Sin darle tiempo a terminar de hablar, le entrego la mochila y salgo corriendo emocionada, madre me regaña a la distancia, pero hago caso omiso a sus regaños y sigo con mi andanza, procurando no alejarme mucho. De lo emocionada que estoy, he tomado mi forma de zorro y me he metido entre la nieve, mis pobres patas lo están sufriendo demasiado, pero me quiero dejar llevar por mi alma de niña, al menos esta ocasión. Salgo de entre la nieve y luego escucho algo a la distancia, mis orejas se mueven y me sorprendo por lo que acaba de pasar, normalmente no escucho nada, aunque... también se debe a que no hay ruido alguno, sólo así podría escuchar las cosas a la distancia, de lo contrario... muy diferente a mi familia y Reese, que escuchan todo a miles de kilómetros aun con un montón de ruido. Miro a mi alrededor y veo algo a la distancia, pasa completamente desapercibido y la única razón por la cual lo he detectado, es porque se ha movido, con cautela, salgo de mi escondite y miro con atenc
Asustada, me acerco a mi madre y le pido ayuda para curar al pobre animal, pero dice que una protección le impide hacer magia sobre él, así que no puede ayudarlo, pero me dice que muy probablemente puedan hacer algo en la aldea de mi abuelo. Decidida a ayudarlo, apresuro el paso.Aun con la guia de mi madre, seguimos avanzando por el lugar, mientras más nos adentramos en el bosque puedo notar con mayor claridad un gran cambio en la temperatura al igual que un aura mágica, esta es armoniosa y serena.—Qué cambio tan repentino de ambiente.—Es normal, al haber tantos kitsunes en un solo lugar, el poder mágico que desprenden cambia su ambiente.El sol empieza a ocultarse en el horizonte, dándole paso a la noche y con ella, vienen las estrellas a iluminar el cielo, de momentos miro al zorro que está en mi mochila, todavía respira y se encuentra dormido.—Ya casi llegamos.Apenas logro prestar atención a las palabras de mi madre, estoy muy preocupada por el pequeño animalito, ojalá logre r
Llegamos al final del túnel de árboles y veo a la distancia un altar dedicado a Gaia, frente a su escultura se encuentra alguien sentado en el suelo meditando, abro los ojos de par en par al ver que es alguien de nueve colas, enseguida tomo del brazo a mi madre y tiro de el con algo de fuerza, como cuando era una niña pequeña, ella pone una de sus manos sobre mi cabeza y me despeina levemente, aunque claro.... ¿Cómo podría despeinarme más? Tengo un cabello bastante abundante además de rizado y difícil de manejar.Estando a unos metros de distancia del hombre nos detenemos, sé que nos ha detectado porque ha movido las orejas levemente, pero parece que decide ignorar nuestra presencia o tal vez quiera terminar de hacer sus oraciones para atendernos, en cualquier caso... debemos esperar.—¿Qué haces aquí? Creí que no te volvería a ver.—Esa era la idea, pero los caminos de la vida son difíciles de predecir.El hombre se levanta del suelo y se gira para vernos, al verlo a los ojos noto qu
Me asombro al ver que mi abuela también es una mujer muy joven, luego camino hacia mi madre, soltándome del brazo de mi esposo lentamente. Miro con atención a ambas mujeres y noto que hay una gran diferencia de edades, así como con su padre.—¿Cómo es que ella puede ser mi abuela? Se ve más joven que tú, mamá.—Bueno, son las ventajas de tener las nueve colas— Contesta orgullosa mi abuela al tiempo que presume sus nueve colas, moviéndolas de forma elegante. —No sólo adquieres la inmortalidad, también la juventud eterna.—Ya.... ¿Cómo es que...?Me veo interrumpida por mi abuela, que me toma del rostro y aprieta con algo de fuerza mis mejillas, una enorme sonrisa se dibuja en sus labios y me mira a los ojos, repentinamente me estrecha entre sus brazos con fuerza.—¡Te diste cuenta!? ¡Mi nieta ha heredado mi cabello! — Grita a todo pulmón. —¡También ha heredado tus ojos!—¿Y de quien ha heredado el cabello negro mi madre y mi hermana?—¡De tu bisabuelo! — Vuelve a gritar entusiasmada. —
—¿A que le tienes miedo? He notado que eres demasiado miedosa y que tienes los nervios a flor de piel.—Si... bueno... no es fácil para mí poder controlar mis emociones, me dejo influenciar muy rápido por ellos y eso.... bueno, hace que pierda el control de mi transformación.—Es normal en los híbridos, se dejan influenciar muy fácilmente por sus emociones.—Ahora que lo pienso... ¿Usted sabe algo más sobre los híbridos? Mi madre no sabe mucho de nosotros y mi suegra tampoco.—He vivido demasiados años y puedo decirte que he conocido a muy contados híbridos, pese a que tienen sus dificultades, todos tienen algo en común, tienen mucha libertad para forjar su camino.Toma asiento y su mirada se pierde por unos instantes viendo el fuego, luego me mira de reojo y se acomoda en su lugar, parece que me está analizando o algo por el estilo. Sin poder resistir más a mis nervios, termino por transformarme, esto hace que me sienta muy avergonzada por lo ocurrido.—Bueno, lo primero que debes sa
Decidimos inspeccionar un poco más el cuarto, revisando los libros y libretas de anotaciones, por lo visto, ninguno de mis abuelos quiso mover las cosas de mi mamá, simplemente limpiaron el polvo, se me hace bastante nostálgico ver todo esto.Una vez que hemos saciado nuestra curiosidad, nos acostamos a dormir un rato, metiéndonos entre las cobijas, que están muy calientitas y cómodas, me giro hacia Reese y me acurruco sobre su pecho, cayendo profundamente dormida.Reese me levanta susurrándome al oído que la cena está lista, pero como de costumbre, me niego a levantarme, quiero seguir durmiendo y no salir de cama, en especial por lo cómoda que me siento estando aquí.—Vamos Donny, que no están esperando.Refunfuño y de mala gana salgo de entre las cobijas, arrastro los pies hasta la puerta y pego mi frente a ella, debo parecer un muerto viviente, él se ríe un poco de mi estado y abre la puerta, pero me toma entre sus brazos impidiendo que mi cara termine estampada contra el suelo. To
Luego de la pequeña celebración, volvemos a la casa de mis abuelos. Dejamos que los adultos se nos adelanten, quedándonos Reese y yo atrás, contemplando el paisaje, seguramente de día debe de verse completamente diferente.—Afinidad a la luz ¿Quién lo diría?—Ni me lo digas, incluso yo estoy sorprendida.Me queda una espina en el corazón al no poderle decir a Reese la verdad, pero tampoco es el momento ya que mi madre podría escucharnos, le diré cuando volvamos a casa. Nos tomamos de la mano y le cuento sobre mi experiencia con los rituales.—La verdad ya me sentía bastante desanimada con lo que había pasado con los otros pilares, pero mi abuela insistió.—Qué bueno que le hicieron caso.Llegamos a la casa y veo que todos se han detenido en la entrada, trato de mirar entre ellos, pero no puedo, apenas logro distinguir la entrada. El bufido de enojo de mi madre hace que dé un paso atrás, tropezándome con el escalón, menos mal que Reese me ha tomado entre sus brazos.—Dejen de pelear, y
A la mañana siguiente me despierto y antes de salir de entre las sábanas, me doy cuenta de que no traigo ropa encima, asustada volteo a ver a Reese, que sigue durmiendo plácidamente, luego miro por debajo de las sábanas y noto que tampoco tiene ropa. —¡Reese, Reese! — Le sacudo del brazo asustada. —¿¡Que pasó anoche?! — Le pregunto asustada en voz baja. Aturdido, me voltea a ver mientras se estira al tiempo que bosteza, luego se rasca la nuca y me mira con el ceño fruncido, esperando a que le repita lo que acabo de decir. Le vuelvo a repetir mi pregunta y me mira aún más extrañado. —No pasó nada, a mitad de la noche empezaste a desvestirte, repetías entre dientes que tenías calor. Le miro extrañada y trato de recordar lo que hice, luego me doy un golpe en la frente, ya que es verdad, por alguna razón me dio demasiado calor y sentía que me estaba cocinando en mis propios jugos, después de quitarme todo me sentí bastante aliviada. —¿Tu qué haces sin ropa? —Siempre duermo así. —¿En