Elijah caminaba con gesto despreocupado, con las manos dentro de sus bolsillos, manteniendo cierta distancia de Marlén, pero antes de entrar al palacio se detuvo, la miró por encima del hombro y la agarró bruscamente por la muñeca izquierda, haciendo que ella se detuviera.Abrió la boca con planes de menospreciarla para aliviar su enfado. Quería decirle que no se creyera tanto por lo ocurrido. Pero de repente, al verla a los ojos, sintió que su propio corazón retumbaba en sus oídos y las palabras se estancaron en su garganta.«No puedo estar enamorado. Se supone que no puedo sentir. Qué importa si la hago sentir mal, porque ahora me cohíbo», analizaba mientras la veía fijamente y su pulso aumentaba.—¿Tienes algo que decir? —le preguntó Marlen, frunciendo el ceño. Se sentía incómoda porque también experimentó una sensación de desconsuelo cuando le dijo que nunca lo aceptaría.—¡Olvídalo! —Él la soltó como antes lo hizo y Marlen liberó una risa nasal, percibiendo ahora el rechazo. Amb
Elijah sonrió maliciosamente.—No les preguntaré. Solo haré de ella mi luna. Debo asegurar la seguridad de Mateo como trihíbrido poderoso. Él es el único en su especie y todos querrán su cabeza.Tanto Lucius como Roy no podían creerlo. Elijah parecía dispuesto a hacer cualquier cosa por proteger a Mateo. Incluso se podía ver en sus ojos el brillo de orgullo. Hace apenas unos días, él habría arrancado el corazón de alguien parecido sin pensarlo.—Si por casualidad, supongamos que sea una posibilidad, que Marlen resulte ser esa híbrida bruja-gnomo. ¿Qué harás? — insistió Lucius, suponiendo que esto era un juego de la diosa. Aunque Elijah lo negara, él sentía la seguridad de que así era. Y aunque no sonrió, quería hacerlo, porque como beta real, la matanza de híbridos era una injusticia, aunque no lo expresaba por respeto a su líder, quien opinaba lo contrario.—Entonces, si esa pequeña casualidad resulta ser cierta, romperé el vínculo con ella y la asesinaré frente a Dayanara. Porque ll
Echa una furia, Marlen avanzaba por los pasillos hasta que se encontró frente a la majestuosa puerta doble que llevaba al aposento de Elijah. Con ambas manos, agarró las dos perillas y las giró al mismo tiempo, con la intención de descargar su enojo en él. Pero cuando lo vio caminando con Mateo en brazos, todo lo que tenía para decir se esfumó de su mente y simplemente los miró anonadada.—Bienvenida a nuestra alcoba, mi luna.Ella lo vio con los ojos entrecerrados.—¿Cuál es la estrategia ahora? — le preguntó desconfiada, observando la enorme cama y luego a él, que sonreía triunfante. Cuando él fijó su mirada en sus ojos, se encogió de hombros.Ella había calculado todo, incluso su negativa a ser su luna, pero parecía que a él no le importaba su respuesta en lo más mínimo. Si insistía en irse a su habitación, él la haría quedarse donde él quisiera.«¿Te diviertes lo suficiente? Te voy a mostrar algo divertido de jugar al matrimonio feliz», resabio Marlen para sí misma, limitándose pa
Marlen estaba emocionada, dispuesta a entregarse a la pasión, pero lo que no anticipó fue que Elijah de repente se mostró abrumado. Sin apartar la mirada de sus ojos, dio varios pasos atrás y se marchó, dejándola totalmente asombrada y con la boca abierta. —¿Qué acaba de pasar? —susurró con la voz encrespada por la irritación y la frustración. 10 AM: Con su cabello extendido como un manto oscuro sobre la camilla, y con la cabeza apoyada en el hueco ergonómico de esta, Marlen sentía cómo los dedos expertos de la masajista pulsaban sobre su piel con una precisión tan orquestal, que parecía una danza de presión y alivio que bajaba escalonadamente por su columna vertebral. —Esto es delicioso. No se puede negar que esta gente vive como reyes —gimió Sabrina, con un tono que destilaba puro placer, mientras su cuerpo también se abandonaba al lujoso ritual en otra camilla adyacente. —Tienes razón, aunque en realidad lo son— le contestó Marlen, en un murmullo suave, aunque aún le resultaba
—Espera…— le pidió Marlen en el momento que se bajó de su regazo—. Debes utilizar protección, Mateo está demasiado pequeño, no quiero salir embarazada ¿Tienes preservativos?Elijah rompió a reír como si le hubieran contado el mejor de los chistes, y ella al sentirse burlada le dio por el pecho.—¡Auch!, acaso tienes rocas en lugar de pectorales— se quejó arrugando el rostro mientras se miraba las manos.Y él, con una ternura que jamás creyó tener, le agarró una mano, se la abrió, le pasó la lengua de manera sensual por la palma de esta, e hizo lo mismo con la otra, sin apartar su mirada oscurecida de la de ella, y con delicadeza la mordió provocando que ella sintiera como si le hubiera mordido en su sexo.—Nunca he utilizado preservativos, y los anticonceptivos no evitan que puedas salir embarazada. No te funcionarán conmigo— le explicó mientras se ponía de pie, dejándola asombrada cuando tiró del lazo de la bata que ella tenía puesta, y empezó a recorrerle con la mirada cada parte de
En el aquelarre: "La Orden de Diamantím"Reunidos en la majestuosa sala de trono del rey brujo, se encontraban los líderes de los distintos aquelarres, los más poderosos e influyentes. Allí presenciaban el juicio al que Dayanara estaba siendo sometida, acusada de incumplimiento a una orden real y de poner en peligro a la especie al perdonar la vida de Marlen, a quien consideraban una amenaza.Diamantím, erguido y elegante, se levantó de su trono y acomodó su túnica con meticulosidad. Miró con altivez a todos los presentes, transmitiendoles una sensación de autoridad imponente.—Como rey, debo ser imparcial, incluso cuando se trata de mi propia familia—, comenzó a decir con voz firme. —Hace años, confié en la sabiduría de mi hija Dayanara y le ordené eliminar a esa criatura. Hice tal petición con dolor en el alma, pues esa niña también era sangre de mi sangre. Pero parece ser que cometí un error, al igual que lo hice con Thalia. Mis dos princesas me han decepcionado— añadió, fingiendo
Al obtener la afirmación deseada de Alaric, Caroline abandonó el lugar con una alegría tan desbordante que con cada zancada que daba, sus pies apenas parecían tocar el suelo. Arrastrada por una ola de impaciencia, convocó a los subordinados de Alaric a la guarida clandestina, la misma que le sirvió de prisión bajo su forma lupina.Con una gracia arrogante, Caroline tomó asiento en el sillón preferido de Alaric, cruzó las piernas y la expresión en su rostro era la de una reina juzgando a sus súbditos.—Los he reunido hoy —comenzó enérgica— porque el señor Alaric me ha pedido ocupar su cargo mientras él está encerrado. La primera misión que les pediré será decirles a todos que esa mujer maldita no es hu… — no pudo decir nada más, un nudo obstruía su garganta, como si fuera un muro invisible que frenaba su oratoria. Solo emitía sonidos desconectados y, aunque tosía intentando despejar la obstrucción, sus esfuerzos eran fútiles. Las palabras que tanto quería pronunciar se enroscaron en su
—¡Contrólate, madre! — bramó Elijah con voz llena de dominio alfa mientras sus ojos brillaban con un intenso destello dorado.Alana, que había estado bloqueando el acceso de Lucius al cuarto de seguridad, se apartó con la cabeza gacha, cediendo ante su autoridad.Elijah se acercó a ella y, con un gesto dominante, puso una mano en su hombro antes de inclinarse ligeramente para susurrarle al oído: —No consideres a tu hijo un ser nefasto. Nunca lastimaré a Mateo, no soy un monstruo. Parece que cuando regrese, tenemos mucho de qué hablar—. Alana se tensó y se esforzó por sonreír, pasando una mano temblorosa por su perfecto moño, acomodándose algunos mechones inexistentes, aunque era claro que estaba nerviosa y preocupada. —Al menos, permíteme quedarme con ellos. El bebé no está acostumbrado a tu beta, y puede que llore mucho — le rogó angustiada. Elijah asintió mientras tomaba la mano de la confundida Marlen, que quería protestar, pero no entendía lo que estaba sucediendo.«Le daré el be