10. Es una traidora

10

Evelyn

Caímos rendidos a la pasión, sin pensar en nada más que en el momento. La intensidad del Lilakuu siempre nos consumía, y esta vez no fue la excepción.

A la mañana siguiente, la luz del alba filtrándose entre los árboles me despertó. Sentí el fresco del amanecer sobre mi piel desnuda y, al abrir los ojos, observé mi cuerpo cubierto de marcas. Resoplé con fastidio.

Cada luna llena era lo mismo.

Cerverus siempre se excedía.

Me cubrí rápidamente con las manos y me incorporé con torpeza. Mi cuerpo aún estaba sensible, y aunque mis heridas de la batalla habían sanado, las marcas que él había dejado en mí seguían ahí, recordándome lo ocurrido.

Bufé, levantándome con cuidado. Necesitaba taparme. Miré a mi alrededor hasta encontrar un matorral alto y corrí hacia él para buscar algo con qué cubrirme antes de regresar a la casa.

Cerverus… No, Magnus, había licuado mi cerebro con sus estúpidas hormonas de apareamiento.

—¿A dónde vas? —La voz profunda de Magnus me
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