—¿Crees que con toda esta comida el humor de KC mejore? —comentó Agony, mirando con asombro la gran mesa repleta de platos como si estuvieran a punto de celebrar un banquete. —No lo sé, pero sé que algo hará —contestó Hope, sonriendo al pensar en el voraz apetito de KC. La conocía lo suficiente como para saber que ese pequeño gesto la conmovería, al menos un poco. —Todo huele delicioso —soltó la bruja, tomando un par de papas fritas y probándolas con satisfacción—. Tu comida nunca decepciona. Hope sonrió, disfrutando del halago. Pero su sonrisa se desvaneció cuando Agony, de repente, bajó la mirada. —Lo siento —dijo ella en voz baja, y Hope supo al instante a qué se refería—. No debí irme como lo hice, ni dejar de hablar contigo. Realmente, ni siquiera sé exactamente por qué me alejé, pero… tú no te lo merecías. Hope terminó de acomodar el ultimo plato mientras la escuchaba. Estaba inmóvil, al lado de la mesa una vez que la bruja no habló más. No podía negar que se sintió herido
—¿Qué quieres decir con que la loba se volvió un espectro? La gruesa voz del Alfa de la manada resonó por toda la sala. En un sillón, siendo atendida por heridas aparentemente profundas, estaba una joven de tez morena, quien relataba con gran esfuerzo la pelea que tuvo lugar en la discoteca, donde se divertía con otros miembros de la manada. La chica le explicó que no sabía cómo había ocurrido, pero los testigos le aseguraban que justo cuando un vampiro intentó alejarla, la loba se volvió como un espectro y atravesó al vampiro, desapareciendo de su vista. Krono, el Alfa, no daba crédito a lo que escuchaba. ¿Una loba capaz de volverse un espectro? Solo en su vida había conocido a dos lobas capaces de hacer eso: una de ellas estaba muerta y el paradero de la otra era un misterio. Pero solo pensar que podría ser la misma le provocaba un punzante dolor de cabeza. El hombre de tez oscura ordenó que llevaran a la chica a recuperarse y le aseguró que investigaría sobre esa loba. Acto seg
—Dame una razón válida para querer ir a la universidad.—En vez de eso te voy a dar una advertencia. Si no vas destruiré tu colección de patinetas, una por una, además de bloquear todas tus cuentas y quemar cualquier dinero en efectivo que tengas guardado.La chica morena de cabello rizado sintió su cuerpo temblar con cada palabra amenazante de la mujer con cabello blanco que tenía al frente.—No te atreverías, Destiny Dei Sanguinum – la suplica iba implícita en cada palabra que esta pronunciaba, sin embargo, la respuesta solo le hizo temblar aún más.—¿Me estás retando, Kya Clancy? – escuchar su nombre completo de la boca de su madre adoptiva era peor que la tortura en el infierno, o eso pensaba, realmente no lo sabía dado que ha tenido la fortuna de nunca ir.Tragó saliva con dificultad y mirando los marrones ojos de la mujer, negó con su cabeza repetidas veces, haciendo que Destiny sonriera con superioridad y acariciara el desordenado cabello de la morena.—Buena chica. Ahora alíst
—Perfecto, primer día y ya tengo un enemigo—KC lanzaba maldiciones al aire bastante audibles, la situación anterior si bien había sido bastante tonta a su parecer logró sacarla de quicio, sumándole que su estomago había comenzado a gruñir dando señal de que ya era hora de almorzar.La cafetería del lugar por supuesto que era muy amplia, como la mayoría de los espacios. Las mesas eran las típicas cuadradas con asientos unidos a ellas, contaba también con espacios abiertos para tener una linda comida al aire libre. El menú era lo suficientemente variado para que tuviera muchas elecciones completamente distintas. La morena tomó una bandeja y se acercó a la comida para elegir su respectivo almuerzo, lo cual fue algo complicado porque todo se veía muy sabroso.Conseguir una mesa vacía fue igual o más complicado que elegir comida. Suponía que ese día todos los estudiantes estaban libres porque el lugar estaba repleto, optó por salir a la terraza y donde cada mesa a la vista estaba ocupada.
El final del día había llegado y con eso el auto de Destiny se detuvo en el estacionamiento de la universidad. Bajo la curiosa mirada de los estudiantes, salió de su lujoso auto con la elegancia que la caracterizaba como una modelo que era. Su paso era lento pero preciso, aunque no tenía idea de a donde se dirigía, solo buscaba a su pequeña cachorra con tranquilidad. La de cabellos blancos llegó hasta las múltiples canchas de deporte siguiendo el ruido dentro de estas, y allí la vio junto con otros dos chicos jugando con una pelota de voleibol. —KC, por favor, no seas tan ruda— El pelirrojo de pecas se quejó justo después de recibir un pelotazo cortesía de la loba, quien rodó los ojos y se cruzó de brazos. —Thomas, se supone que juegas básquet, allí suelen ser más rudos. Deja de lloriquear. Meera reía mientras buscaba la pelota cerca de la salida del gimnasio, allí se encontró con la mujer de cabello blanco y solo al verla sus ojos se abrieron en demasía, lo siguiente que escucha
Desde el gran ventanal de la oficina del director, Hope Midnight observaba la calle de las fraternidades con ojos llorosos. —Yo quiero ir— lloriqueó rodeado de montañas de papeles. La bienvenida había sido su idea y allí estaba él; encerrado en su oficina firmando y acomodando papeles como un ratón de biblioteca, aunque no por gusto. Pero se lo merecía por estar tantos meses ausente. Si bien tenía a la señorita Duke para hacerse cargo de la mayoría de las cosas en su ausencia, había cosas legales que solo el director podía tramitar, incluso tuvo que pagar multas por vencimiento de algunos documentos y licencias. Eso le enseñaría a no ausentarse nuevamente. A sus espaldas sintió la presencia de su exjefa, lo que le permitió levantarse de su escritorio y estirar la espalda. —¿Le llegó la invitación a KC a la fiesta? — el de ojos verdes caminó hasta la pequeña cocina de su oficina para calentar un poco de café y servirlo en dos tazas. —Algo tarde. Ya tenía noción de la fiesta antes
—¿Esto es todo?La mujer de cabellos blancos terminaba de apilar varias hojas en el escritorio de su amigo sin dificultad, a diferencia de Hope, quien estaba tirado en el gran sofá casi dormido.—¿Quieres más? —la respuesta había salido con sorpresa y cansancio.—No sea llorón—. dijo ella, cruzando los brazos con un tono juguetón— En la academia hago más tramites. Solo no debes dejar acumular el trabajo.—Si señora, prometo a partir de ahora estar al día con todo el papeleo.Y con eso el demonio de ojos verdes se levantó de un brinco, tomando la postura de un soldado. Destiny se acercó con hostilidad, algo que hizo al chico moverse con rapidez para escapar del golpe de su exjefa.—Idiota.Ya pasaban de las cuatro de la madrugada y por supuesto que estaba cansada, sin embargo, ayudar a Hope le había permitido mantener la mente ocupada para no volver a pensar en lo que anteriormente le atormentaba. Por suerte quince minutos después de haber terminado, recibió la llamada de KC por lo que
¿Cómo era posible que el dolor de su cabeza fuese tan fuerte? Era simplemente absurdo. La noche anterior no había bebido tanto, además de su naturaleza, su tolerancia al alcohol era lo bastante alta como para que ahora estuviera enloqueciendo con esa presión en su cabeza. ¿había ingerido su píldora de alimento esa mañana? No lo recordaba, tal vez su dolor se debía a eso, si, tal vez era eso. Con rapidez revisó su bolso con la misión de conseguir una de sus anheladas píldoras, sin embargo, se encontró con la sorpresa de que le faltaba la caja completa donde las guardaba. Pánico. Judas Mornigstar estaba entrando en pánico. Su madre iba a matarlo, no podía haberlas perdido, pero tampoco recordaba haberlas sacado de su bolso el día anterior o esa mañana, de hecho, nunca las sacaba de allí. —¿Se encuentra bien, joven Morningstar? La voz de su profesor le hizo mirar al frente. Por un par de minutos se había olvidado que estaba en clases, Merlin estaba sentado a su lado mirándole con