~Siempre lo hago. Y ahora muero por estar en lo más profundo de tu útero ~ ella escuchó un sonido parecido al de un gemido. ~¡Eres un pervertido!, ~ ella se carcajeó, ~te pregunté: ¿Cómo rayos haces para hablar en mi cabeza? ~. ~Ya puedo abrir un vínculo mental contigo, y lo estoy utilizando para quejarme porque te he alimentado. Deberías agradecerme lavando los trastes, de verdad odio las labores domésticas~. Aunque ella no lo podía ver, Elijah hizo un puchero. ~¿Y perder la oportunidad de que un supremo de alfas, haga todo por mí? Lo siento, pero cosas como estas son muy importantes para mí, y no utilices el lavavajillas~. La risa de Marlen retumbó en la cabeza de Elijah, el cual suspiró anonadado. «Podría escucharla siempre sin aburrirme», cavilo y Atlas ronroneó. ~Te daré tantas nalgadas, qué dejaré tus nalgas rojas. Ese será el pago por tu insolencia al burlarte de tu rey~ ~Suena interesante, creo que seré un súbdito muy insolente~. Marlen se mordió el labio inferior a
Elijah se movió sin piedad y en medio de su agitación le mordió la pantorrilla del pie que le tenía alzado, creándole marcas. Elijah lo sintió, el placer estaba alcanzando el punto de no retorno y sin querer evitarlo, comenzó una danza bestial, que lo llevó a sostenerse con ambas manos, mientras que sus embestidas, elevaban la parte inferior del cuerpo de Marlen a medida que entraba y salía. —Eres tan deliciosa, y estás tan apretada. Mi luna —bramó él, sin poder contenerlo. Solo pudo gruñir, porque el interior de su pequeña se contrajo en torno a su hombría, haciendo que él se uniera al clímax que la hizo temblar a medida que convulsionaba. Todo su elixir se derramó en el interior que lo acogía, era una carga potente y espesa que le quemaba y le hacía estragos en sus entrañas. Marlen fue capaz de percibir que esta era la sensación más poderosa, jamás experimentada.Quemaba, ardía, sentir ese líquido bañar sus órganos reproductores aún creaba contracciones, pero nada de eso le qui
Este era el tercer plato de comida que Elijah, con un suspiro, arrojaba al basurero. A pesar de sus esfuerzos por preparar los platillos favoritos de Marlen y complacerla de todas las formas posibles, ella parecía estar atrapada en la burbuja mágica, enroscada en sí misma en un rincón.Él inhaló profundamente, dejando que sus puños descansaran sobre la meseta de la cocina. Bajó la cabeza, cerró los ojos y, al pasar una mano por su pelo revuelto, se enderezó sin perder el entusiasmo.Tomó a Mateo en brazos y regresó a la habitación.Sus ojos se posaron en las luces parpadeantes que se reflejaban en el techo, creando una danza de destellos hipnóticos.—Sé que soy un idiota, no debí ocultarte nada, pero ya no hay marcha atrás, solo me queda pedir que me perdones— murmuró Elijah, esperando ser escuchado. Tras unos segundos de silencio, bajó los hombros y salió de la habitación con Mateo en brazos. Se había ocupado perfectamente de su hijo, lo había alimentado, bañado y dormido.Unos 20 m
En el corazón de un bosque encantado, donde los secretos murmuraban a través de las hojas y las raíces se entrelazaban con los destinos, el trono del rey gnomo se erguía imponente en medio de la corte, siendo un amasijo de ramas antiguas y gemas que captaban la escasa luz, haciéndola danzar en patrones etéreos sobre los rostros atentos de la audiencia. Dayanara se encontraba sentada ante la majestad de aquel reinado, mientras su corazón latía desbocado bajo los tejidos suntuosos que apenas lograban contener su agitación.Glenn, el objeto de su amor prohibido, era un espectáculo para la vista: un hombre de cabellos tan negros y suaves como la noche sin luna, lacio y tan largo que le llegaba a la cintura. Sus orejas puntiagudas se podían ver a pesar de su cabello suelto. Y sus ojos verdes, como la naturaleza misma, no reflejaban ninguna incomodidad, aunque por dentro tenía un revuelo de emociones. Cada movimiento suyo era la encarnación de una gracia sobrenatural; un ser que desafiaba l
—Supremo, esa tortura lo hará muy débil — protestó un lobo anciano. — Debe expulsar el hilo dorado, si nuestros enemigos se enteran de esto, sabrán en qué momento estaremos vulnerables.—Te aseguro que mi luna es suficiente para gobernar en mi lugar, puede acabar con legiones por sí sola— expuso Elijah con jactancia, presumiendo de su amada. Le quería hacer saber a su tío que Marlen lo podría moler con un solo dedo. — Pero por lo visto, mi pueblo quiere su propia destrucción al dejarse gobernar por un hombre que es capaz de asesinar a un lobo para incriminar a alguien.—Entendemos sus motivos, pero también debemos entender al pueblo. Propongo que hagamos algo tonto, pero justo, que la especie decida si usted debe romper el vínculo y dejar que Alaric gobierne — propuso un lobo antiguo, y Elijah gruñó.—¡Unas votaciones como los humanos, ¿acaso están locos?— se mofó Elijah, para él era algo tan ridículo que en vez de molestarle, le causaba risa.—No me parece tan descabellada la idea, q
Marlen no durmió ni un solo minuto. Pasó la madrugada caminando de un lado a otro e incluso trató de distraerse observando la luna llena a través de la ventana. Elijah no regresó en ningún momento a dormir y, aunque quiso ir por él, no dejaba de recordar sus propias palabras.Ya eran las 9 AM y, sin poder aguantar las dudas, recorrió todo el palacio buscándolo, pero no lo encontraba. Fue entonces que uno de los guardias le informó que Elijah estaba en el área de entrenamiento.Bajo la mirada de todos, caminó hacia ese lugar y al verla llegar, Elijah sonrió.―Mi luna, bienvenida― le dijo, rompiendo la distancia con ella. Cariñoso, le colocó un mechón tras la oreja. Al observar a los guerreros, ella no hizo nada para rechazar sus mimos.―¿Dónde amaneciste? Te esperé toda la noche― le reclamó furiosa y sus ojos verdes se tornaron lila.―¿Me extrañaste?― él hizo un puchero infantil que lo hizo ver tierno.―No… claro que no― Marlen desvió la mirada y empezó a peinarse el cabello con una m
Unas venas negras, como trazos lineales, adornaban el cuerpo de Elijah, y sus ojos estaban rojos mientras se quejaba y se revolvía sobre una cama; parecía estar sufriendo demasiado. Su madre, beta y delta, le limpiaban los sudores que empapaban su cuerpo, mientras él no paraba de darse golpes en el pecho. Sus garras de lobo salían y se retraían, y muchas veces las clavaba en su propio pecho, como si intentara arrancarse el corazón, pero el beta y el delta se lo impedían atrapando sus manos. Y como si la cama le pareciera incómoda, se arrojaba al suelo, temblando y escupiendo su propia sangre.Marlen, aún mirando desde ese lugar, lloraba sin parar a pesar del frío abrazador que la envolvía. Se mordía el puño cada vez que escuchaba sus gritos intensos. Quería correr y abrazarlo, y mientras él sufría dentro de ese estudio, ella lo hacía fuera. No podía procesar lo que estaba presenciando; ni siquiera tenía idea de lo que era y entre el horror y la incertidumbre, se debatía en ingresar,
Mientras Elijah, desesperado, aún luchaba por salir de la densa neblina que no le permitía saber qué estaba ocurriendo con su luna, sabía que ella estaba sufriendo, pero no tenía idea de cómo. Aunque luchaba, era imposible usar su visión de supremo.—Lo dice un brujo que es un lacayo de un lobo idiota que sueña con convertirse en rey, sin importarle su propia familia. Tú eres el menos indicado para darme lecciones. Además, los brujos me importan un bledo. Ni siquiera me interesa saber de ustedes —expresó Marlen con el poco aliento que le quedaba, antes de plantar su mano en el suelo. Como su parte bruja se negaba a darle un final inminente al brujo, su lado gnomo sí cooperaba.Justo donde estaba arrodillado Draven, salieron en forma de ramas con puntas afiladas que se clavaron en cada extremidad de él, impidiéndole por completo, como unas cadenas incrustadas en sus carnes.El grito desgarrador del rubio resonó allí, y las fibras que cortaban poco a poco el cuello de Marlen cayeron al