Luego de la pequeña celebración, volvemos a la casa de mis abuelos. Dejamos que los adultos se nos adelanten, quedándonos Reese y yo atrás, contemplando el paisaje, seguramente de día debe de verse completamente diferente.—Afinidad a la luz ¿Quién lo diría?—Ni me lo digas, incluso yo estoy sorprendida.Me queda una espina en el corazón al no poderle decir a Reese la verdad, pero tampoco es el momento ya que mi madre podría escucharnos, le diré cuando volvamos a casa. Nos tomamos de la mano y le cuento sobre mi experiencia con los rituales.—La verdad ya me sentía bastante desanimada con lo que había pasado con los otros pilares, pero mi abuela insistió.—Qué bueno que le hicieron caso.Llegamos a la casa y veo que todos se han detenido en la entrada, trato de mirar entre ellos, pero no puedo, apenas logro distinguir la entrada. El bufido de enojo de mi madre hace que dé un paso atrás, tropezándome con el escalón, menos mal que Reese me ha tomado entre sus brazos.—Dejen de pelear, y
A la mañana siguiente me despierto y antes de salir de entre las sábanas, me doy cuenta de que no traigo ropa encima, asustada volteo a ver a Reese, que sigue durmiendo plácidamente, luego miro por debajo de las sábanas y noto que tampoco tiene ropa. —¡Reese, Reese! — Le sacudo del brazo asustada. —¿¡Que pasó anoche?! — Le pregunto asustada en voz baja. Aturdido, me voltea a ver mientras se estira al tiempo que bosteza, luego se rasca la nuca y me mira con el ceño fruncido, esperando a que le repita lo que acabo de decir. Le vuelvo a repetir mi pregunta y me mira aún más extrañado. —No pasó nada, a mitad de la noche empezaste a desvestirte, repetías entre dientes que tenías calor. Le miro extrañada y trato de recordar lo que hice, luego me doy un golpe en la frente, ya que es verdad, por alguna razón me dio demasiado calor y sentía que me estaba cocinando en mis propios jugos, después de quitarme todo me sentí bastante aliviada. —¿Tu qué haces sin ropa? —Siempre duermo así. —¿En
Como estaba previsto, llegamos a la aldea cuando las estrellas están sobre el cielo; me impresiona que Reese haya podido hacer este viaje sin cambiar de conductor, debe estar muy cansado, cuando volvamos a casa le voy a preparar un baño caliente y le llevaré la cena a la cama. A la distancia vemos la aldea y sus luces, logro distinguir a unas personas en la entrada, pero estando a esta distancia es muy difícil saber quiénes son.Estando más cerca logro reconocer a las personas, son mi papá, el alfa, mi primo y mi suegra, que como siempre, tiene una expresión seria en el rostro. Me acomodo en mi asiento, ansiosa por estirar las piernas y de irme a casa.Se estaciona enfrente de todos y enseguida se baja para luego abrirme la puerta, Rica abre la puerta trasera, un poco enojada, parece ser que esperaba a que él también le abriera la puerta, pero paso de ella completamente. Me ayuda a bajar ya que tengo entumidas las piernas.Licaón mira de forma expectante a que todos terminen de bajar
Termino de lavar lo que usamos y de acomodarlo en su lugar, pero me da miedo volver al cuarto, después de escuchar esa amenaza, no me dan muchas ganas de volver, pero tengo que hacerlo, de lo contrario Reese saldrá y me dará caza. Trago saliva con dificultad y camino de regreso al cuarto, arrastrando un poco los pies.Me paro frente a la puerta del cuarto y la abro un poco, asomando la cabeza de forma tímida, mis nervios están a flor de piel al ver que Reese no está, entro al cuarto cerrando la puerta con mucho cuidado, luego me quito la ropa y la pongo en su lugar, después me trasformo en zorra y me escondo debajo de las almohadas, no puedo dejar de temblar.—¿¡En donde se ha metido Reese?! Me recuerda mucho a la vez que me persiguió por el bosque, sólo espero que ahora no me tome del cuello como en esa ocasión.La puerta del cuarto se abre de forma escalofriante, asomo un poco la cabeza y veo a Reese transformado en lobo entrar al cuarto, olfatea el aire y luego vuelve a salir, ahor
—Yo no pienso irme sin Reese— Me paro frente a mi abuelo, esperando a que ceda.—Puedes traerlo, lo que me importa es llevarte a ti y a tu hermana, necesitan un entrenamiento adecuado y por lo visto, tu madre ha sido irresponsable con eso también.—No puedo dejar que Reese se vaya, lo necesitamos en la aldea.—¿Y tú piensas que voy a quedarme aquí de brazos cruzados mientras me apartan de mi hembra? De ninguna manera, si tengo que irme con ella, lo haré, no lo dudes— La forma en como le habla a su padre es retadora y no me imagino la forma en cómo debe estarlo mirando.—Te necesito al cien Reese, la aldea te necesita.Observo por unos instantes al alfa, que se soba las cienes frustrado por la situación; y yo que pensaba que las cosas iban a ser tranquilas y calmadas, nunca me espere que fueran a dar un revés tan complicado ¿Acaso no pueden ser las cosas fáciles al menos una vez? Por lo visto no.—Si no piensas cumplir con tu palabra, entonces no veo razones por las cuales ayudarte, as
—Entonces ¿Qué propones? No podemos mandar a nuestra gente a combatir algo para lo que no están preparados, no.… sería una estupidez muy grande.—Bueno... hay formas de combatirla, pero requiere de un largo y extenso entrenamiento, mi hijo mayor puede entrenar a tus hombres para eso... claro, si es que están dispuestos a seguir las ordenes de un kitsune.—Anciano... ¿Qué tanto sabes sobre nuestra némesis?—He vivido demasiados siglos y le he transmitido gran parte de mis conocimientos a mis hijos mayores, es la ventaja de ser un inmortal.Parece ser que Licaón no tenía conciencia de que mi abuelo fuera un inmortal y lo digo por la cara que trae, para añadirle la cereza al pastel, mi abuelo enseña con mucho orgullo sus nueve colas, haciendo que todo el mundo suelte un jadeo de sorpresa.—¿Ahora si piensas escucharme? No te estoy diciendo como debes manejar a tu aldea, pero sería bueno que escuches los consejos de este viejo, que ha vivido más siglos que tú.Asiente levemente con la cab
—Lo que nos alegra de ustedes, es que han aprendido a amarse y eso es importante, porque, aunque sean marcadas por amor, a veces las cosas no siempre resultan, ver como hacen un ritual de separación es doloroso.—Pero ustedes van de maravilla, sigan así jóvenes cachorros.Sin decir nada más se van, mi abuela se ha colgado del brazo de su pareja feliz y contenta, sus colas no paran de moverse. Una vez que se pierden de mi vista, regreso la mirada a mi prima, que tiene la boca abierta que parece que se le va a caer la quijada en cualquier momento.—¿Sucede algo? — Ladeo un poco la cabeza al ver su reacción.Sus ojos parece que se le van a salir de sus cuencas de un momento a otro, Reese y yo nos miramos sorprendidos por su reacción y no la entendemos. Cuando por fin sale de su trance me voltea a ver y luego frunce un poco el ceño.—¿De verdad son tus abuelos?—Sí, son los papás de mi mamá ¿Por qué?—¡Es increíble, no me lo puedo creer! — Grita molesta mientras camina de un lado a otro c
—Bueno, aquí está su instructor, ahora si nos disculpa... tenemos que entrenar a nuestra nieta.—¿Por qué tengo que ir yo? Tengo más hermanos.—Eres el mayor, además, sirve que pasas tiempo con tu hermana.Mi tío no se ve para nada convencido de las palabras de su padre, pero no le queda otra alternativa, se cruza de brazos y me observa con atención, sus ojos son de un rojo opaco ¿acaso será la misma situación que con los hermanos de Reese?—No te pareces en nada a tu madre, pero eres el vivo retrato de tu abuela...—Gracias.... — Bajo la mirada apenada, no sé qué más decirle a mi tío, me intimida igual o quizás más que mi suegra.—Aprende a controlar tus emociones, necesitas meditar más.—Es una hibrida, es normal que se deje llevar por sus sentimientos.—De igual forma, necesita meditar más— Carraspea la garganta. —Como sea, me voy a entrenar a los guerreros de Licaón, los veo luego.Reese y mi tío se van, dejándome sola con mis abuelos, pero antes de irnos me piden que vaya a busca