—Ven, no te cortaré—. Elijah extendió su mano y ella dio un paso hacia él.—Ya sabes. Si lo haces, te daré un pescozón— titubeante, ella permitió que él la agarrara, y no pudo terminar su amenaza cuando sintió el filo cortar la palma de su mano.—Eres un desgraciado— su grito resonó en todo el salón, haciendo un eco qué hasta los guardias que estaban afuera se rieron divertidos.—Pulga, quédate quieta— la reprendió Elijah, apretando su herida para que las gotas de sangre cayeran en el interior de la copa. Cuando ella vio que la sangre que caía dentro de esa copa creaba un resplandor dorado que iluminaba todo el espacio, dejó de luchar.—Es hermoso— murmuró aturdida, alzando las cejas cuando Elijah se bebió el contenido de la copa, manteniendo los ojos cerrados mientras lo hacía, y se podían escuchar los gemidos que emitía, mientras que su cuerpo resplandecía en una luz verde mezclada con una sutil, pero casi invisible lila, que despertaba la curiosidad de todos.Luego, él se realizó e
Los alfas se postraron frente a Elijah.—Exigimos que rompa todo vínculo con esa bruja — habían clamado al unísono y ahora esperaban una respuesta.—¡No lo haré! — la voz de Elijah retumbó, tan poderosa que parecía hacer temblar los cimientos del lugar. Sus ojos brillaban con una intensidad desconcertante, desafiante, feroz. —Y el que quiera obligarme, que dé un paso al frente.Todos se miraron asustados, aunque temerosos, se mantenían firmes en sus reclamaciones. Sabían que desafiar la autoridad suprema les costaría la vida, pero estaban dispuestos a enfrentar ese destino con orgullo, sin permitir que el enemigo pisoteara su dignidad.Mientras tanto, Marlen sentía una liberación interna, como si las cadenas que aprisionaban su verdadera esencia se hubieran roto. En ese momento, su figura comenzó a transformarse con asombrosa magnificencia. Sus ojos verdes, antes mansos e inocentes, se tiñeron de un lila hechizante. Su piel, cual lienzo puro e inmaculado, se vio adornada con runas que
—Nunca vuelvas a pedirme que rompa nuestro vínculo —suplicó Elijah, bramando al mismo tiempo, soltando una lágrima solitaria que secó de inmediato con el dorso de su mano—. Eres mi luna destinada, no es decisión nuestra romper este lazo mágico, sino de la diosa. —Pero sin Mateo, este vínculo no tiene sentido. Alfa, devuélveme a mi bebé —Marlen estaba a punto de arrodillarse, pero al escuchar un llanto conocido que provenía de fuera del palacio, salió corriendo y vio a Caroline con Mateo en brazos, quien se dejó caer de rodillas. A Marlen, el espíritu le volvió al cuerpo; ni siquiera supo en qué momento dejó de respirar. Pero al arrebatar a su hijo de los brazos de la loba beta, tomó una bocanada para llenar sus pulmones del aire que le hacía falta, sin dejar de sonreír y llorar al mismo tiempo. Los guardias rodearon a Caroline de manera amenazante, y todos los que estaban en el interior del palacio salieron, atónitos. —Mi copito de nieve, ¿estás bien, amor mío? —le susurraba Marlen
«¡Sí, me estoy volviendo loca! Ahora ya no soy bruja, sino un híbrido», pensó Marlen con diversión.—Creo que tanta fantasía está afectando mis neuronas —soltó en un bufido, y de repente sus ojos resplandecieron en un verde eléctrico."Marlen, soy Glenny, tu lado gnomo"."Sí, y es alguien muy fastidiosa, con el cual odié enormemente compartir mi soledad. Durante nuestro encierro fue muy ruidosa", se quejó la otra voz, que Marlen ya podía diferenciar como su lado de bruja."No la escuches, Ivi es hostil, todo le molesta y nada le agrada. Además, está enfadada con madre por haberla sellado. Mejor ignórala", le recomendó Glenny con su tonalidad dulce y pausada."¡Déjenme en paz! Estoy muy confundida. ¿Un gnomo dentro de mí? ¿Es una broma? Eso significa que estoy cargando en mi interior a un enano de jardín ¡Esto sí que es pura locura!", gritó Marlen en su cabeza, y escuchó la risa burlona de Ivi."No soy un enano. Soy la que estuvo a tu lado siempre. ¿Recuerdas la luz verde que te prote
~Siempre lo hago. Y ahora muero por estar en lo más profundo de tu útero ~ ella escuchó un sonido parecido al de un gemido. ~¡Eres un pervertido!, ~ ella se carcajeó, ~te pregunté: ¿Cómo rayos haces para hablar en mi cabeza? ~. ~Ya puedo abrir un vínculo mental contigo, y lo estoy utilizando para quejarme porque te he alimentado. Deberías agradecerme lavando los trastes, de verdad odio las labores domésticas~. Aunque ella no lo podía ver, Elijah hizo un puchero. ~¿Y perder la oportunidad de que un supremo de alfas, haga todo por mí? Lo siento, pero cosas como estas son muy importantes para mí, y no utilices el lavavajillas~. La risa de Marlen retumbó en la cabeza de Elijah, el cual suspiró anonadado. «Podría escucharla siempre sin aburrirme», cavilo y Atlas ronroneó. ~Te daré tantas nalgadas, qué dejaré tus nalgas rojas. Ese será el pago por tu insolencia al burlarte de tu rey~ ~Suena interesante, creo que seré un súbdito muy insolente~. Marlen se mordió el labio inferior a
Elijah se movió sin piedad y en medio de su agitación le mordió la pantorrilla del pie que le tenía alzado, creándole marcas. Elijah lo sintió, el placer estaba alcanzando el punto de no retorno y sin querer evitarlo, comenzó una danza bestial, que lo llevó a sostenerse con ambas manos, mientras que sus embestidas, elevaban la parte inferior del cuerpo de Marlen a medida que entraba y salía. —Eres tan deliciosa, y estás tan apretada. Mi luna —bramó él, sin poder contenerlo. Solo pudo gruñir, porque el interior de su pequeña se contrajo en torno a su hombría, haciendo que él se uniera al clímax que la hizo temblar a medida que convulsionaba. Todo su elixir se derramó en el interior que lo acogía, era una carga potente y espesa que le quemaba y le hacía estragos en sus entrañas. Marlen fue capaz de percibir que esta era la sensación más poderosa, jamás experimentada.Quemaba, ardía, sentir ese líquido bañar sus órganos reproductores aún creaba contracciones, pero nada de eso le qui
Este era el tercer plato de comida que Elijah, con un suspiro, arrojaba al basurero. A pesar de sus esfuerzos por preparar los platillos favoritos de Marlen y complacerla de todas las formas posibles, ella parecía estar atrapada en la burbuja mágica, enroscada en sí misma en un rincón.Él inhaló profundamente, dejando que sus puños descansaran sobre la meseta de la cocina. Bajó la cabeza, cerró los ojos y, al pasar una mano por su pelo revuelto, se enderezó sin perder el entusiasmo.Tomó a Mateo en brazos y regresó a la habitación.Sus ojos se posaron en las luces parpadeantes que se reflejaban en el techo, creando una danza de destellos hipnóticos.—Sé que soy un idiota, no debí ocultarte nada, pero ya no hay marcha atrás, solo me queda pedir que me perdones— murmuró Elijah, esperando ser escuchado. Tras unos segundos de silencio, bajó los hombros y salió de la habitación con Mateo en brazos. Se había ocupado perfectamente de su hijo, lo había alimentado, bañado y dormido.Unos 20 m
En el corazón de un bosque encantado, donde los secretos murmuraban a través de las hojas y las raíces se entrelazaban con los destinos, el trono del rey gnomo se erguía imponente en medio de la corte, siendo un amasijo de ramas antiguas y gemas que captaban la escasa luz, haciéndola danzar en patrones etéreos sobre los rostros atentos de la audiencia. Dayanara se encontraba sentada ante la majestad de aquel reinado, mientras su corazón latía desbocado bajo los tejidos suntuosos que apenas lograban contener su agitación.Glenn, el objeto de su amor prohibido, era un espectáculo para la vista: un hombre de cabellos tan negros y suaves como la noche sin luna, lacio y tan largo que le llegaba a la cintura. Sus orejas puntiagudas se podían ver a pesar de su cabello suelto. Y sus ojos verdes, como la naturaleza misma, no reflejaban ninguna incomodidad, aunque por dentro tenía un revuelo de emociones. Cada movimiento suyo era la encarnación de una gracia sobrenatural; un ser que desafiaba l