Echa una furia, Marlen avanzaba por los pasillos hasta que se encontró frente a la majestuosa puerta doble que llevaba al aposento de Elijah. Con ambas manos, agarró las dos perillas y las giró al mismo tiempo, con la intención de descargar su enojo en él. Pero cuando lo vio caminando con Mateo en brazos, todo lo que tenía para decir se esfumó de su mente y simplemente los miró anonadada.—Bienvenida a nuestra alcoba, mi luna.Ella lo vio con los ojos entrecerrados.—¿Cuál es la estrategia ahora? — le preguntó desconfiada, observando la enorme cama y luego a él, que sonreía triunfante. Cuando él fijó su mirada en sus ojos, se encogió de hombros.Ella había calculado todo, incluso su negativa a ser su luna, pero parecía que a él no le importaba su respuesta en lo más mínimo. Si insistía en irse a su habitación, él la haría quedarse donde él quisiera.«¿Te diviertes lo suficiente? Te voy a mostrar algo divertido de jugar al matrimonio feliz», resabio Marlen para sí misma, limitándose pa
Marlen estaba emocionada, dispuesta a entregarse a la pasión, pero lo que no anticipó fue que Elijah de repente se mostró abrumado. Sin apartar la mirada de sus ojos, dio varios pasos atrás y se marchó, dejándola totalmente asombrada y con la boca abierta. —¿Qué acaba de pasar? —susurró con la voz encrespada por la irritación y la frustración. 10 AM: Con su cabello extendido como un manto oscuro sobre la camilla, y con la cabeza apoyada en el hueco ergonómico de esta, Marlen sentía cómo los dedos expertos de la masajista pulsaban sobre su piel con una precisión tan orquestal, que parecía una danza de presión y alivio que bajaba escalonadamente por su columna vertebral. —Esto es delicioso. No se puede negar que esta gente vive como reyes —gimió Sabrina, con un tono que destilaba puro placer, mientras su cuerpo también se abandonaba al lujoso ritual en otra camilla adyacente. —Tienes razón, aunque en realidad lo son— le contestó Marlen, en un murmullo suave, aunque aún le resultaba
—Espera…— le pidió Marlen en el momento que se bajó de su regazo—. Debes utilizar protección, Mateo está demasiado pequeño, no quiero salir embarazada ¿Tienes preservativos?Elijah rompió a reír como si le hubieran contado el mejor de los chistes, y ella al sentirse burlada le dio por el pecho.—¡Auch!, acaso tienes rocas en lugar de pectorales— se quejó arrugando el rostro mientras se miraba las manos.Y él, con una ternura que jamás creyó tener, le agarró una mano, se la abrió, le pasó la lengua de manera sensual por la palma de esta, e hizo lo mismo con la otra, sin apartar su mirada oscurecida de la de ella, y con delicadeza la mordió provocando que ella sintiera como si le hubiera mordido en su sexo.—Nunca he utilizado preservativos, y los anticonceptivos no evitan que puedas salir embarazada. No te funcionarán conmigo— le explicó mientras se ponía de pie, dejándola asombrada cuando tiró del lazo de la bata que ella tenía puesta, y empezó a recorrerle con la mirada cada parte de
En el aquelarre: "La Orden de Diamantím"Reunidos en la majestuosa sala de trono del rey brujo, se encontraban los líderes de los distintos aquelarres, los más poderosos e influyentes. Allí presenciaban el juicio al que Dayanara estaba siendo sometida, acusada de incumplimiento a una orden real y de poner en peligro a la especie al perdonar la vida de Marlen, a quien consideraban una amenaza.Diamantím, erguido y elegante, se levantó de su trono y acomodó su túnica con meticulosidad. Miró con altivez a todos los presentes, transmitiendoles una sensación de autoridad imponente.—Como rey, debo ser imparcial, incluso cuando se trata de mi propia familia—, comenzó a decir con voz firme. —Hace años, confié en la sabiduría de mi hija Dayanara y le ordené eliminar a esa criatura. Hice tal petición con dolor en el alma, pues esa niña también era sangre de mi sangre. Pero parece ser que cometí un error, al igual que lo hice con Thalia. Mis dos princesas me han decepcionado— añadió, fingiendo
Al obtener la afirmación deseada de Alaric, Caroline abandonó el lugar con una alegría tan desbordante que con cada zancada que daba, sus pies apenas parecían tocar el suelo. Arrastrada por una ola de impaciencia, convocó a los subordinados de Alaric a la guarida clandestina, la misma que le sirvió de prisión bajo su forma lupina.Con una gracia arrogante, Caroline tomó asiento en el sillón preferido de Alaric, cruzó las piernas y la expresión en su rostro era la de una reina juzgando a sus súbditos.—Los he reunido hoy —comenzó enérgica— porque el señor Alaric me ha pedido ocupar su cargo mientras él está encerrado. La primera misión que les pediré será decirles a todos que esa mujer maldita no es hu… — no pudo decir nada más, un nudo obstruía su garganta, como si fuera un muro invisible que frenaba su oratoria. Solo emitía sonidos desconectados y, aunque tosía intentando despejar la obstrucción, sus esfuerzos eran fútiles. Las palabras que tanto quería pronunciar se enroscaron en su
—¡Contrólate, madre! — bramó Elijah con voz llena de dominio alfa mientras sus ojos brillaban con un intenso destello dorado.Alana, que había estado bloqueando el acceso de Lucius al cuarto de seguridad, se apartó con la cabeza gacha, cediendo ante su autoridad.Elijah se acercó a ella y, con un gesto dominante, puso una mano en su hombro antes de inclinarse ligeramente para susurrarle al oído: —No consideres a tu hijo un ser nefasto. Nunca lastimaré a Mateo, no soy un monstruo. Parece que cuando regrese, tenemos mucho de qué hablar—. Alana se tensó y se esforzó por sonreír, pasando una mano temblorosa por su perfecto moño, acomodándose algunos mechones inexistentes, aunque era claro que estaba nerviosa y preocupada. —Al menos, permíteme quedarme con ellos. El bebé no está acostumbrado a tu beta, y puede que llore mucho — le rogó angustiada. Elijah asintió mientras tomaba la mano de la confundida Marlen, que quería protestar, pero no entendía lo que estaba sucediendo.«Le daré el be
Mientras tanto, Marlén seguía los pasos vacilantes de Elijah a lo largo de un sendero rocoso, esforzándose por mantener el equilibrio y evitar caer de bruces sobre una de las grandes piedras. Él avanzaba con naturalidad, sin mostrar signos de cansancio, atando su pelo en su característica coleta.—Me duelen los pies—, Marlén arrugó la cara mientras se pasaba el dorso de la mano por la frente sudada. —¡Oye, detente! Estoy cansada, no todos somos supremos y fuertes. Si me utilizas como cargador de magia portátil, al menos deberías recompensarme con un descanso— se quejaba con un tono divertido.Elijah se detuvo de inmediato y giró hacia ella. Deslizó su mano por debajo de sus rizos rojos, afianzándola en su nuca con gesto posesivo, mientras la miraba a los ojos. Negó con la cabeza y chasqueó la lengua.—Pulguita, eres muy floja, no deberías cansarte tan rápido. Tienes energía para caminar cinco mil kilómetros sin sentir cansancio—. Él se inclinó para quedar a su altura, agarrándole el p
—¡¿Cómo te atreves, miserable pichón de brujo, a desafiarme de esta manera?! ¡Serás el primero al que le arranque la cabeza! —gruñó Elijah con ira en sus ojos, mostrando sus colmillos afilados mientras sus rasgos humanos se deformaban en una monstruosa mueca.—Parece que tendremos que resolver esto de la única manera que conocemos — manifestó uno de los brujos, mientras seis de ellos se colocaron en posición de combate, extrayendo bastones luminosos de sus manos, que incluso bajo la luz del día brillaban resplandecientes. Elijah apretó la mano de Marlén con furia, haciendo que varias rocas se elevaran del suelo y flotaran en el aire, suspendidas por su magia, y los brujos observaron con incredulidad mientras las rocas se movían amenazadoramente.—¿Cómo es que él puede controlar los elementos? —exclamó uno de los brujos con los ojos desorbitados, incapaz de comprender de dónde Elijah obtenía tanto poder—. Según nuestros informes, eras tan débil que habías sido derrotado por unos simpl