―¡Papá! ―Tanik lo miró furiosa lo que hizo reír a todos. ―Estoy muy chiquita para esto, ¿Lo has olvidado? ―Tanok resopló. ―No cometeré el mismo error que cometí con tu hermana. ―Negó. ―No porque yo encontré a su madre después de casi mil años, debo obligarlas a ustedes a lo mismo. ―Suspiró. ―Además
―Sal de aquí. ―Su voz gruesa la tensó, no veía esa mirada desde ya hacia tiempo y ahora ha vuelto, ¿Acaso la escuchó hablando? Pero seria algo imposible, pensó, él ya no es un lobo y no hay posibilidades de que escuche nada que no sea hablado directamente con él. ―Quedamos en algo, Huilén, no vendrí
―Debo irme. ―Resopló. ―Y no podrás salirte siempre con la tuya, papá, no siempre ese error me perseguirá, ¿Lo entiendes? ―No olvides que aquí soy yo el padre. ―La reprendió. ―Muy Diosa y todo lo que quieras, pero te doy tu par de nalgadas si es necesario. ―Huilén rodó los ojos, nunca en su vida él
―Pero no quería cargar con ese peso, amor… sé que… ―¿Acaso no quieres a un simple humano como tu pareja? ―El cortón no sorprendió tanto a Huilén como su pregunta, ella literalmente no puede ni siquiera procesar lo que ha dicho el hombre al que ama. ―¿Ser una Diosa te limita a que un simple mortal s
―No puedes enojarte solamente porque ese hombre fue amable conmigo. ―Nahil la miró muerto de los celos. ―Amor. ―Lo abrazó por el cuello. ―Él solo estaba emocionado por conocerme, por yo ser una Diosa, no por mi sexy trasero. ―Bromeó sin poder lograr su objetivo. ―Si lo hubieras visto no dirías esto
―Aaarrrggg. ―Nahil finalmente se dio el permiso de correrse en lo más profundo de su chica. ―Mierd4. ―Tembló por completo. ―Veintitrés años humanos. ―Sonrió. ―Y creo que me dará un ataque al corazón. ―La miró a los ojos sin salir de ella. ―Más me vale aguantar la transformación, no puedo seguir así.
―No hay tiempo para esto. ―Kioni la apartó de Nahil. ―Hay que subirlo ya. ―Aluhe y Tahiel se apresuraron a colocarlo sobre el altar. ―Hecho. ―Tahiel tomó en brazos a su hermana para quitarla del camino, no deja de chillar. ―Debes calmarte. ―Kioni la miró a los ojos. ―Contrólate, Huilén, muerto o n
―No. ―La detuvo. ―No quiero que él se arriesgue, es muy joven todavía. ―Tanik asintió. ―Bien, debes convertirte, ¡Vamos! ―Exigió ansiosa. ―Diosito, sabes que soy buena. ―Respiró hondo al ver al enorme dragón dándole el permiso para montar en su espalda. ―Bien, vuela hacia ella y atrápala. ―Duke no