—Puedo caminar por mi cuenta, sabes.—Lo sé, pero la verdad es que me gusta tenerte entre mis brazos, en especial porque estando en esta forma te ves pequeña y frágil...Luego de un rato llegamos al bosque del campus, para ser más precisos, el lugar en donde me marcó como suya, luego me deposita sobre el suelo con delicadeza y se empieza a transformar en humano; escuchar como sus huesos se reacomodan y se mueven da un poco de repelús. Una vez que termina de transformarse, me toma entre sus brazos y besa mi cuello.Sentir sus labios sobre mi piel hacen que suelte un ligero gemido de placer, pongo una de mis manos sobre su cabellera y tiro de él con un poco de fuerza, mi cuerpo se estremece y un calor abrazador se extiende por todo mi cuerpo, al punto que una pequeña gota de sudor recorre mi espalda hasta perderse en mi espalda baja.—Reese...—Donna... esta noche.... has empezado.... — Su voz ronca y sensual me enloquece. —Por Gaia... hueles tan bien...Me muerdo el labio inferior con
Cansados, me recuesta sobre el suelo con lentitud, pensando que Reese está exhausto, pero la realidad es otra, toma mi rostro con una de sus manos y con su simple mirada me lo dice todo, yo le dedico una sonrisa cómplice y me vuelve a embestir de forma salvaje. Nuestros gritos se vuelven a escuchar en poco tiempo.A la mañana siguiente me despierto con los primeros rayos del sol, me tallo los ojos con pereza al tiempo que un bostezo se me escapa, trato de levantarme, pero no puedo, el enorme brazo de Reese está sobre mí impidiéndome levantarme, me giro hacia él y me da mucha ternura verlo dormir... se ve tan encantador. Con mucha dificultad logro liberar mi brazo derecho y acaricio el contorno de su rostro al tiempo que paso algunos mechones de su cabello para atrás.Él se mueve un poco al sentir mi tacto, un fuerte suspiro se le escapa, se pone bocarriba y cuando lo hace me pone sobre su pecho, apoyo mi cabeza sobre su torso y escucho con claridad su respiración haciendo que me relaj
—Entiendo, en un rato le llamo, pero volviendo al tema ¿Vas a necesitar que nos unamos a la caza?—No, tengo a tus hermanos trabajando en ello y lo mejor será no ponerte en riesgo... quiero pensar que ahora si hiciste tu trabajo.Reese me voltea a ver y me dedica una sonrisa picarona, yo desvío la mirada enseguida mientras el rubor se apodera de mí.—Si padre, pero eso no significa que...—Dije que no, cachorro.... no puedo arriesgarme a que todos mis hijos se lancen a la oscuridad, cuento contigo Reese.... todos contamos con ustedes.Él resopla con fuerza y se soba las cienes, puedo notar que esas palabras le hacen mucho peso sobre los hombros; es verdad.... ahora que lo recuerdo, el día que lo conocí me dijo que toda su tribu tiene las esperanzas puestas en ellos, en especial en Reese, madre Gaia, no me imagino la carga que debe sentir en estos momentos.—Está bien padre, sólo.... no me dejen al margen de todo esto, quiero estar al tanto también.—Sí, nosotros también los mantendrem
Un enorme alivio se apodera de mí, ya que por fin esa “tortuosa” semana de Gaia ha acabado, con esto, él debe de estar más tranquilo y no me va a molestar por un largo rato... eso creo, eso quiero pensar. Acostada en mi cama, miro mi teléfono de forma hipnótica, tengo mi conversación con mi madre abierta y tengo ganas de escribirle... al final termino bloqueando el teléfono y arrojándolo sobre la cama como si fuera el objeto más aborrecible del mundo.Cierro los ojos de forma breve y pongo mis manos sobre mi vientre, escuchar los latidos de mis crias me tranquiliza, pero no lo suficiente, tengo que decirle a mis padres o mi hermana sobre mi embarazo, pero ¿¡Cómo!? No quiero ver esa expresión de decepción en sus rostros, no lo soportaría. Frustrada me revuelco en la cama, al final termino metiéndome entre las sábanas, deseando que todo este problema se resuelva solo.Como todos los miércoles, mi amiga y yo salimos a las gradas a tomar un poco de aire fresco; ni siquiera a mi mejor amig
Me siento en la orilla de la cama y tomo mi teléfono que está sobre mi mesita de noche, apresurada busco el número de Reese, pero estoy tan nerviosa que no puedo, así que termino por irme del edificio a refugiarme en el lugar en donde Reese me marcó como suya, mi instinto me dice que es un lugar ideal para traer al mundo a mis crias. En el camino trato de enviarle un mensaje a mi pareja, pero mis nervios me traicionan y no puedo, mi mente está hecha un caos y me cuesta bastante trabajo organizar las ideas en mi cabeza. Frustrada, decido dejarlo y apresuro mi paso a llegar cuanto antes a mi refugio.Llego al lugar y me transformo en zorra, me meto en aquel agujero y empiezo con mi con mi labor de parto; no me gusta para nada estar sola en estos momentos, desearía que él estuviera aquí. Esa vibración se cuela por mi garganta, incluso en estos momentos mi instinto como pareja de Reese sale a flote, sólo espero que llegue a tiempo.Un chillido de dolor se me escapa, mi respiración de agit
—Ha estado en el gimnasio toda la mañana y no ha desayunado, es por eso que le dije que se fuera... cuando está de mal humor, no es alguien agradable, creeme.Karla se une a nosotros y se queda haciendo cola a mi lado. Cuando por fin es nuestro turno, un increíble deja vú ocurre, Bianca me empuja, pero yo le doy la espalda para que no golpee a mis crias.—Apartate, que no estoy de humor....Decido no contestarle y hacerme a un lado, al notar que no le digo nada, me voltea a ver con el ceño fruncido, sus ojos enseguida se posan sobre mi bolsita delantera, curva los labios en forma de desagrado y me observa con detenimiento.—¿Qué tienes ahí, rarita? No me digas que necesitas un peluche para la depresión— Dice en tono burlón mientras se acerca a mí.—No es asunto tuyo, agarra tu comida y dejame tranquila.Ella bufa con incredulidad y en un abrir y cerrar de ojos, me encuentro forcejeando con Bianca, que insiste en querer ver que tengo ahí escondido, veo como sus manos se aferran a la bo
Me resigno ante la idea y me recuesto frente a él atisbando la mirada en su dirección al tiempo que suelto un pequeño chillido de tristeza, sus ojos dorados me observan de forma seria y no muestra señal alguna de vaya a ceder.El enorme lobo mueve las orejas y luego toma su forma humana, me voltea a ver y se sienta en el suelo, me acerco a él acurrucándome a su lado.—Reese, tu padre te está buscando.La voz de Gabriel llega a mis oídos, me levanto del lugar y estoy por regresar con mis crias, pero Reese me agarra por debajo del pecho y me toma entre sus brazos. Volteo a verlo y le golpeo la cara con una de mis patas delanteras, molesta por cómo me ha agarrado.—Tienes un pelaje bastante esponjoso... me gusta.—Gracias, Karla me cepilla casi todos los días.—A partir de ahora, yo lo haré— Refunfuña molesto.Gabriel aparece a nuestra izquierda, extendiendo su teléfono en nuestra dirección. El peludo lo toma el celular y pone en altavoz la llamada, toma una gran bocanada de aire y la de
—Descuida, es normal.—Por cierto... ¿Qué hora es?Se levanta de la cama y camina hacia el escritorio, toma su teléfono y enciende la pantalla, al ver la hora, resopla con fuerza y se vuelve a sentar a mi lado; su expresión de fastidio me da mucha risa.—Son las cinco de la mañana... Dios bendito....Antes de que pueda decir algo más, tocan a la puerta del cuarto, mi amiga enseguida atiende y la abre un poco, asomando levemente la cabeza. Una vez que sabe quién está al otro lado de la puerta, la abre de par en par y lo invita a pasar. Como era de esperar, Reese entra al cuarto y me voltea a ver para luego acercarse a nosotros.—Espero les hayan dejado dormir.—Sí, sólo se acaban de despertar ahorita y me sorprende que sean muy tranquilos.Una vez que terminan de comer se separan de mí y de forma torpe caminan por la cama, olfateando el olor de su padre y tratan de seguirlo, dos de ellos enseguida lo encuentran, pero el tercero no logra encontrarlo, parece ser que tampoco tiene un olfa