Mientras Elijah, desesperado, aún luchaba por salir de la densa neblina que no le permitía saber qué estaba ocurriendo con su luna, sabía que ella estaba sufriendo, pero no tenía idea de cómo. Aunque luchaba, era imposible usar su visión de supremo.—Lo dice un brujo que es un lacayo de un lobo idiota que sueña con convertirse en rey, sin importarle su propia familia. Tú eres el menos indicado para darme lecciones. Además, los brujos me importan un bledo. Ni siquiera me interesa saber de ustedes —expresó Marlen con el poco aliento que le quedaba, antes de plantar su mano en el suelo. Como su parte bruja se negaba a darle un final inminente al brujo, su lado gnomo sí cooperaba.Justo donde estaba arrodillado Draven, salieron en forma de ramas con puntas afiladas que se clavaron en cada extremidad de él, impidiéndole por completo, como unas cadenas incrustadas en sus carnes.El grito desgarrador del rubio resonó allí, y las fibras que cortaban poco a poco el cuello de Marlen cayeron al
—De una madre a otra, te aconsejo que hables con tu hija, que le digas lo que sientes, que ya es suficiente guardar tantos secretos. Ella te comprenderá—, le aconsejó Alana a Julia en un susurro lleno de empatía.Cuando el auto avanzaba por la carretera, Marlen se arrastró inquieta en el asiento trasero, acercándose a Elijah como un gatito en busca de calor. Él evitaba tirar de ella, para pegarla a su pecho, pero manteniendo su postura elegante, reprimió sus impulsos mientras la miraba fijamente.—¿Todavía estás enojado por dejar ir a ese brujo? —le preguntó ella con una sonrisa provocativa, acariciándole el pecho.—No me sonrías, si quieres que mantenga la distancia —le reprochó gruñón.Ella llevó sus dedos a sus mejillas, simulando la sonrisa del Guasón, desafiante y coqueta. En respuesta, él pasó con sutileza una mano por su cuello hasta detenerla en su nuca, provocándole destellos eléctricos que le recorrían el cuerpo al contacto de sus pieles. Y la atrajo con fuerza hacia sí, de
Un ardor insoportable se apoderó del pecho de Elijah y, tras soltar un grito furioso, desató una violenta oleada de energía que lanzó a los brujos que lo tenían atrapado, en todas direcciones.El conocimiento lo abandonó; todo lo que sentía era una sed insaciable de sangre. Su cuerpo comenzó a metamorfosearse en una bestia, desgarrando su ropa en harapos.Sin darles oportunidad a los brujos de escapar, con pies y manos convertidos en garras y con una velocidad nunca antes vista, les arrancó los corazones uno por uno. Los cuerpos inertes de los seis brujos cayeron al suelo, mientras, llenaba el aire con el retumbar de su rugido salvaje que se expandía por todo el bosque.—¡Supremo! —chilló Roy al ver que no podía contener por más tiempo el báculo de metal que amenazaba con atravesar su corazón. Dos brujos lo mantenían inmovilizado, usando el ochenta por ciento de su fuerza lobuna. A duras penas se aferraba al báculo para no sucumbir, porque para un lobo, morir sin pelear era una vergüe
—Princesa, princesa…—El llamado insistente de una de las brujas hizo que Dayanara saliera de su ensimismamiento. Se peinó el cabello y, mirando la cara de su hija con culpa, ordenó titubeante:—Adelante, lo primero que vamos a eliminar es la marca de reclamación—. Dicho esto, las mujeres prepararon los elementos necesarios. Dos de ellas se encargaron de dibujar un triángulo con runas ancestrales muy antiguas.Con un hechizo de levitación, la trasladaron de la camilla al suelo, justo sobre ese triángulo, y se agarraron de las manos mientras recitaban unos cánticos que hacían retumbar el mismo núcleo de la tierra, como si invocaran fuerzas malignas; el lugar se llenó de una neblina gris, y entre esa neblina se paseaba una silueta negra. Dayanara temblaba en su lugar y se pasaba las manos por los brazos para aplacar el escalofrío que la recorría.«Prefiero que vivas, Elara; aquí serás feliz», justificó Dayanara en su fuero interno, para evitar sentirse culpable.De repente, un destello d
Por otro lado, en la manada.—Hermano, debes cuidar de tu hijo, no ha parado de llorar — gritó Tara de forma regañona, mientras iba entrando al despacho con Mateo en brazos, quien no cesaba el llanto.Elijah estaba despeinado, sentado de forma desaliñada en su sillón, mirando a través de un gran ventanal, con un vaso de whisky en la mano. No había hecho una escena violenta, como todos seguían esperando, sino que permanecía callado y encerrado.Percibía a Atlas, en su interior, echado con la cabeza escondida entre su cuerpo, lloriqueando y durmiendo sin ánimos para comunicarse con él. No le reclamaba ni gruñía. A diferencia de otros lobos que cuando pasan por situaciones similares anhelan correr libremente por el bosque para disipar sus penas; él deseaba dormir eternamente.—Soy tan patético que no puedo ir a verla sin morir antes — expuso enfocando su mirada en Tara.Ella bajó la cabeza, mordiéndose el labio inferior, como si fuera culpable de que su cerebro no le diera la idea de cóm
Tres horas después.En un campo abierto, Marlen se encontraba rodeada de brujos uniformados con trajes amarillos, aparentemente de su misma edad, aunque muchos superaban los 100 años humanos. Recibiendo unas clases de magia que, según tenía clavado en su memoria, las recibía día tras día para mejorar la capacidad de dominar su magia y convertirse en una bruja sobresaliente.—Hoy aprenderemos a manipular el elemento fuego—. Todos jadearon. Para brujos jóvenes que apenas podían manipular el viento y algunas gotas de agua sacadas del aire, sentían que era un desafío.—Pero instructora, esa magia es para los de nivel máximo—. Se quejó Ayris, una de las tres brujas que fueron designadas como damas de Marlen: chicas de los mejores linajes que debían entrenar a su lado, a las que también les implantaron recuerdos para que no se equivoquen en su misión. “Mantener a Marlen manipulada para que haga lo que Diamantim quiera y, una vez que vean cambio en ella, contarles a Diamantim”; para simplifi
Sin embargo, Dimitri, al ver esto, intentó protegerse y a su vez proteger a Marlen, pero Marlen se adelantó, ya que cuando los objetos estaban a punto de herirlos, su escudo protector se activó y sus ojos lilas se volvieron verdes, dejando claro que la parte que predominaba en ella era la gnoma, no la bruja, como había anunciado Diamantim.El impacto de su ataque fallido hizo que Arabella volara estrepitosamente hacia un lado del salón, chocando con una pared. Cuando se levantó aturdida, miró a Diamantim esperando que este reprendiera a Marlen por lastimar a una princesa como ella.—Quiero que hagas que todos estos objetos vuelvan a sus lugares, y si no vas a comportarte, será mejor que te retires a tus aposentos; pareces una niña malcriada haciendo rabietas—, le dijo Diamantim duramente, y Arabella, derrotada, humillada y avergonzada, hizo que cada candelabro, cuchillo, cubierto, antorcha y báculo de los guardias volvieran a su lugar.—Parece que ya tienen todo el círculo montado. Aq
La fragancia del alfa impregnaba el aire, y Marlen inhaló profundamente cerrando sus párpados, para saborear aquel aroma que invadía su espacio: Era dominante, varonil, y le resultaba excitante, aunque no pudiera recordar el motivo. «Es delicioso». Sin tapujos se permitía disfrutar de ese olor único entre todos los presentes. No obstante, la razón luchó contra la irracionalidad de sus sentidos, y con un tirón de conciencia, se reprendió a sí misma mentalmente por dejar que sus pensamientos divagaran de esa forma:«¿Cómo es posible que logre embriagarme de esa manera? ¿Qué diablos estoy haciendo?»«No puedo permitirme encontrar atractivo al rey pulgoso», seguía recriminándose, al mismo tiempo que luchaba por apartar la mirada de aquel hombre que, para ser honesta, le resultaba bastante apuesto.Mientras tanto, Diamantím en medio del bullicio y las luces de la sala, entre los susurros de seda y los suspiros contenidos de una multitud expectante, observaba maravillado la situación.—Ah