Capítulo 40

—Puedo caminar por mi cuenta, sabes.

—Lo sé, pero la verdad es que me gusta tenerte entre mis brazos, en especial porque estando en esta forma te ves pequeña y frágil...

Luego de un rato llegamos al bosque del campus, para ser más precisos, el lugar en donde me marcó como suya, luego me deposita sobre el suelo con delicadeza y se empieza a transformar en humano; escuchar como sus huesos se reacomodan y se mueven da un poco de repelús. Una vez que termina de transformarse, me toma entre sus brazos y besa mi cuello.

Sentir sus labios sobre mi piel hacen que suelte un ligero gemido de placer, pongo una de mis manos sobre su cabellera y tiro de él con un poco de fuerza, mi cuerpo se estremece y un calor abrazador se extiende por todo mi cuerpo, al punto que una pequeña gota de sudor recorre mi espalda hasta perderse en mi espalda baja.

—Reese...

—Donna... esta noche.... has empezado.... — Su voz ronca y sensual me enloquece. —Por Gaia... hueles tan bien...

Me muerdo el labio inferior con
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