—Entiendo, en un rato le llamo, pero volviendo al tema ¿Vas a necesitar que nos unamos a la caza?—No, tengo a tus hermanos trabajando en ello y lo mejor será no ponerte en riesgo... quiero pensar que ahora si hiciste tu trabajo.Reese me voltea a ver y me dedica una sonrisa picarona, yo desvío la mirada enseguida mientras el rubor se apodera de mí.—Si padre, pero eso no significa que...—Dije que no, cachorro.... no puedo arriesgarme a que todos mis hijos se lancen a la oscuridad, cuento contigo Reese.... todos contamos con ustedes.Él resopla con fuerza y se soba las cienes, puedo notar que esas palabras le hacen mucho peso sobre los hombros; es verdad.... ahora que lo recuerdo, el día que lo conocí me dijo que toda su tribu tiene las esperanzas puestas en ellos, en especial en Reese, madre Gaia, no me imagino la carga que debe sentir en estos momentos.—Está bien padre, sólo.... no me dejen al margen de todo esto, quiero estar al tanto también.—Sí, nosotros también los mantendrem
Un enorme alivio se apodera de mí, ya que por fin esa “tortuosa” semana de Gaia ha acabado, con esto, él debe de estar más tranquilo y no me va a molestar por un largo rato... eso creo, eso quiero pensar. Acostada en mi cama, miro mi teléfono de forma hipnótica, tengo mi conversación con mi madre abierta y tengo ganas de escribirle... al final termino bloqueando el teléfono y arrojándolo sobre la cama como si fuera el objeto más aborrecible del mundo.Cierro los ojos de forma breve y pongo mis manos sobre mi vientre, escuchar los latidos de mis crias me tranquiliza, pero no lo suficiente, tengo que decirle a mis padres o mi hermana sobre mi embarazo, pero ¿¡Cómo!? No quiero ver esa expresión de decepción en sus rostros, no lo soportaría. Frustrada me revuelco en la cama, al final termino metiéndome entre las sábanas, deseando que todo este problema se resuelva solo.Como todos los miércoles, mi amiga y yo salimos a las gradas a tomar un poco de aire fresco; ni siquiera a mi mejor amig
Me siento en la orilla de la cama y tomo mi teléfono que está sobre mi mesita de noche, apresurada busco el número de Reese, pero estoy tan nerviosa que no puedo, así que termino por irme del edificio a refugiarme en el lugar en donde Reese me marcó como suya, mi instinto me dice que es un lugar ideal para traer al mundo a mis crias. En el camino trato de enviarle un mensaje a mi pareja, pero mis nervios me traicionan y no puedo, mi mente está hecha un caos y me cuesta bastante trabajo organizar las ideas en mi cabeza. Frustrada, decido dejarlo y apresuro mi paso a llegar cuanto antes a mi refugio.Llego al lugar y me transformo en zorra, me meto en aquel agujero y empiezo con mi con mi labor de parto; no me gusta para nada estar sola en estos momentos, desearía que él estuviera aquí. Esa vibración se cuela por mi garganta, incluso en estos momentos mi instinto como pareja de Reese sale a flote, sólo espero que llegue a tiempo.Un chillido de dolor se me escapa, mi respiración de agit
—Ha estado en el gimnasio toda la mañana y no ha desayunado, es por eso que le dije que se fuera... cuando está de mal humor, no es alguien agradable, creeme.Karla se une a nosotros y se queda haciendo cola a mi lado. Cuando por fin es nuestro turno, un increíble deja vú ocurre, Bianca me empuja, pero yo le doy la espalda para que no golpee a mis crias.—Apartate, que no estoy de humor....Decido no contestarle y hacerme a un lado, al notar que no le digo nada, me voltea a ver con el ceño fruncido, sus ojos enseguida se posan sobre mi bolsita delantera, curva los labios en forma de desagrado y me observa con detenimiento.—¿Qué tienes ahí, rarita? No me digas que necesitas un peluche para la depresión— Dice en tono burlón mientras se acerca a mí.—No es asunto tuyo, agarra tu comida y dejame tranquila.Ella bufa con incredulidad y en un abrir y cerrar de ojos, me encuentro forcejeando con Bianca, que insiste en querer ver que tengo ahí escondido, veo como sus manos se aferran a la bo
Me resigno ante la idea y me recuesto frente a él atisbando la mirada en su dirección al tiempo que suelto un pequeño chillido de tristeza, sus ojos dorados me observan de forma seria y no muestra señal alguna de vaya a ceder.El enorme lobo mueve las orejas y luego toma su forma humana, me voltea a ver y se sienta en el suelo, me acerco a él acurrucándome a su lado.—Reese, tu padre te está buscando.La voz de Gabriel llega a mis oídos, me levanto del lugar y estoy por regresar con mis crias, pero Reese me agarra por debajo del pecho y me toma entre sus brazos. Volteo a verlo y le golpeo la cara con una de mis patas delanteras, molesta por cómo me ha agarrado.—Tienes un pelaje bastante esponjoso... me gusta.—Gracias, Karla me cepilla casi todos los días.—A partir de ahora, yo lo haré— Refunfuña molesto.Gabriel aparece a nuestra izquierda, extendiendo su teléfono en nuestra dirección. El peludo lo toma el celular y pone en altavoz la llamada, toma una gran bocanada de aire y la de
—Descuida, es normal.—Por cierto... ¿Qué hora es?Se levanta de la cama y camina hacia el escritorio, toma su teléfono y enciende la pantalla, al ver la hora, resopla con fuerza y se vuelve a sentar a mi lado; su expresión de fastidio me da mucha risa.—Son las cinco de la mañana... Dios bendito....Antes de que pueda decir algo más, tocan a la puerta del cuarto, mi amiga enseguida atiende y la abre un poco, asomando levemente la cabeza. Una vez que sabe quién está al otro lado de la puerta, la abre de par en par y lo invita a pasar. Como era de esperar, Reese entra al cuarto y me voltea a ver para luego acercarse a nosotros.—Espero les hayan dejado dormir.—Sí, sólo se acaban de despertar ahorita y me sorprende que sean muy tranquilos.Una vez que terminan de comer se separan de mí y de forma torpe caminan por la cama, olfateando el olor de su padre y tratan de seguirlo, dos de ellos enseguida lo encuentran, pero el tercero no logra encontrarlo, parece ser que tampoco tiene un olfa
Veo a la distancia la entrada de la aldea, rodeo el brazo de Reese con el mío y lo aprieto suavemente, respirar se me hace bastante difícil en estos momentos, tengo ganas de huir y no volver, pero es algo que debo hacer.La camioneta se detiene, justo después de pasar la enorme puerta de madera, unas vallas de troncos protegen los alrededores de la aldea, me recuerda mucho a los asentamientos del siglo XVIII. Todos estamos callados, el ambiente se ha vuelto bastante tenso.—Llegamos— Avisa el Beta en un tono cansado. —No se agobien por esto, vayan a descansar y pasen a saludar, todos les han echado de menos.—Es fácil para ti decirlo papá, tu no vas a ver interrogado por el Alfa.—Gabriel, he convivido con el Alfa desde hace años ¿De verdad piensas que me pondría nervioso? — El señor se ríe de forma breve. —Anda, que tu madre te está esperando y está emocionada por verte.El Beta se baja del coche y cierra la puerta con suavidad. En el momento que él baja, todos soltamos un fuerte res
El carro de mis padres se detiene a cierta distancia de nosotros, ellos bajan del auto y me apresuro a ellos, emocionada de verlos por fin. Mi madre me toma entre sus brazos y me abraza con todas sus fuerzas, yo evito que apretuje a mis pobres crias.—¡DONNA! — Me grita al oído. —¡MADRE GAIA, BENDITA SEAS POR CUIDAR DE MI CRIATURA!—No hace falta que me grites al oído mamá... te escucho a la perfección— Le reprocho con dificultad, ya que me está estrujando con bastante fuerza.—No me lo puedo creer.... ¿Ella... es tu cría?Madre al escuchar la voz del Alfa se encrespa, poniéndose delante de mí.... como si tratara de protegerme de un depredador. Le tomo del brazo y tiro suavemente de ella, esperando a que salga de su enojo, pero eso no ocurre, ella realmente me está protegiendo de él.—No te enojes Yune, de hecho.... soy yo el que debería estar enojado ¿No te parece? — Los ojos del Alfa se posan sobre mi padre, que está parado a lado de nosotras, no me había fijado de que él estaba ya