―No le habrás dicho que Nahil estaba conmigo, ¿No? ―Ikal miró a su hermanita con seriedad. ―No estoy loco. ―Miró a su cuñado. ―No podrás volver con ella, te necesito aquí, varias manadas se dieron cuenta de lo que estuvo a nada de suceder y tendremos muchas juntas. ―Nahil asintió, parece una maldic
Valentina tomó de la mano a Huilén y corrieron lo más rápido que pudieron para alejarse de los chicos que la perseguían muy de cerca. Ambas con respiraciones agitadas, temblorosas y ocultándose lo más que podían, avanzaron echando una que otra mirada a sus espaldas. ―Están cerca. ―Susurró Valentina
―Te amo. ―Valentina de lo más feliz salió de la cabaña con su hombre y al ver a su amiga con la bandera empezó a chillar.―Oh sí… oh sí… oh sí… Ganamos, sí, ganamos. ―Inició a bailar en compañía de Huilén, los chicos solamente gruñeron, son unas toca pelotas las dos. ―Muero de hambre. ―Aluhe comenz
Tanok la miró con tristeza, decepcionado de como la mujer que amaba, se deja llevar por su miedo irracional e intente acabar con la vida de su hijo, de ese ser que tanto deseaba desde ya hacía años. ―Me perdí el embarazo de los trillizos. ―La miró a los ojos. ―Perdí los primeros años de su niñez y
―Creí que te quedabas durmiendo con mi madre. ―Tahiel no abrió los ojos. ―Tres horas, Valentina. ―Estaba en la habitación del final, Tahiel, no estaba con un hombre ni fuera de esta casa. ―Tahiel abrió los ojos. ―¿Ahora quieres pelear conmigo? ―Endureció el gesto. ―Quizás. ―Se cruzó de brazos. ―O
Estrés, eso estaba sintiendo Valentina, no solo estaban los preparativos de la graduación de su chico, sino que tenía que estar dividida entre dos mundos debido a la ceremonia que se estaría dando. Tenía opciones, una boda humana común y corriente, o una ceremonia en el lugar donde su esposo nació
―Quizás porque no puede, nena. ―Besó su frente. ―Olvidemos el tema por hoy, ¿De acuerdo? Centrémonos en la graduación, en la madrugada debemos marcharnos al mundo sobrenatural y ahí no estarás menos estresada. ―Valentina apoyó la frente en el pecho de su chico. ―Me preguntaron si estaba embarazada.
―¿Ricardo? ―Valentina no se lo podía creer. ―¡Tahiel, basta! ―Le sujetó el brazo para que soltara el cuello del chico. ―Amor, no… ―Lo miró implorante, no quiere hacer una escena. ―Sigues siendo ese mismo niño insoportable de siempre. ―Tahiel dio un paso al frente, pero valentina se interpuso en su