―No puede ser. ―Se llevó las manos a la cabeza. ―Dime que esos niños están bien, te lo suplico. ―Lo miró aterrada.―Tranquila, fue una simple pelea de niños. ―La calmó. ―Eso fue lo que me dijo la maestra, pero aun así quiere que uno de nosotros pase a hablar con ella. ―Resopló. ―Al parecer se lo dej
―Házmelo como nunca antes. ―Exigió con tono autoritario. ―Dámelo todo, alfa. ―Tanok pasó saliva con dificultad, su mujer está en celo.―Oh mierd4. ―Cerró los ojos con fuerza, su mujer prácticamente se está atragantando con su verg4, está realmente desesperada y eso lo mata, lo hará llegar al orgasmo
Una total pesadilla es lo que está pasando Enola con la furia de su esposo, que haya recordado solamente la parte mala de toda la historia, la tiene en un estado constante de agonía. Por mucho que haga para tratar de arreglar las cosas nada parece ser suficiente, su bestia está siendo eso, una besti
No comprende nada, ¿Por qué Ikal no recuerda nada? ¿Por qué no puede entrar en la cabeza de Tanok? ¿Por qué de pronto su familia se está destruyendo desde adentro? Limpiando sus lágrimas de furia, lo comprendió, su mentira finalmente le explotó en la cara y ahora su alfa tiene una sola verdad. Ella
Enola detuvo sus pasos agradando su sonriso, solo eso deseaba, un motivo para poner a esa zorr4 en su lugar, desde el día que se tomó el atrevimiento de llevar a los niños a casa sin que nadie se lo pidiera, solo porque se había atrasado, fue su sentencia. Enola giró sobre sus talones y miró a la m
―Es él. ―Dijo Nahil incluso antes de soltar su abrigo. ―Creo que nos siguió una vez salimos del bar. ―Enola cerró los ojos, ¿Está ella dispuesta a hablar con ese tonto sin darle fin a todo el sufrimiento por el que ambos están pasando? ―Déjanos a solas. ―Nahil la miró con las cejas alzadas. ―Estaré
―Perdóname. ―Le imploró. ―No quise hacerlo. ―Enola besó sus labios para intentar calmarlo por completo. ―Todo está bien, pudiste controlarlo. ―Tanok no pudo decir nada, él sacó a la bestia y perdió el sentido de la realidad como solía hacerlo antaño, ¿Volvió a ser el mismo? ¿Acaso sufrir tanto por
―¡Me echaste de casa, Enola! ―Gritó entrando a la habitación. ―Y ahora no quieres escucharme, ¿Dime como vamos a solucionar las cosas? ―Enola deseaba con todas sus fuerzas matarlo ahí mismo por cínico.―¡Y la única razón por la que te dejo venir aquí es por nuestros hijos! ―Le dio frente. ―Pero ello