Continuación:~Supremo, los alfas están en la sala de reuniones, solo esperan por usted ~, le informó Lucius por el enlace mental. Soltando un bufido, Elijah dejó de quitarse el suéter.Marlén se puso una mano en el pecho cuando lo vio salir y agitada corrió hacia la puerta para ponerle el seguro.……Por otro lado, el aire en la sala estaba cargado de notas de un aroma musgoso y terroso, mezclado con una presencia intensa de feromonas masculinas, anclado a un matiz picante y amaderado. Olores que reflejaban el carácter dominante y atractivo de cada alfa presente.Elijah, con su mirada penetrante, se encontraba en el asiento de honor en la mesa redonda, y su presencia imponente dominaba a todos a su alrededor.—Como medida paliativa, infórmenles a todos los lobos longevos que el alfa supremo ha ordenado: que deben mantenerse en su estado animal. Ya no deben inyectárseles medicamentos, si alguno está demasiado débil o adolorido deben tratarlo con remedios naturales—. Su voz grave y lle
6 Horas después:Marlén se encontraba en su aposento, caminando de un lado a otro como un gorila furioso. Su rostro estaba enrojecido, mientras sus ojos lanzaban chispas de ira y su respiración era pesada y entrecortada. Casi parecía que echaba humo por la nariz y su rabia se podía sentir en el aire, como una energía tangible y opresiva que llenaba la habitación.Sabrina la observaba desde un rincón de la habitación, con una expresión de preocupación en su rostro. Julia, por su parte, estaba ocupada vistiendo a Mateo e intentaba mantener al pequeño ajeno al estado de Marlén.—Amiga, cálmate. Ya has volado mi cabeza con la explicación de lo que significa este lugar y lo que son la gente que lo habita. Ahora, si continúas caminando de ese modo, me causará un colapso— le dijo Sabrina, aún con el rostro totalmente pálido.Marlén se detuvo en seco, colocando una mano en su cintura y con la otra se estrujaba la cara.—¿Cómo quieres que me calme? ¡Ese loco ha anunciado que seré su esposa y l
Como si un balde de agua helada fuera vertido en la cabeza de Marlén, ella miró a Sabrina con los labios apretados.—Esto fue algo que se me olvidó decirte. Estas personas escuchan tanto que pueden oír nuestras respiraciones.Sabrina quedó estática.—¡Oh, santo misericordioso! ¡Qué vergüenza! — exclamó Sabrina, cubriéndose el rostro con ambas manos.Pero Marlén se olvidó de la conversación de inmediato al recordar que había pasado prácticamente toda la mañana enfadada y buscando a Elijah. Se levantó y se acercó a él dando zancadas.—Tú y yo tenemos que hablar — lo señaló con el dedo índice. Elijah, desde su gran altura, la veía con cierta diversión.—Ya me hablas como si fueras mi esposa — dijo con el fin de molestarla.—¡Ya quisieras tú! — replicó Marlén, notando cómo la cólera se apoderaba de ella.Marlén estaba furiosa y estaba harta, pero algo en la mirada del padre de su hijo y en su actitud, a pesar de su enojo, la atraía hacia él. Elijah estaba siendo todo un misterio para ella
La noche se había apoderado de la manada; la luna llena estaba en su apogeo, iluminando el cielo con su luz plateada. En su despacho, Elijah se encontraba absorto en su trabajo. De vez en cuando, golpeaba con frustración la superficie de su escritorio, recordando el doloroso rechazo de Marlén. A pesar de su orgullo, no podía evitar sentirse herido por la forma en que ella había jugado con su apetito sexual.Aún le dolían los genitales, ya que su erección persistía y no parecía tener planes de desaparecer. Con fastidio, se removía en su asiento y acomodaba su hombría.—Al menos ella piensa que estoy desesperado por tenerla. Se equivoca si cree que le suplicaré. En Kenia, fue ella quien me buscó, y así siempre será — gruñó, con voz cargada de ira y amargura. —Si no fuera por su magia, ni siquiera la consideraría para ser mi esposa. —Sus ojos se fijaron en los planos del proyecto hotelero que estaba a punto de comenzar. Quería concentrarse, pero los pensamientos de Marlén nublaban su men
Cuando Caroline abrió la puerta y vio al supremo, se mordió el labio de manera lasciva, dejando claro que le fascinaba lo que tenía enfrente. Sin embargo, él la miró de arriba abajo, recorriendo su camisón de seda y su cabello suelto, y en vez de elogiarla, hizo un gesto de repugnancia.—Esa fragancia huele asqueroso — comentó con desagrado, lo que borró la sonrisa de Caroline.—Pasa, iré a tomar una ducha — dijo, claramente disgustada. Quería complacerlo, pero él siempre parecía encontrar algo que criticar.Elijah entró, se acomodó en el sillón más acogedor del salón y encendió la televisión.Cuando Caroline regresó, se acomodó en las piernas de Elijah con una copa de vino en la mano.—Sé lo que está pasando con tu nueva mascota, y aunque me voy a quedar callada, tengo mis condiciones — reveló con cierto desafío.Elijah gruñó en respuesta.—No es mi mascota. Su nombre es Marlén — la corrigió, haciéndola temblar con una simple mirada. No obstante, ella disimuló y con premura volvió a
—¡Atrévete y será lo último que hagas! —le sentenció Elijah con voz gutural de alfa. Aunque ni él mismo entendía su propio afán por cuidar de Marlén, tuvo que contener a Atlas para que no tomara el control y arrancara de un solo golpe el corazón de Caroline.—Aún no has cumplido con nuestro trato —le reclamó Caroline cuando se enteró de sus intenciones. Irritado, dio la vuelta, la empujó contra una repisa, le alzó la falda de la bata de baño y de un solo tirón brusco y salvaje, rasgó su ropa interior.—Este es el Elijah que me gusta —jadeó Caroline emocionada.—¡Silencio! —le ordenó Elijah con voz de alfa. Lo siguiente que ella sintió fue cómo él se enterró en su ser con ímpetu y salió a la misma velocidad para cargarla, haciéndola gimotear con fuerza y apretar los muslos alrededor de sus caderas.—Sí, Elijah… no te contengas, supremo —su brutalidad le arrancó el primer orgasmo. La pasión desbordaba sus cuerpos, caliente y líquida, inundando esa sala con el olor del deseo salvaje.Tra
Marlén apretó los labios mientras visualizaba el lugar, sintiendo que algo le ardía dentro del pecho. Experimentaba la misma desilusión que alguien que ha sido traicionado por la persona a quien más ha amado, pero trató de disimularlo y poner su mente en blanco.«No debe dolerme, ella es su amante», se convencía a sí misma de que eso que estaba sintiendo no era real.Mientras avanzaban hacia la casa de la chica, se quedó asombrada al descubrir que, a diferencia de las casas que rodeaban la mansión del Supremo, escondido tras estos glamorosos edificios y casas despampanantes, se extendía un barrio marginal. Allí, la pobreza era evidente, aunque se percibía un fuerte sentido de comunidad. Sin embargo, la diferencia social y jerárquica era palpable.En la pequeña y modesta sala, iluminada por un único punto de luz que colgaba del techo, Marlén estaba cuando escuchó una voz ronca, de un chico que gruñó detrás de ella.Por instinto, se volvió para ver cómo un hombre de complexión delgada s
—De verdad hueles como lo haría un humano común —murmuró Alaric, oliendo los rizos rojos de Marlén. Pero de repente, una mano en su pecho lo apartó con violencia.—Mantén la distancia, tío —esto reverberó en un gruñido. Thiago y Nerea temblaron cuando Elijah arrebató a Marlén de su lado y la tomó en brazos.Con la respiración agitada por la tensión que creaba su cercanía, Elijah cargaba a Marlén entre sus brazos mientras se dirigía hacia el imponente palacio.El viento nocturno soplaba con fuerza, haciendo que los pliegues de la falda del vestido de Marlén se agitaran en el aire, desafiando sus intentos por controlarlos. Ella se aferraba a los bordes de su vestido desesperadamente, pero la velocidad a la que avanzaban hacía que fuera imposible mantenerlo en su lugar.—Ya he recuperado mi fuerza, no necesito que me lleves en brazos —expresó con tono de molestia, y agitando sus piernas en un intento de liberarse.—Si necesitas a alguien para cargarla, ya tienes a tu damisela —le reclamó