—Yo no pienso irme sin Reese— Me paro frente a mi abuelo, esperando a que ceda.—Puedes traerlo, lo que me importa es llevarte a ti y a tu hermana, necesitan un entrenamiento adecuado y por lo visto, tu madre ha sido irresponsable con eso también.—No puedo dejar que Reese se vaya, lo necesitamos en la aldea.—¿Y tú piensas que voy a quedarme aquí de brazos cruzados mientras me apartan de mi hembra? De ninguna manera, si tengo que irme con ella, lo haré, no lo dudes— La forma en como le habla a su padre es retadora y no me imagino la forma en cómo debe estarlo mirando.—Te necesito al cien Reese, la aldea te necesita.Observo por unos instantes al alfa, que se soba las cienes frustrado por la situación; y yo que pensaba que las cosas iban a ser tranquilas y calmadas, nunca me espere que fueran a dar un revés tan complicado ¿Acaso no pueden ser las cosas fáciles al menos una vez? Por lo visto no.—Si no piensas cumplir con tu palabra, entonces no veo razones por las cuales ayudarte, as
—Entonces ¿Qué propones? No podemos mandar a nuestra gente a combatir algo para lo que no están preparados, no.… sería una estupidez muy grande.—Bueno... hay formas de combatirla, pero requiere de un largo y extenso entrenamiento, mi hijo mayor puede entrenar a tus hombres para eso... claro, si es que están dispuestos a seguir las ordenes de un kitsune.—Anciano... ¿Qué tanto sabes sobre nuestra némesis?—He vivido demasiados siglos y le he transmitido gran parte de mis conocimientos a mis hijos mayores, es la ventaja de ser un inmortal.Parece ser que Licaón no tenía conciencia de que mi abuelo fuera un inmortal y lo digo por la cara que trae, para añadirle la cereza al pastel, mi abuelo enseña con mucho orgullo sus nueve colas, haciendo que todo el mundo suelte un jadeo de sorpresa.—¿Ahora si piensas escucharme? No te estoy diciendo como debes manejar a tu aldea, pero sería bueno que escuches los consejos de este viejo, que ha vivido más siglos que tú.Asiente levemente con la cab
—Lo que nos alegra de ustedes, es que han aprendido a amarse y eso es importante, porque, aunque sean marcadas por amor, a veces las cosas no siempre resultan, ver como hacen un ritual de separación es doloroso.—Pero ustedes van de maravilla, sigan así jóvenes cachorros.Sin decir nada más se van, mi abuela se ha colgado del brazo de su pareja feliz y contenta, sus colas no paran de moverse. Una vez que se pierden de mi vista, regreso la mirada a mi prima, que tiene la boca abierta que parece que se le va a caer la quijada en cualquier momento.—¿Sucede algo? — Ladeo un poco la cabeza al ver su reacción.Sus ojos parece que se le van a salir de sus cuencas de un momento a otro, Reese y yo nos miramos sorprendidos por su reacción y no la entendemos. Cuando por fin sale de su trance me voltea a ver y luego frunce un poco el ceño.—¿De verdad son tus abuelos?—Sí, son los papás de mi mamá ¿Por qué?—¡Es increíble, no me lo puedo creer! — Grita molesta mientras camina de un lado a otro c
—Bueno, aquí está su instructor, ahora si nos disculpa... tenemos que entrenar a nuestra nieta.—¿Por qué tengo que ir yo? Tengo más hermanos.—Eres el mayor, además, sirve que pasas tiempo con tu hermana.Mi tío no se ve para nada convencido de las palabras de su padre, pero no le queda otra alternativa, se cruza de brazos y me observa con atención, sus ojos son de un rojo opaco ¿acaso será la misma situación que con los hermanos de Reese?—No te pareces en nada a tu madre, pero eres el vivo retrato de tu abuela...—Gracias.... — Bajo la mirada apenada, no sé qué más decirle a mi tío, me intimida igual o quizás más que mi suegra.—Aprende a controlar tus emociones, necesitas meditar más.—Es una hibrida, es normal que se deje llevar por sus sentimientos.—De igual forma, necesita meditar más— Carraspea la garganta. —Como sea, me voy a entrenar a los guerreros de Licaón, los veo luego.Reese y mi tío se van, dejándome sola con mis abuelos, pero antes de irnos me piden que vaya a busca
Mi entrenamiento se ha vuelto bastante intenso, al punto que no puedo ni levantarme del suelo, miro hacia Reese y veo que está sentado en la cama leyendo uno de los libros que le regaló mi madre, yo apenas puedo tener los ojos abiertos. —¿Cómo es que tienes energía para leer? —El entrenamiento de tu tío no es nada comparado con lo que he recibido toda mi vida, además— Baja el libro y me voltea a ver, para luego depositar un pequeño beso en mi mejilla. —Lo de él es más meditación y control de emociones... al menos de momento. Un pequeño refunfuño se me escapa y hundo mi cara en la almohada, paso mis manos por mi cabellera roja y la revuelvo con toda la flojera del mundo, después de hacer mi pequeño berrinche regreso la vista a mi esposo, que me dedica una enorme sonrisa. —Por cierto... mañana nos vamos a ver a los hombres oso ¿No? —Si... quién lo diría, la semana ha pasado volando. —¡Dilo por ti! — Exclamo un poco enojada. —Para mí, esta semana ha pasado de forma lenta y dolorosa,
Luego de mucho viajar, por fin llegamos a un pequeño pueblo, todo se ve tan... ¿Cómo decirlo? Tranquilo, familiar, hay muchas personas caminando de un lado a otro a pesar de que es de noche, muchos locales están abiertos, invitándote a entrar con sus brillantes y llamativos letreros con luces de neón, también veo a muchas familias andando de un lado a otro.—Qué lugar tan acogedor.—Está apartado de todo, las noticias de la oscuridad no les han llegado al parecer, esperemos que podamos controlar la situación antes de que las malas noticias lleguen acá.—Espero que sí, sería una pena que toda esta paz se vea interrumpida por algo tan siniestro.Debido a que Reese está manejando lento, un policía nos detiene y pidiéndole al conductor que baje su ventanilla. Apenas la baja, un aire fresco se cuela por ella, trayendo consigo un aroma a comida muy deliciosa, esto hace que mi estómago ruja de hambre.—Oficial.—Está manejando a menos de lo permitido.—Lo sé, pero mi esposa quería ver con at
—Hora de seguir con nuestro camino.—Para ser honesta, preferiría no ir... me da un poco de miedo tener que ver a un hombre oso... sería la primera vez que veo uno.—Tranquila, si no están en época de apareamiento, son gente muy bonachona y sociable, nada de lo que debas preocuparte.Una risa nerviosa se me escapa mientras me pongo el cinturón de seguridad, nos ponemos en marcha.—Por cierto, vamos a buscar un lugar donde desayunar.Asiento con la cabeza y miro hacia afuera, pese a que es muy temprano, hay muchas personas andando, también hay personas en bicicleta. Me pierdo viendo el tranquilo paisaje, como me gustaría vivir en un lugar así.Viajamos por dos días más hasta que por fin llegamos hasta la frontera, miro de reojo a Reese y noto que está ansioso, un ligero suspiro se me escapa y me acomodo en mi asiento al tiempo que juego con mis manos de forma nerviosa.—Gaia... como siento la tensión— Me giro un poco hacia él. —Reese, siento que no puedo hacerlo... de verdad no me sien
—Supongo... que no— Me encojo un poco de hombros al no saber qué contestarle.—Es normal Donna, no podemos ofrecer nuestra ayuda sin recibir nada a cambio, pero eso no significa que siempre es así, primero tenemos que asegurarnos de que son gente de fiar, gente a la que podamos acudir si algo malo surge.—¿Verdaderos aliados?—Así es, con la oscuridad acechando en cada esquina, no puedes fiarte de cualquiera, en especial porque los primeros síntomas de corrupción son imperceptibles a simple vista, se empieza a manifestar de forma más notoria cuando el cambia formas ha sido corrompido casi en su totalidad.—N-No.… sabia eso.—Por eso me preocupas, Donna, tu olfato no ayuda en lo absoluto y tu sensibilidad a la oscuridad es nula ¿Te ha dicho algo tu abuelo con respecto a ese problema?—Me dijo que... no es algo que se pueda cambiar, ni siquiera con magia, lo siento.Se detiene de forma repentina, luego me toma entre sus brazos y me estruja contra su pecho con algo de fuerza, coloca su b