que me habló el señor hace un par de meses. Supuestamente, están cabreados porque los Ivanov no les quieren vender un arma que han desarrollado. —¿Por qué no? —pregunto con curiosidad—. ¿Por qué no se la venderían? Se encoge de hombros. —No lo sé. Los ivanovs pueden ser celectivos a la hora de escoger a sus socios de negocios y podría ser que no confiaran en ellos. —¿Nos han secuestrado para chantajearlos? ¿ A los Ivanov? —Sí, eso supongo —afirma con suavidad—. Al menos para eso estás tú aquí. Alguien a quien conoces debió informarle a estos terroristas. Estaba durmiendo en una de las habitaciones de abajo de tu piso, cuando me encontraron e inmediatamente subieron a tu planta, a la habitación donde estabas. Creo que pretenden utilizarte para obligar a los familiares d